Alejandro Mario Fonseca
Yo era todavía un niño cuando el
Movimiento Hippie irrumpió primero en los Estados Unidos y muy pronto en el
resto del mundo. Me enteré por los artículos y sobre todo por las fotografías
que aparecían en la revista Life que
llegaba a la casa.
Se trató del surgimiento de una
manifestación contracultural en la
década de los años 60, que profesaba los valores de la anarquía, la no violencia,
el pacifismo, la revolución sexual, la preocupación por el medio ambiente; y
el rechazo al status quo capitalista y al materialismo occidental.
Originalmente el espíritu del Movimiento Hippie era opuesto al
consumismo y profesaba la vida simple y desprendida, contraria a las tendencias
homogeneizadoras del sistema. También se interesaría en la filosofía y las
religiones orientales.
Se vinculó y muy pronto tuvo una gran
influencia sobre expresiones artísticas y musicales. Además rompería con la
moral sexual cristiana: el amor libre y el uso de drogas recreativas serían dos
de sus máximas propuestas que hasta hoy en día siguen siendo polémicas.
En sus orígenes más profundos el Movimiento
Hippie fue una corriente juvenil pacifista, enfrentada con la Guerra de Vietnam
y con el gobierno estadounidense de la época, y su estilo de vida. Y aun cuando
sus valores de lucha perduraron en las generaciones posteriores, muy pronto se
vería absorbido por el sistema en los años 80.
Amor y paz |