Por José Luís Hernández
Jiménez
Dado que las aspirantas y los aspirantes (¿así se dice?), a
Jefe de Gobierno de la CDMX, carecen de diagnóstico sobre la problemática
capitalina, y quizá por ello, nada sustancial
proponen al respecto, permítanme obsequiarles uno, ¿va?:
La soluciones que se requieren son sencillas y concretas. A
los gobernantes en turno se las hemos soplado en su mera face, una y otra vez,
al menos desde los años setentas. Por
ejemplo, para combatir la grave
contaminación ambiental, el infernal tráfico vehicular de la capital y otros
problemas relacionados, hay que desalentar el uso del automóvil particular y
fomentar, mejorando en mucho, el transporte colectivo.
Pero los servidores públicos de alto nivel, se han hecho patos
ante tales calamidades y sus graves consecuencias, como el daño a la salud de la gente, sobre todo en sus
vías respiratorias y en el funcionamiento de su cerebro.
Lo que han promovido con sus políticas públicas, es el culto
al automóvil, dándole preferencia y abriéndole paso en las grandes ciudades.
Para beneficiar al automóvil y todo lo que dicen que representa, han abierto y
ampliado calles, destruido colonias completas – con sus consiguientes
desalojos de multitudes, por supuesto –
para construir los hoy famosos Ejes Viales en la CDMX. Antes habían construido
el Circuito Interior, la Calzada de Tlalpan, el Viaducto Miguel Alemán, y el
hoy, permanentemente atascado, Periférico. Igual, siguen construyendo puentes
vehiculares, distribuidores viales y similares. Todo, han dicho, “para agilizar
el tráfico”. Pero, obvio, han fracasado.
|
Caos víal en la CDMX |