Alejandro Mario Fonseca
Para los que han seguido mis
artículos aquí en Vivir en Tlatelolco,
que son pocos pero interesados en el análisis político, no es ningún secreto
que una de mis pasiones es el Yoga.
El Yoga me hace bien, me da salud
física y me permite enfocar mi mente y vivir en armonía con migo mismo y con
todo lo que me rodea. El objetivo del Yoga es la atención mental plena en todo
lo que hacemos.
Pero al grano, lo que hoy quiero es compartirles
el concepto clásico de Yoga, el de Patanjali:
Yogah cittavrtti nirodhah [Y S
I.2]
El yoga es el cese de
movimientos en la consciencia.
Este es el segundo aforismo de los
Yoga Sutras del sabio Patanjali. La clave para entenderlo está en el concepto
de consciencia, que para Patanjali incluye la mente, la inteligencia y el ego.
El Yoga es un viaje hacia el núcleo
duro de nuestro propio ser, nuestro Sí mismo. Es un difícil y largo camino en
el que hay que ser perseverantes para lograr la paz interior. Y los que lo practican
no me dejaran mentir, lo más difícil es
tranquilizar la mente.
AMLO en Xiutetelco Puebla. Foto: Sol de Puebla |
¿Qué es el
ego?
Con una buena técnica y con una
actitud mística se controlan el cuerpo físico y el emocional, pero el control
de la mente lleva más tiempo. Pero el control, o mejor dicho la restricción no
es exclusivamente de la mente, también debemos restringir la inteligencia y el
ego.
La inteligencia es elección, saber
elegir, y más que restringirla hay que darle cause y dejarla gobernar nuestra
vida. Pero el ego, ¿qué es el ego? ¿Por qué debemos restringir nuestro ego?
Pues porque nos hace daño, es un obstáculo para nuestro desarrollo.
El ego es una camisa de fuerza, es
una prisión, cobrar consciencia de su pequeñez es ya escapar de ella. La
práctica correcta del Yoga nos da salud física, mental y emocional y corremos
el peligro de caer en la trampa del egocentrismo, de la soberbia.
El Yoga también puede ser entendido
como la experiencia de la naturaleza (o del universo si usted quiere), en su
inmensidad, es una experiencia espiritual: porque ayuda al espíritu a
liberarse, al menos en parte, de la estrecha prisión del Yo.
Así, la contemplación de la
inmensidad que vuelve ridículo al ego, hace que mi egocentrismo, y por tanto la
ansiedad, sea menos fuerte, algo menos opresivo. ¡Qué sosiego repentino cuando
el ego de retira! Decimos los yoguis.
¿Qué dicen
los psicólogos?
Pero el ego no es necesariamente malo,
lo que le estoy diciendo desde mi experiencia es que d
ebemos controlarlo. Y es que el
ego es, para la psicología, la instancia psíquica a
través de la cual el individuo se reconoce como yo y es
consciente de su propia identidad.
El ego, por lo tanto, es el punto de
referencia de los fenómenos físicos y media entre la realidad del mundo
exterior, los ideales del superyó y los instintos del ello.
Para el psicoanálisis freudiano
el ello (id) está compuesto por los deseos y los
impulsos. El superyó (superego), en cambio, está formado por
la moral y las reglas que un sujeto respeta en la sociedad.
El yo (ego), por último, es el equilibrio que permite
que el hombre pueda satisfacer sus necesidades dentro de los
parámetros sociales.
Aunque algunas corrientes rechazan
esta división de la mente en tres personas diferenciadas, para Sigmund
Freud la personalidad humana está compuesta tanto por los elementos
conscientes como por los impulsos inconscientes.
El ego, que evoluciona con la edad,
intenta cumplir con los deseos del ello de manera realista y conciliándolos con
las exigencias del superyó. El yo, por lo tanto, cambia con el paso del tiempo
y de acuerdo al mundo externo.
Freud cree que el ego trasciende el
sentido de uno mismo para convertirse en un sistema de funciones
psíquicas de defensa, funcionamiento intelectual, síntesis de la
información y memoria, entre otras. El yo supone el primer paso del propio
reconocimiento para experimentar alegría, castigo o culpabilidad. (Cfr. Definición.de).
El peor
enemigo de AMLO es AMLO
Quise hacer todo este rodeo
conceptual, para intentar comprender lo que le está pasando a Andrés Manuel
López Obrador. O mejor dicho, lo que siempre le ha pasado.
Y sin ser psicólogo, cada vez me
queda más claro que vive una tremenda presión entre sus deseos incumplidos y
las realidades de una moral social y política que no acepta y que
constantemente lo desafía.
Él mismo fue educado políticamente en
las entrañas del ogro filantrópico. Creció en las filas del priismo
patrimonialista y clientelar. Pero además de político era intelectual y
crítico.
Y cuando lo frenaron en una carrera
política muy temprana y agresiva, se radicalizo. La tensión entre sus deseos e
impulsos (el ello), es decir su ambición política desenfrenada; y las
realidades de un contexto político y social dramáticamente corrompido y adverso
(el súper yo); determinaron que su ego (el yo) se robusteciera para permitirle
sobrevivir en la adversidad.
Y aquí estamos, con un Andrés Manuel
López Obrador más que patrimonialista, más que egocéntrico, francamente
mesiánico. ¿Qué no? Tan sólo veamos lo que pasó el lunes pasado (5/2/18) en
Xiutetelco, aquí en el estado de Puebla.
AMLO en
Puebla
Se trata de un problema que están
viviendo todos, los militantes, los de la cargada (principalmente los priistas)
y los simpatizantes de MORENA. Todos los que quieren ser candidatos están con
el alma en un hilo. Esperando a “ver que dicen las encuestas” en las que nadie
cree.
Es una verdadera guerra de rumores,
chismes, ataques y demás. Todos se acusan entre sí buscando atraer el dedo de
AMLO. Y es que el “dedopeje” ya designó algunas candidaturas.
Para los cholultecas el caso de Nancy
de la Sierra es emblemático. Se trata de
una avezada priista que ahora va por el senado cobijada por el PT. Pero, y aquí
viene lo grave, también es la esposa del protagónico alcalde de Cholula y
flamante militante de MORENA.
Y por si faltara poco, al parecer
también la hermana del alcalde se registró, creo que buscando ser diputada por
MORENA. Sólo falta que J. J. Espinosa intente imponer como candidatos a
regidores a sus colaboradores de las jefaturas del Ayuntamiento.
Está bien, es legal, a ver “qué dicen
las encuestas”. Pero entonces que AMLO no hable de monarquía ni del nepotismo
de Moreno Valle por impulsar a su esposa Martha Erika Alonso para la
gubernatura del estado.
Y lo más irónico fue que ante los
abucheos a Nancy de la Sierra en la asamblea de Xiutetelco del pasado martes,
AMLO regaño a los gritones y los llamó a la unidad; y para rematar los obligó a un coro de siiii rotundo para sus
imposiciones.
Más egocéntrico imposible, pero a
pesar de todo sigue siendo el candidato mejor posicionado y además resulta ser
el mejor de los tres, o mejor dicho, el menos peor. ¿Qué le parece?
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