Alejandro Mario Fonseca
A mi amigo Alejandro Oaxaca
Octavio Paz el poeta, el político, el
sabio, es uno de esos grandes hombres de la literatura universal que brillaron
y seguirán brillando por muchos años; además es mexicano.
Para mí fue muy importante ya que
gracias a la lectura, primero de sus poemas y después de sus ensayos políticos,
pude acercarme a la comprensión cabal de las razones, las causas, las
limitaciones, los abusos, la abundancia, la escasez, en suma la enorme
complejidad de la vida económica, política y social de nuestro México.
Mi primer acercamiento a la obra de
Paz fue en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM. Conocí su poesía
gracias a algunos compañeros de la prepa 6 de Coyoacán.
Recuerdo a Darsel Salinas, a su
hermano Edmar y a algunos otros que eran hijos de intelectuales, profesores y
periodistas: estaban al día de las novedades culturales de México y del mundo,
sobre todo de Francia.
En aquella época leí El
cántaro roto, un poema que
anticipa uno de sus más grandes libros: El arco y la lira. Publicado en 1956 fue la obra con la
que Paz obtiene el premio Xavier Villaurrutia, el mayor reconocimiento
literario de México.
Octavio Paz recibe el Premio Nobel 1990- |
El arco y la
lira
El arco y la
lira es
un texto obligado para cualquier estudiante de literatura y humanidades en
México y en cualquier parte del mundo. Querido lector ¿quiere usted leer
poesía? ¿Quiere usted entenderla? ¿Disfrutarla? Lea El arco y la lira.
Paz se pregunta ¿qué dicen los
poemas? ¿Hay un decir poético irreductible a todo otro decir? ¿Cómo se comunica
el decir poético? Es un texto que nos acerca al mundo de la revelación poética,
a la inspiración y al viaje a la “otra orilla” para vivir la experiencia
poética.
También responde a su preocupación
sobre las relaciones entre la poesía y la historia. Como dice Alberto Ruy
Sánchez, uno de sus más lúcidos biógrafos: “…su pregunta eterna sobre las
maneras en las que el acto irreductible de la poesía se inserta en el mundo”.
Para Octavio Paz la poesía no debe
cantarle a la historia sino ser historia, la experiencia poética es un regreso
a sí mismo, a los deseos más profundos y auténticos de uno mismo.
Los signos
de la rotación
Sigo a Ruy Sánchez: A partir de la segunda edición (1967) de El arco y la lira, un texto llamado
“Los signos de rotación” substituiría al antiguo epílogo. Se trata de un nuevo
manifiesto de poética que sostiene y explica que la poesía moderna no es, como
se ha dicho, poema de la poesía, sino que actualmente la forma más alta de
poesía está en la negación de la poesía, en la crítica del lenguaje, de la
experiencia poética misma.
Signo de los
tiempos: en el poema mismo estará su lectura, pero nunca deberá ser una lectura
definitiva, cerrada. Por otra parte, la poesía debe ser, no invención sino
descubrimiento de los otros, de la otredad que nos rodea. En este sentido la
poesía es la búsqueda misteriosa y auténtica de un aquí y un ahora.
El tema de
la poesía y la revolución, de la poesía y la sociedad, es revisado y de nuevo
puesto entre paréntesis, identificado en su parte de impertinencia. Según Paz,
la misión del poeta era, antes, dar un sentido más puro a las palabras de la
tribu; hoy es una pregunta sobre ese sentido. Al mismo tiempo, la poesía es
intento por recuperar la unión de lo que fue separado.
El cántaro roto
El cántaro
roto es
un poema escrito por Paz en 1955 en el que anticipa con toda claridad los
conceptos que plasmaría ya en su texto didáctico del 56 El arco y la lira. Eran los años del “alemanismo”, ya la
“última gran oleada” de la Revolución Mexicana” del cardenismo había pasado.
Iniciaba la era de la plutocracia del PRI gobierno.
La Revolución había fracasado,
iniciaban los grandes negocios presidenciales: la raíz de la corrupción y la impunidad que todavía padecemos.
El cántaro
roto despliega
una mirada indignada sobre la seca miseria de México, y clama por una nueva síntesis
de lo desunido, veamos algunos párrafos:
Dime,
sequía, dime, tierra quemada, tierra de huesos remolidos, dime, luna agónica, ¿no hay agua, hay sólo
sangre, sólo hay polvo, sólo pisadas de pies desnudos sobre la espina, sólo
andrajos y comida de insectos y sopor bajo el mediodía impío como un cacique de
oro?
¿No hay
relinchos de caballos a la orilla del río, entre las grandes piedras redondas y
relucientes, en el remanso, bajo la luz verde de las hojas y los gritos de los
hombres y las mujeres bañándose al alba?
El
dios-maíz, el dios-flor, el dios-agua, el dios-sangre, la Virgen, ¿todos se han
muerto, se han ido, cántaros rotos al borde de la fuente cegada? ¿Sólo está
vivo el sapo, sólo reluce y brilla en la noche de México el sapo verduzco, sólo
el cacique gordo de Cempoala es inmortal?
Tendido al
pie del divino árbol de jade regado con sangre, mientras dos esclavos jóvenes
lo abanican, en los días de las grandes procesiones al frente del pueblo,
apoyado en la cruz: arma y bastón, en traje de batalla, el esculpido rostro de
sílex aspirando como un incienso precioso el humo de los fusilamientos, los
fines de semana en su casa blindada junto al mar, al lado de su querida cubierta
de joyas de gas neón, ¿sólo el sapo es inmortal?
Ensayos
políticos
Y ya para finalizar este breve
comentario sobre la obra de Octavio Paz, le comparto que también considero una
gran suerte no sólo haber tenido la oportunidad de leer su poesía desde joven,
sino la de seguirla leyendo ahora de viejo.
Resulta muy reconfortante en estos tiempos
aciagos en los que nuestro país parece hundirse en la mediocridad, la violencia y la corrupción, abrir un texto
de Paz y releer por ejemplo El cántaro
roto o Piedra del Sol, o alguna
otra de sus colecciones de versos.
O si usted prefiere, lea alguno de sus ensayos
políticos. Y si hace esto último, estoy seguro que le va a ser de mucha
utilidad, sobre todo ahora que estamos a punto de vivir una nueva oportunidad
para corregir el rumbo económico, político y social de nuestro país.
Lea por ejemplo El ogro filantrópico, Las
ilusiones y las convicciones, o El
espejo indiscreto. O mejor lea y estudie los tres. En el primero va a
encontrar una explicación clara y concisa de la historia política de México.
En cuanto a Las ilusiones y las convicciones, se trata de un
ensayo que Paz dedica a Don Daniel Cosío Villegas y resulta de suma utilidad
para entender por qué nuestro país no ha podido convertirse en una nación moderna.
Finalmente si usted lee El
espejo indiscreto podrá comprender las claves de la compleja relación
de nuestro país con el imperio norteamericano.
Pero además, insisto estoy seguro de
que el estudio de estos tres ensayos lo ayudaran a votar con responsabilidad en
el gran evento electoral que los mexicanos estamos por vivir.
Bibliografía: Una introducción a Octavio Paz; Alberto Ruy Sánchez; Fondo de
Cultura Económica; México, 2014.
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