Por Mariano Rivera
Habiendo pasado por las aulas del Politécnico
primero como alumno y después como maestro, me pareció interesante la forma en
la que sucedieron los eventos que hasta el momento han cobrado la
cabeza de la Directora del IPN que por incapacidad o soberbia, o quizás ambas,
incubaron la semilla de un conflicto que hasta ahora ha tenido capítulos
que ningún guionista imaginó.
La interlocución que el protagónico secretario
de Gobernación tuvo con los estudiantes en plena manifestación añadió un
toquecito de tensión telenovelera que la mayoría de la prensa calificó de
atinada y hasta ejemplar. El movimiento a mi entender estaba plenamente
justificado al menos por la torpeza y la forma con la que el proyecto fue
lanzado por parte de la dirección. Sin embargo, a la imprudente propuesta
de la directora se añadieron otros ingredientes que se combinaron para formar
la tormenta perfecta. Uno de ellos fue el rumor. Aquella participación masiva
fue incentivada por un rumor que preocupaba y mucho a los estudiantes. De boca
en boca se decía que el nuevo reglamento otorgaría a los egresados el título de
técnicos en lugar de ingenieros, fundamento que me resultó inverosímil,
pero a pesar de lo aberrante, e ilógico de tal idea, lo recurrente del rumor me
orilló a buscar en internet la propuesta emitida por la Dirección para así
desmentir o corroborar lo que la gente comentaba. Y en ese caso lo desmentían.
Vi como alumnos salían a las calles
solicitando apoyo para el movimiento y no solo pedían dinero, algunos
vendían tortas y chucherías con muy buena disposición y convicción pero al
preguntarles de su lucha me respondían con aquel rumor. Esto me dio
tristeza porque aquel movimiento lleno de entusiasmo y solidaridad era
producto en parte de la ignorancia y la desinformación.
Y aquí planteo las siguientes preguntas. En plena
era de la inmediatez informativa ¿Es posible que los rumores puedan permear
más hondo que la verdad? ¿Cuántos participantes se informaron a oídas? ¿Cuántos
habrán entendido las modificaciones que proponía el reglamento?
Independientemente de la postura que cada quien tenga ¿Los rumores propagados
habrán sido intencionalmente planificados o son solo un ejemplo del fenómeno
"teléfono descompuesto"?. Así que no le puedo poner palomita a los
estudiantes. Ni con todas las tabletas ni con todos los celulares ni los tuits
ni los feis se salvaron de la manipulación y mi última pregunta ¿Acaso un
movimiento o una revolución puede sobrevivir sin ideología? La respuesta es no.
Las marchas ejemplares de los estudiantes son solo eso ejemplares por que no
hay desordenes en exceso y son pacíficas hasta cierto punto pero si no saben
por que se manifiestan no tienen sentido.
Si calificamos a las manifestaciones
por su orden nos quedaremos a la mitad y perderemos lo fundamental, pero ya
somos expertos en festejar triunfos a medias. Somos un país que exalta los
logros no alcanzados, las hazañas incompletas y los minutos en los que nuestra
selección estuvo por encima de Holanda. ¿Podremos festejar un triunfo completo
en este caso? ¿El movimiento no se corromperá? ¿Tendrán los líderes del
movimiento la sensibilidad y la voluntad para resolver el conflicto? ¿Tú qué opinas?
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