Por Félix Carbajal Juárez
De los beneficios obtenidos por las
amenazas de Donald Trump, podemos citar dos, de los cuales uno, resultó
inesperado para Donald y para los funcionarios hacendarios mexicanos.
Especificando: Redirigir nuestras exportaciones era obligado; pero recibir la
lluvia de remesas de los connacionales habitando Estados Unidos, fue totalmente
inesperado y, por la cantidad de divisas recibidas, altamente redituable.
Después de todo… gracias, Donald. Sin embargo, el temor persiste, porque no
hemos logrado la apertura adecuada de nuestras exportaciones hacia otros
mercados; aunque hay buenas noticias de exportación de carne de cerdo al lejano
Oriente.
Afortunadamente Donald Trump,
descubrió que él no es el dueño de Estados Unidos, ni este país es Venezuela y,
a pesar de tener ejemplos de presidentes latinoamericanos caciquiles como el de
Maduro, por citar al más visible, que cazan muy bien con el comportamiento de
Trump durante su campaña, Estados Unidos, tiene bien equilibrados los poderes
de gobierno y, en la toma de decisiones, evita que los caprichos del presidente
en turno se hagan realidad y dañen a la sociedad gobernada.
¿Partidos de
izquierda corruptos?
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Un buen aviso para algunos mexicanos
que añoran la llegada de un Presidente Cacique, con la vana esperanza que se
convierta en dictador y ellos su primer círculo de allegados, hagan y
deshagan en la economía nacional lo que beneficie a sus personales intereses.
Hugo Chávez en Venezuela, creó la idílica ilusión que con el control en la
producción y venta del petróleo podía garantizar una vida llena de confort para
todos los venezolanos.
Empezó, abaratando el precio de la gasolina
hasta hacerlo un cuasiregalo ¿a quién le habremos oído lo mismo? Y el resultado
a varios años de distancia, es una pobreza imperante que raya en la miseria,
para la gran mayoría de los venezolanos; pero generó también, que tanto Hugo,
como el círculo del poder, se dieran la gran vida llena de lujos, según
información gráfica publicada vía Internet.
El riesgo para los mexicanos, que
todavía viven entre el amor y odio al capitalismo y, con el señuelo de una
justicia social, presuntamente, abanderada por los partidos que se dicen de
izquierda y cuyos representantes, solo han mostrado que a la hora de llegar al
poder, son tan corruptos como cualquier otro político emanado de cualquier partido
en busca del poder o simplemente de ser comparsa en las lides políticas, para
obtener ingresos que permitan a sus dirigentes una vida placentera, es caer, en
esta época de elecciones en el garlito de la vida fácil, al suponer que los partidos
de izquierda en el poder, repartirán subsidios y dádivas a través de abaratar
precios en todos los productos que controlen como gobierno, olvidando que los
ingresos del gobierno en sus diferentes estratos, federal, estatal y municipal,
son producto del esfuerzo de todos los contribuyentes que desarrollan una
actividad económica legal.
Por esto, resulta inconcebible que el
presidente nacional de un partido de izquierda, cuyo lema es “la honestidad
valiente”, defienda a quienes aprovechando la ineficacia o complicidad de
algunas autoridades estatales, roben el petróleo y dañen las instalaciones petroleras,
que curiosamente, él mismo cacarea como patrimonio nacional.
¿Estaremos ante otro caso de
simulación, como el de los Gobernadores que luchaban por el bien de sus
gobernados y ahora, son prófugos de la justicia y, el de la ex presidenta municipal
de Texcoco, actual candidata a gobernadora del Estado de México, quién
beneficiaba a sus gobernados, dándoles empleos municipales para exigirles,
posteriormente, el 10 por ciento de su salario, como aportación voluntaria,
para usarla en algo que todavía no ha podido o no ha querido aclarar; pero que
no era en beneficio del municipio, lógicamente?
En fin, cuestiones de reflexión…
Hasta la
próxima…
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