Aurelio Cuevas
(Sociólogo)
Los dueños de animales y la salud pública. |
En febrero apareció un gran cartel, con dibujos y colores atractivos, en los accesos a los edificios de Tlatelolco firmado por el gobierno del DF y una empresa de alimentos para mascotas que decía “Ciudadanos Responsables recogen las heces de sus animales de compañía” (cursivas mías); tal propaganda aludía,además,a las enfermedades humanas ocasionadas por no atender dicha petición y las sanciones aplicadaspor la Ley de Cultura Cívica del D.F. (art. 26) en caso de infringirla: una multa por la cantidad de 11 a 20 salarios mínimos o un arresto de 13 a 24 horas.
Aunque
no se conoce la cuantía existe una sobrepoblación de perros y gatos en la
Unidad (hay departamentos donde viven hasta 5 animales domésticos); tal
situación conlleva no solo que la convivencia familiar se adapte a las
necesidades de las mascotas sino que se incrementen los riesgos de sanidad en el
entorno vecinal.
En
comparación a otros animales domésticos los perros requieren que sus
respectivos propietarios les dediquen un tiempo día con día para recorrer espacios
abiertos donde puedan ejercitarse y satisfacer sus necesidades fisiológicas. Así,
en Tlatelolco es cosa común ver sembradas heces caninas, sean o no sean
recientes, en pasillos, andadores y áreas verdes como un efecto del paso de los
paseadores de perros por tales sitios.
Asimismo,
es cada vez más frecuente ver letreros en los accesos a comercios establecidos,
templos religiosos o escuelas, con la prohibición de ingresar con perros, en
previsión de los problemas que pudiera ocasionar su agresividad a otros
animales o a las personas que se encuentren dentro de dichos lugares. No está
de más decir que muchas interacciones entre las personas que habitan en la
Unidad están relacionadas con la vida de sus mascotas.
Pero
de vuelta al asunto de la contaminación del suelo por excremento de animal se
hace más patente cuando el mismo es esparcido
accidentalmente por vehículos en movimiento o el paso de personas. Frente a tal
problema por iniciativa vecinal se han colgado en varios árboles de la Unidad envases
desechables de refrescos, algunos pintados con un color llamativo, en cuyo
interior hay papel periódico o bolsas de plástico que puede sacarse fácilmente en
caso de que los propietarios necesiten levantar el “producto”de sus perros.
El
problema de los desechos caninos en áreas públicas no es exclusivo de las zonas
con alta densidad poblacional como la ciudad de México. Por ello puede ser útil
referirnos a algunas experiencias aplicadas
en otras latitudes o países. Destaca el caso de un ayuntamiento español donde
en el año 2013 se aplicó una campaña innovadora cuyas fases son las siguientes:
1ª)
Se destinó a un grupo de voluntarios a vigilar de cerca perros y dueños con el
fin de detectar una violación a la norma relativa a la recolección del
excremento de los primeros por parte de sus cuidadores.
2ª)
Cuando el voluntario veía una transgresión se acercaba al dueño, platicaba con
este acerca de “lo bonito” de su mascota y disimuladamente conseguía su nombre
y raza.
3ª)
Con la información recabada acerca de sus mascotas los voluntarios localizaban
las direcciones de los dueños a través de una base de datos municipal.
4ª)
Se enviaba el excremento empaquetado junto con un aviso de multa al domicilio
del respectivo dueño.
Esta
campaña tuvo como resultado que se
disminuyera en un 70% los casos de dueños de perros que infringían la norma de
salud pública establecida por el municipio español. En nuestro caso las
delegaciones del DF están lejos de poseer una base de datos actualizada sobre
las mascotas y sus respectivos dueños, ni hay equipos de voluntarios que hagan
un seguimiento sobre el comportamiento de los dueños de perros en la vía
pública. Tampoco se cuenta con un cuerpo de vigilancia pública capacitado para
llevar a cabo dicha tarea.
Así,
una campaña que centra su atención en la “ética de la responsabilidad”de los dueños
de animales no puede ser exitosa sino se acompaña de otros instrumentos
institucionales que le den resonancia social. Mientras tanto el grave problema
del excremento de perros al aire libre seguirá persistiendo en una comunidad
urbana como Tlatelolco.
uuufff, habrá que considerar que los perros no son del gusto de todos, ni tenemos porque vivir entre sus productos fecales obligadamente,
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