miércoles, 27 de febrero de 2019

Óptica Ciudadana GUARDIA NACIONAL

Por José Luis Hernández Jiménez
Por 127 votos a favor (el otro voto andaba enfermo) el Senado de la República aprobó el 21 de febrero, reformar la Constitución Política para que haya una Guardia Nacional (GN), “con mando civil”, o sea, casi como la propuso nuestro H. Presidente. Que dizque para lograr la paz. La clase política, se puso a bailar de gusto. Bien ¿Y ahora?
Y ahora ese dictamen irá a la Cámara de Diputados para que lo apruebe o lo modifique (esto último es un decir, ya que el partido de Estado tiene los votos suficientes para aprobarlo tal cual) y luego el dictamen aprobado  por los HH Diputados, se enviará a los Congresos Estatales para que al menos 17 de ellos, digan que sí. Entonces, la reforma constitucional para la GN, será una realidad; Proceso que tardará algunos pocos meses. ¿Y luego?
Y luego el ejército disfrazado de policía pero ahora con pleno respaldo legal, seguirá trabajando, capacitando y organizando ahora a los 50 mil nuevos reclutas ya contratados, para “serenar al país” o “lograr la paz en la nación” o abatir la inseguridad, como ha prometido  el C. Presidente. Ajá.
AMLO pide a militares unirse a la Guardia Nacional

Aunque recientemente, la aprobación de la Guardia Nacional, se convirtió en gran  polémica, su discusión lleva 12 años, o más. Empezó en diciembre del 2012, cuando el Gobernador de Michoacán, Lázaro  Cárdenas Batel, hoy flamante Coordinador de Asesores del Primer Mandatario,  pidió al Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, mandar al Ejército a combatir al crimen organizado cuyos desmanes habían rebasado a las autoridades. Y Calderón declaró la guerra al crimen organizado.
Criticas y reclamos se oyeron pronto. Uno de los pocos que inicialmente respaldó la decisión presidencial, fue don AMLO. Cuando el reportero de un periódico de EU le preguntó – al en ese momento, candidato perdedor – él qué haría ante el creciente problema de la inseguridad pública, solo respondió: “lo mismo”. Semanas después se arrepintió de su dicho, montóse en los reclamos de organizaciones de la sociedad civil y empezó a criticar, descalificar y reprobar, a la que bautizó como “la guerra de Calderón”.  Al ejército lo menos que le dijo fue que era un “represor”.
Así transcurrieron 12 años, con López Obrador despotricando, satanizando al ejército y exigiendo que volviera a los cuarteles. Dado que los mismos altos mandos militares insistían en que se les diera un marco legal para poder desplegarse con mayor eficacia, a alguien se le ocurrió una buena idea: aprobar una Ley de Seguridad Interior. 
Pero un sinnúmero de organizaciones de la sociedad  civil y, por supuesto don Peje, volvieron a disparar sus baterías mediáticas para reprobar  dicha Ley que, aunque fue aprobada por los legisladores, el Presidente Peña  optó por enviarla a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que ésta opinara si era o no constitucional (la Corte, finalmente, negó su visto bueno). Mientras, nuestro hoy H. Presidente, seguía despotricando contra las fuerzas armadas. Llegó a decir en su última campaña por la Presidencia, que lo mejor sería “desaparecer  al Ejército Nacional”.
Todavía, con motivo de las conmemoraciones por la masacre del 2 de Octubre de 1968, el Presidente electo, envió otra andanada de insultos, descalificaciones y acusaciones de todo tipo, contra el Ejército y en particular, en contra del Estado Mayor Presidencial. Y para nada acusó al responsable confeso de aquella masacre, Gustavo Díaz Ordaz, ni al operador estrella de ese Presidente, Luís Echeverría Álvarez.    
Poco después, en una carta anónima (de un General), de amplia circulación, dirigida al Presidente electo en términos muy comedidos, se explicaba a AMLO  el error de éste,  de descalificar sin bases, la actuación del cuerpo castrense e incluso, de su equivocada intención de desaparecer al Ejército.
Ya Presidente en funciones, don AMLO ratificó su decisión de desaparecer al Estado Mayor Presidencial. Pero su actitud general hacia el Ejército cambió, aparentemente, en forma radical pues dio un giro de 180 grados en su actitud ante el cuerpo castrense. Ahora no solo reconoce lo que desde hace mucho tiempo la población en general dice: Que el Ejército mexicano es un gran baluarte y merece reconocimiento y respeto de todos; reconocimiento que también merece la Marina Armada de México y que, extrañamente, AMLO le regatea, a pesar de que ha mostrado mayor eficacia en la lucha contra el crimen organizado. Tanto que fue la Marina quien dos veces detuvo al Chapo Guzmán, luego de sus respectivas escapatorias. 
Más aún, nuestro H Presidente se fue al otro extremo de su añeja posición: de exigir el regreso inmediato del Ejército a sus cuarteles, pasó a alargar su estancia en las calles “al menos por cinco años más”; de exigir su desaparición, ahora le ha dado nuevas tareas, como la ampliación de la construcción y administración del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, la venta  y/o administración de un fraccionamiento en Santa Fe, la vigilancia de las instalaciones de Pemex, la contratación y manejo de los futuros  operadores de 700 carros tanque para la distribución de gasolina en diversos puntos del país y, por supuesto, la parte esencial de la operación de la Guardia Nacional.
Con el nuevo acuerdo unánime de la clase política encumbrada, ahí quedan, solo para que consten, las preocupaciones válidas, de la ONU, de la CIDH, de muchos organismos de defensa de los derechos humanos y de muchos expertos en el tema, sobre los excesos habidos (¿y por haber?) de la acción de elementos del Ejército en sus operativos anticrimen. Y sobre sus tentaciones “normales”, ante el aumento de su presencia política, amparado por su Comandante Supremo, el Presidente.
Cierto, hay que precisar que el 90 por ciento de los delitos que ocurren en el país, son del fuero común. O sea, los encargados formales de brindar seguridad a los mexicanos y de evitar o prever la comisión de esa mayoría de delitos, son los 400 mil policías locales y sus jefes, los Gobernadores y Jefe de Gobierno de la CDMX, y los Presidentes Municipales y Alcaldes de la capital, que han resultado un verdadero lastre para el erario público en esta materia. Además, el cuerpo policial creado en 1996, para complementar a las policías locales, es la Policía Federal inexplicablemente ignorada por el nuevo gobierno federal. A pesar de que el saldo de su labor es positivo.
Y lo evidente: la inseguridad en todo el país, no deja de crecer. Incluso, en sitios que ya habían sido  recuperados de manos de la delincuencia, como Ciudad Juárez y Tijuana, ha tenido que volver a recibir el apoyo del Ejército, Marina y de la Policía Federal. Y en esa dinámica se agrega a Coatzacoalcos, varios municipios de Guanajuato, Michoacán y Guerrero, como  Acapulco,…. Vamos, en la propia capital del país impera el caos provocado por la delincuencia.
Delitos que parecían ir a la baja a fines del año pasado, han vuelto a repuntar. En lo que va del régimen de la 4T, han asesinado a 5 periodistas, ha habido 317 secuestros (la mayoría en Veracruz y CDMX) y 150 feminicidios. Y la cantidad de homicidios dolosos, ronda los 65 por día. La extorción, el robo,…Y cuatro casualidades que, todo indica, nunca se van a aclarar: la muerte de cuatro claros  opositores a don AMLO: la gobernadora de Puebla y su esposo, cayéndose el helicóptero en que viajaban; el “suicidio” de Carlos Martín Bringas, socio mayoritario de Soriana y apoyador del ex candidato a la Presidencia, Ricardo Anaya; y el asesinato vil de Amir Flores, un “radical de izquierda”, según lo denominó don Peje, líder de los opositores a la construcción de la termoeléctrica de Huesca, en Morelos. Asesinato que hasta el nieto de Emiliano Zapata, don Enrique, responsabilizó al gobierno de la 4T.      
Así que, estimados cuatro o cinco lectores, ahí tenemos a la vista a la flamante Guardia Nacional, casi como la quería don Peje. Los argumentos para su creación son los mismos que utilizaron en su momento, los Presidentes Calderón y Peña, en sus estrategias contra la inseguridad.
Pero sus resultados están a la vista. Durante el régimen del Presidente Felipe Calderón Hinojosa se dieron 133,939 homicidios dolosos; durante el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, la cantidad subió a 228,932. En los casi tres meses que van del Presidente Andrés Manuel López Obrador, van casi 6 mil; A esta velocidad, igualará el record de su antecesor. Aparte no hay que olvidar que cuando AMLO gobernó la capital del país, se dio aquella inmensa manifestación de un millón de personas vestidas de blanco, el 27 de junio del 2004, ¡reclamando seguridad! ¡Inédito!
Ahora ya está la Guardia Nacional, como la quería el C. Presidente. A ver si ahora si….     
Notitas: Una.- Que a propósito del tema, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, doña Claudia Sheinbaum, contrató como Subsecretario de Operación Policiaca, al comandante Darío Chacón, reconocido integrante de “La Hermandad”, una mafia policiaca de antaño que tenía a su servicio y para su propio beneficio a…. ¡los delincuentes! ¿Por qué? Dos.- Que al parecer en la misma línea, el flamante Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, designó a Felipe Muñoz Vásquez, como Subprocurador de Investigación de Delitos Federales. Resulta que cuando dicho personaje era Procurador de Justicia en  Aguascalientes, fue acusado con pruebas de torturador y violador. ¿Por qué el nombramiento?  Tres.- Que por cierto, si el Chapo Guzmán hubiera logrado escapar, hoy ya no sería combatido. Su caso hace contrastar nuestro estado de derecho con el de EU. Allá lo encontraron culpable de 10 delitos. Cuatro.- Que ¿habrá alguien que le enseñe a don AMLO a saludar a la Bandera Nacional? ¡Sin usar sombrero, cachucha o quepí, coloca su mano en su frente! ¡Ash! ¿Será que él no hizo el Servicio Militar? Cinco.- Que el gobierno mexicano no da una en el caso Venezuela. Se había quedado casi solo. Hoy se quedó solo. Seis.- Que se felicita a todo el equipo creador de la película “Roma”, por los tres Oscares ganados. Y…el personaje de Cleo me recordó a mi madre.… Ella fue nana de Manuel Camacho Solís y de la hermana de éste personaje y... Siete.- Que hay que hacer ejercicio diario. Para dejar de ser el país Uno en obesidad y sobrepeso. ¿Va?
México, CdMx, a 24 de febrero del 2019.

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