martes, 6 de febrero de 2018

Las raíces bíblicas de la violencia

Alejandro Mario Fonseca
"Dar la otra mejilla" es una frase del Maestro Jesús, mencionada en los evangelios de Lucas y de Mateo. Esta constituye la enseñanza de no responder al mal con otro mal, sino con el bien, amando al enemigo. (Cfr. Wikipedia).
Se trata de una respuesta directa a la ley del talión de “diente por diente y ojo por ojo”, y ha tenido mucha influencia en el cristianismo y en la moral de la cultura occidental contemporánea, tanto de forma negativa como positiva.
Desde el principio del cristianismo causó controversia, por ser una enseñanza que poco ha sido respetada en general por la Iglesia, y que contradice muchos actos humanos, desde las peleas y venganzas, hasta las guerras y los castigos.
Estas controversias causaron que la Iglesia Católica dividiera los preceptos cristianos en diferentes niveles, para lograr justificar actos bélicos y violentos. En nuestros días ha influido en los movimientos anarquistas y en los movimientos de resistencia pacífica, como los de León Tolstoi, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, Martin Luther King y muchos otros.

El Sermón de la Montaña 

El Sermón de la Montaña según Mateo
El capítulo 5 del evangelio de Mateo, relata el suceso, aunque comenzando en la parte donde declara bienaventurados a los pobres y desafortunados, haciendo mención además de los misericordiosos, que recibirán misericordia; de los limpios de corazón, que verán a Dios; los perseguidos por la justicia, que suyo es el reino de los cielos; y los vituperados. Todos ellos son la luz del mundo, que hace verle las buenas obras.
Menciona que no viene a abogar las leyes, sino que estas permanecerán hasta el final. Pero que cualquiera que hiciere y enseñare será grande en el reino de los cielos; pues su justicia será mayor que la impuesta, y si no lo fuera no entrarían en el cielo.
Refiere al mandamiento de no matar, y dice que no es solo eso lo prohibido, sino también enojarse con el hermano, insultarlo, etcétera. Si uno va a rendir tributo al altar, pero tiene un asunto pendiente de esta naturaleza con el hermano, entonces este debe inmediatamente volver con él y restablecer su amistad, y solo entonces hay que regresar a ofrecer presentes al templo: Es más importante reconciliarse con el adversario.
Refiere al mandamiento de no cometer adulterio, y explica que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya es un adúltero en su corazón. Si fue vista con un ojo, es mejor quitarse ese ojo y perderlo, que perderse en el infierno.
Asegura que no hay que repudiar a la esposa y divorciarse de ella, pues, salvo que ella ya sea adultera, la está impulsando al adulterio al divorciarse de ella.
Además refiere al mandamiento de no jurar en el nombre de Dios en vano, diciendo que no se debe jurar por cualquier cosa, no solo Dios, sino cualquier otra cosa. Lo que se debe hacer es cumplir la palabra, cuando se diga sí, hacer el sí, y cuando se diga no, hacer el no. ¡Qué hermoso sermón!


¿Dar la otra mejilla?
Oísteis que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente. Mas yo os digo: no resistáis al mal; antes a cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra; y al que quisiere ponerte a pleito y tomarte tu ropa, déjale también la capa; y a cualquiera que te cargare por una milla, ve con él dos. Al que te pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehúses”
Explica entonces por qué debe hacerse esto. No hay que amar al prójimo y aborrecer al enemigo, sino amar a ambos, pues Dios da sol a los malos y a los buenos, y hace que llueva sobre los justos y los injustos; es decir, Dios los trata igual, y amar a ambos es actuar como Dios.
A mí me gusta mucho el evangelio según Mateo, me parece el más claro y didáctico de todos. Y de las muchas interpretaciones y versiones que hay, esta que tomé de la Wikipedia, también es muy clara.
Sin embargo, como en los libros de la Biblia todo es metafórico, hay que dedicarle más atención a las diversas interpretaciones. Y haciendo lo propio, me encontré con una disertación de Biblioteca en línea Watch power,  hay que profundizar: ¿qué quiso decir Jesús realmente?
Y aquí viene lo más importante, para comprender el sentido del sermón de Jesús, hay que tener en cuenta el contexto en que se pronunció y las personas a quienes iba dirigido. Antes de la recomendación, Jesús utilizó citas de las Santas Escrituras que sus oyentes judíos ya conocían. Por ejemplo, les recordó: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’” (Mateo 5:38).


Sopesar las circunstancias y el grado de premeditación de la ofensa
Los pasajes a los que aludió se encuentran en Éxodo 21:24 y Levítico 24:20. Conviene destacar que, en armonía con la Ley de Dios, el castigo de “ojo por ojo” solo se administraba una vez que el infractor había sido juzgado por los sacerdotes y jueces, quienes sopesaban las circunstancias y el grado de premeditación de la ofensa (Deuteronomio 19:15-21).
Con el tiempo, los judíos tergiversaron la aplicación de esta ley. Un comentario bíblico del siglo XIX del erudito Adam Clarke explica: “Parece que los judíos se sirvieron de esta ley (ojo por ojo, diente por diente) para justificar sus resentimientos privados y todos los excesos que cometían movidos por un espíritu de venganza.
A menudo, las represalias se llevaban hasta el extremo y el mal que se devolvía era muy superior al que se había recibido”. Pero las Escrituras no autorizaban las venganzas personales.
Lo que Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña respecto a “volver la otra mejilla” refleja el auténtico espíritu de la Ley dada por Dios a Israel. Jesús no quiso dar a entender que si alguno de sus seguidores recibía una bofetada, debía ofrecer la otra mejilla para que lo golpearan de nuevo. En tiempos bíblicos, como suele suceder hoy día, al dar una bofetada a alguien no se buscaba hacerle daño físicamente. Más bien, se pretendía insultarlo para provocar una reacción, una confrontación.

¿Cómo romper con el círculo vicioso de la violencia?
Obviamente, pues, Jesús se refería a que si una persona intentaba provocar a otra dándole una bofetada literal —o hablándole con sarcasmo hiriente—, el agredido no debía buscar venganza. Más bien, tenía que tratar de impedir que se iniciara un círculo vicioso de devolver mal por mal.
Aquellas palabras de Jesús fueron muy similares a estas pronunciadas por el rey Salomón: “No digas: Tal como me hizo, así voy a hacerle a él. Le pagaré a cada uno según actúe” (Proverbios 24:29). Un seguidor de Jesús pondría la otra mejilla en el sentido de que no permitiría que otros lo obligaran, por decirlo así, a entrar en una “confrontación” (Gálatas 5:26, nota).
Mutatis mutandis ¿cómo romper con el círculo vicioso de violencia, corrupción, impunidad e inseguridad en el que los malos políticos nos han metido a los mexicanos? Ese es el gran debate que todos quisiéramos escuchar de los candidatos en busca del poder. Anaya y Meade deberían tomar en serio las propuestas de AMLO y debatir con él.

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