Nueva sección: Indignados
En el año del 2011 se realizaron movilizaciones en más de 40
países que podrían considerarse importantes que se pueden ejemplificar con la Primavera Árabe, el movimiento de Indignados
España, el movimiento Ocupa en
ciudades de Estados Unidos o las movilizaciones
estudiantiles en Chile y Colombia. Que en un momento dado podrían
significar una esperanza para este mundo deje de ser tan desigual.
Iniciamos en con esta nueva sección que llamaremos:
Indignados, donde publicaremos artículos de ayer y hoy que nos ayuden a
entender la situación por la que atraviesa nuestro mundo.
Manifestación en Madrid España. 2011 |
Generación sin futuro
Ignacio Ramonet
Le monde Diplomatique (edición española)
“El mundo será salvado, si puede serlo, sólo por los insumisos.” André
Gide
Primero fueron los árabes, luego los griegos, a continuación los
españoles y portugueses, seguidos por los chilenos y los isralíes; y el mes
pasado, con ruido y furia, los británicos. Una epidemia de indignación está
sublevando a los jóvenes del mundo.
Semejante a la que, desde California hasta Tokio, pasando por París,
Berlín, Madrid y Praga, recorrió el planeta en los años 1967-1968, y cambió los
hábitos de las sociedades occidentales. En una era de prosperidad, la juventud
pedía paso entonces para ocupar su puesto propio.
Hoy es diferente. El mundo ha
ido peor. Las esperanzas se han desvanecido.
Por primera vez desde hace un siglo, en Europa, las nuevas generaciones
tendrán un nivel de vidainferior al de sus padres. El proceso globalizador
neoliberal brutaliza a los pueblos, humilla a los ciudadanos, despoja de futuro
a los jóvenes. Y la crisis financiera,
con sus “soluciones” de austeridad
contra las clases medias y los humildes, empeora el malestar general. Los estados democráticos están renegando de
sus propios valores. En tales
circunstancias. La sumisión y el acatamiento son absurdos. En cambio, las ex0plosiones de indignación y
de protesta resultan normales. Y se van a multiplicar. La violencia está
subiendo...
Aunque, en concreto, el formato mismo del estallido no es semejante en
Tel Aviv y Santiago de Chile o Londres. Por ejemplo, la impetuosa detonación
inglesa se ha distinguido , por su alto grado de violencia, del resto de las
protestas juveniles, esencialmente no violentas (aunque no hayan faltado los
enfrentamientos puntuales en Atenas, Santiago de Chile y varias capitales).
Otra diferencia esencial: los amotinados ingleses, quizás por su
pertenencia de clase, no supieron verbalizar su desazón. Ni pusieron su furor
al servicio de una causa política. O de la denuncia de una iniquidad
concreta. En su guerrilla urbana, ni
siquiera saquearon con ira sistemática los bancos… Dieron la (lamentable)
impresión de que sólo las maravillas de los escaparates atizaban su rabia de
desposeídos y de frustrados. Pero, en el
fondo, como tantos otros “indignados” del mundo, estos revoltosos expresaban su
desesperación, olvidados por un sistema que ya no sabe ofrecerles ni un puesto
en la sociedad, ni un porvenir.
Un rasgo neoliberal que,de Chile a Israel, irrita particularmente es la
privatización de los servicios públicos. Porque significa un robo manifiesto
del patrimonio de los pobres. A los
humildes que no poseen nada, les queda
por lo menos la escuela pública, el hospital público, los transportes públicos,
etc. Que son gratuitos o muy baratos, subvencionados por la colectividad.
Cuando se privatizan, no sólo se le arrebata a la ciudadanía un bien que le
pertenece (ha sido costeado con sus impuestos)
sino que se desposee a los pobres de su único patrimonio. Es una doble
injusticia. Y una de las raíces de la ira actual.
A este respecto, para justificar la furia de los insurrectos de
Tottenham, un testigo declaró: “El sistema no cesa de favorecer a los ricos y
de aplastar a los pobres. Recorta el presupuesto de los servicios públicos. La
gente se muere en las salas de espera de los hospitales después de haber
esperado a un médico una infinidad de horas…”(1)
En Chile, desde hace tres meses, decenas de miles de estudiantes,
apoyados por una parte importante de la sociedad, reclaman la desprivatización
de la enseñanza (privatizada bajo la dictadura neoliberal del general Pinochet,
1973-1990). Exigen que el derecho a una educación pública de calidad sea inscrito
en la Constitución. Y explican que “la educación ya no es un mecanismo de
movilidad social. Al contrario. Es un sistema que reproduce las desigualdades
sociales” (2). A fin de que los pobres sean pobres para la eternidad…
En Tal Aviv, el 6 de agosto pasado, al grito de “¡El pueblo quiere la
justicia social”, unas 300.000 personas se manifestaron en apoyo al movimiento
de los jóvenes “indignados” que piden un cambio en las políticas públicas del
gobierno neoliberal de Benyamin Netanyahou (3). “Cuando a alguien que trabaja
–declaró un estudiante- no le alcanza ni
siquiera para comprar de comer es que el sistema no funciona. Y no es un
problema individual, es un problema de gobierno” (4).
Desde los años 1980 y la moda de la economía reaganiana, en todos esos
países – y singularmente en los Estados europeos debilitados hoy por la crisis
de la deuda-, las recetas de los gobiernos (de derechas o de izquierdas) ha
sido las mismas: reducción drástica del gasto público, con recortes
particularmente brutales de los presupuestos sociales. Uno de los resiltados ha
sido el alza espectacular del paro juvenil (en la Unión Europea: 21%; en España
¡42.8%). O sea, la imposibilidad para toda una generación de entrar en la vida
activa. El suicidio de una sociedad.
En vez de reaccionar, los gobiernos, espantados por los recientes
derrumbes de las bolsas, insisten en querer a toda costa satisfacer a los mercados. Cuando lo que
tendrían que hacer, de una vez, es desarmar a los mercados (5). Obligarles a
que se sometan a una reglamentación estricta. ¿Hasta cuando se puede aceptando
que la especulación financiera imponga sus criterios a la representación
política? ¿Qué sentido tiene la democracia? ¿Para qué sirve el voto de los
ciudadanos si resulta que, a fin de cuentas, mandan los mercados?
En el seno mismo del modelo capitalista, las alternativas realistas
existen. Defendidas y respaldadas por expertos internacionalmente reconocidos.
Dos ejemplos: El Banco Central Europeo (BCE) debe convertirse en un verdadero
banco central y prestarle dinero (con condiciones precisas) a los Estados de la
eurozona para financias sus gastos. Cosa que le está prohibida al BCE
actualmente. Lo que obliga a los Estados a recurrir a los mercados y pagar
intereses astronómicos...Con esa medida se acaba la crisis de deuda.
Segundo: dejar de prometerlo y pasar a exigir ya la Tasa sobre las
Transacciones Financieras (TTF). Con un modesto impuesto de un 0.1% sobre los
intercambios de acciones en Bolsa y
sobre el mercado de divisas, la Unión Europea obtendría, cada año, entre 30.000
y 50.000 millones de euros. Suficiente para financiar con holgura los servicios
públicos, restaurar el Estado de bienestar y ofrecer un futuro luminoso a las
nuevas generaciones.
O sea, las soluciones técnicas existen. Pero ¡dónde está la voluntad
política?
(1)
Libération, París, 15 de agosto de 2011
(2)
Le
monde, París, 12 de agosto de 2011
(3)
Según
una encuesta de opinión, las reivindicaciones de los “indignados” israelíes
cuentas con la aprobación del 88% de los ciudadanos. (Libération, op. Cit.)
(4)
Le
Monde, París, 16 de agosto de 2011
(5)
Léase
Ignacio Ramonet, “Desarmar a los mercados”,
Le Monde diplomatique en español, diciembre de 1997.
Es doctor en Semiología e historia de la cultura por la École des
Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS) de París y catedrático de teoría de la
Comunicación en la Universidad Denis-Diderot (París-VII).
Especialista en geopolítica y estrategia internacional y consultor de
la ONU, actualmente imparte clases en la Sorbona de París. Desde 1990, hasta
2008 fue director de la publicación mensual Le Monde Diplomatique, y la
bimensual Maniére de voir.
Actualmente es director de Le ModeDiplomatique en español.
Es cofundador de la organización no gubernamental Media Watch Global (Observatorio
Internacional de los medios de Cominicación) de la que es presidente.
Un editorial escrito en Le Monde Diplomatique durante 1997 dio lugar a
la creación de ATTAC, cuya labor se dedicó originalmente a la defensa de causas
de izquierda política y tiene como presidente de honor a Ramonet.
Fue también uno de los Promotores del Foro Social Mundial de4 Porto
Alegre del que propuso el lema “Otro mundo es posible” [cita requerida]
Es
Doctor Honoris Causa de la Universidad de Santiago de Compostela, de la Universidad Nacional de Córdoba, de la
Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad de La Habana
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