Por
Oscar Suastegui Quintero
1a. sección de la Unidad Tlatelolco. Foto Antonio Fonseca |
Kevin Lynch señala que si se
plantea bien visualmente a la ciudad, ésta puede tener un intenso significado
expresivo. En la unidad habitacional, el planteamiento visual de sus elementos
fue desde origen una de las grandes cualidades, se conjugaban remates, visuales
dirigidas, hitos reconocibles, nodos fácilmente identificables, los bordes eran
definidos por los mismos cuerpos arquitectónicos y el espacio abierto.
Actualmente, la problemática de
la unidad en cuanto a imagen urbana es notable y apremiante de resolver. Esta
varía de acuerdo a cada componente.
La imagen debe permitir que un
elemento o conjunto sean fácilmente reconocibles, esto si sucede en la unidad,
es fácilmente reconocible por su tipología arquitectónica, misma que puede ser
visualizada a lo lejos desde diversos puntos de la ciudad. Sin embargo este
reconocimiento no sucede con todos los elementos ni desde una perspectiva a
corta distancia. Si bien se continúa identificando al conjunto, éste no muestra
ningún atractivo a lo largo de los corredores visuales que se generan en sus
recorridos. Estos recorridos no solo refieren a los vehiculares, sino también
en el nivel peatonal, pues la falta de elementos de identidad o de atractivos a
lo largo de los corredores internos es una problemática constante.
Los hitos de la unidad son
reconocidos tanto por habitantes como visitantes. La torre insignia y la torre
del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) son dos de los hitos que se
reconocen a corta y larga distancia. El problema que existe en cuanto a los
hitos, son aquellos que no son fácilmente visibles ni reconocibles. Si bien las
torres por sí mismas y con las nuevas intervenciones se están convirtiendo
nuevamente en hitos urbanos no solo de la unidad, sino de la ciudad, el puente
de piedra, la glorieta de Cuitláhuac y el puente de Nonoalco muestran una falta
notable de intervención, esto genera no solo un deterioro físico, sino que se
pierda el sentido de importancia que el papel de hito les proporciona, a tal
grado, que van siendo desplazados de la memoria social del conjunto y con ello
los propios habitantes no reconocerán estos elementos.
En el mismo sentido de la
identidad y el reconocimiento, los nodos en el conjunto juegan un papel
importante, pues la mayor parte de las intersecciones se convierten en nodos
urbanos al incluir avenidas de primer orden. Sin embargo, aun con la
importancia que esto conlleva, no existe en ellas ningún tratamiento ni alguna
intervención que les permita ser reconocidas y que no solo sean elementos de
tránsito, sino que se conviertan en un umbral dentro de la ciudad, en el que se
pueda identificar la transición y el paso por la unidad. Por el contrario,
existe un deterioro notable en diversos aspectos, en el pavimento, en la
señalización horizontal, en la señalización vertical y espacios residuales sin
tratamiento en algunos de ellos. Dichos nodos no solo tienen una importancia
para el tránsito vehícular, los peatones juegan también un papel importante en
ellos, pues es aquí donde el transporte público tiene paradas establecidas,
generando entonces puntos desde donde los peatones ingresan a la unidad. Estos
espacios son altamente agresivos con el peatón, ya que existe un deterioro en
las circulaciones, en algunos falta de señalización para su cruce seguro, sin
embargo en otros si existen dichos elementos pero se convierten en
intervenciones sin trascendencia, pues su único fin es el funcional y no
existen en ningún caso intervenciones más allá de los camellones y banquetas.
Los edificios que se encuentran
en el perímetro de la unidad conformaron desde inicio por si mismos los bordes
que limitan visualmente al conjunto, sin embargo estos permitían una
permeabilidad peatonal hacia el mismo. Al paso del tiempo, la necesidad de
controlar el cruce peatonal a lo largo de las avenidas de alto flujo, obligó a
la imposición de bordes físicos, creando corredores sin actividad, corredores
que generan inseguridad ante la falta de tránsito y la sensación de “encierro”que
se tiene en ellos. Esta falta de permeabilidad peatonal ha generado una
problemática social importante al dividir, a lo largo de 2 km, la unidad de su
contexto.
Separarla del contexto es una de
las cosas que se deben evitar, pues la unidad no es un ente solitario en la
ciudad. Es un elemento que tiene relaciones peatonales, vehiculares ciclistas y
otros tipos. Aislarla solo generará más inseguridad, pues nos encerrará en una
jaula en la cual no podremos salir ante alguna eventualidad. Así mismo, es importante
relacionarnos en todos los sentidos con el entorno urbano que nos rodea, pues
esto permitirá enriquecernos en muchos sentidos, atraer más población, ser
accesibles, ser conocidos.
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