Por José Luis Hernández
Jiménez
Por 127 votos a favor (el otro voto andaba enfermo) el Senado
de la República aprobó el 21 de febrero, reformar la Constitución Política para
que haya una Guardia Nacional (GN), “con mando civil”, o sea, casi como la
propuso nuestro H. Presidente. Que dizque para lograr la paz. La clase
política, se puso a bailar de gusto. Bien ¿Y ahora?
Y ahora ese dictamen irá a la Cámara de Diputados para que lo
apruebe o lo modifique (esto último es un decir, ya que el partido de Estado
tiene los votos suficientes para aprobarlo tal cual) y luego el dictamen
aprobado por los HH Diputados, se enviará
a los Congresos Estatales para que al menos 17 de ellos, digan que sí. Entonces,
la reforma constitucional para la GN, será una realidad; Proceso que tardará algunos
pocos meses. ¿Y luego?
Y
luego el ejército disfrazado de policía pero ahora con pleno respaldo legal, seguirá
trabajando, capacitando y organizando ahora a los 50 mil nuevos reclutas ya
contratados, para “serenar al país” o “lograr la paz en la nación” o abatir la
inseguridad, como ha prometido el C.
Presidente. Ajá.AMLO pide a militares unirse a la Guardia Nacional |
Aunque recientemente, la aprobación de la Guardia Nacional,
se convirtió en gran polémica, su discusión
lleva 12 años, o más. Empezó en diciembre del 2012, cuando el Gobernador de
Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, hoy
flamante Coordinador de Asesores del Primer Mandatario, pidió al Presidente de la República, Felipe
Calderón Hinojosa, mandar al Ejército a combatir al crimen organizado cuyos
desmanes habían rebasado a las autoridades. Y Calderón declaró la guerra al
crimen organizado.
Criticas y reclamos se oyeron pronto. Uno de los pocos que inicialmente
respaldó la decisión presidencial, fue don AMLO. Cuando el reportero de un periódico
de EU le preguntó – al en ese momento, candidato perdedor – él qué haría ante
el creciente problema de la inseguridad pública, solo respondió: “lo mismo”.
Semanas después se arrepintió de su dicho, montóse en los reclamos de
organizaciones de la sociedad civil y empezó a criticar, descalificar y
reprobar, a la que bautizó como “la guerra de Calderón”. Al ejército lo menos que le dijo fue que era
un “represor”.
Así transcurrieron 12 años, con López Obrador despotricando,
satanizando al ejército y exigiendo que volviera a los cuarteles. Dado que los
mismos altos mandos militares insistían en que se les diera un marco legal para
poder desplegarse con mayor eficacia, a alguien se le ocurrió una buena idea:
aprobar una Ley de Seguridad Interior.
Pero un sinnúmero de organizaciones de la sociedad civil y, por supuesto don Peje, volvieron a
disparar sus baterías mediáticas para reprobar
dicha Ley que, aunque fue aprobada por los legisladores, el Presidente
Peña optó por enviarla a la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, para que ésta opinara si era o no
constitucional (la Corte, finalmente, negó su visto bueno). Mientras, nuestro
hoy H. Presidente, seguía despotricando contra las fuerzas armadas. Llegó a
decir en su última campaña por la Presidencia, que lo mejor sería
“desaparecer al Ejército Nacional”.
Todavía, con motivo de las conmemoraciones por la masacre del
2 de Octubre de 1968, el Presidente electo, envió otra andanada de insultos,
descalificaciones y acusaciones de todo tipo, contra el Ejército y en
particular, en contra del Estado Mayor Presidencial. Y para nada acusó al
responsable confeso de aquella masacre, Gustavo Díaz Ordaz, ni al operador
estrella de ese Presidente, Luís Echeverría Álvarez.
Poco después, en una carta anónima (de un General), de amplia
circulación, dirigida al Presidente electo en términos muy comedidos, se
explicaba a AMLO el error de éste, de descalificar sin bases, la actuación del
cuerpo castrense e incluso, de su equivocada intención de desaparecer al Ejército.
Ya Presidente en funciones, don AMLO ratificó su decisión de
desaparecer al Estado Mayor Presidencial. Pero su actitud general hacia el Ejército
cambió, aparentemente, en forma radical pues dio un giro de 180 grados en su
actitud ante el cuerpo castrense. Ahora no solo reconoce lo que desde hace
mucho tiempo la población en general dice: Que el Ejército mexicano es un gran baluarte
y merece reconocimiento y respeto de todos; reconocimiento que también merece
la Marina Armada de México y que, extrañamente, AMLO le regatea, a pesar de que
ha mostrado mayor eficacia en la lucha contra el crimen organizado. Tanto que
fue la Marina quien dos veces detuvo al Chapo Guzmán, luego de sus respectivas
escapatorias.
Más aún, nuestro H Presidente se fue al otro extremo de su
añeja posición: de exigir el regreso inmediato del Ejército a sus cuarteles,
pasó a alargar su estancia en las calles “al menos por cinco años más”; de exigir
su desaparición, ahora le ha dado nuevas tareas, como la ampliación de la
construcción y administración del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, la
venta y/o administración de un
fraccionamiento en Santa Fe, la vigilancia de las instalaciones de Pemex, la
contratación y manejo de los futuros
operadores de 700 carros tanque para la distribución de gasolina en
diversos puntos del país y, por supuesto, la parte esencial de la operación de
la Guardia Nacional.
Con el nuevo acuerdo unánime de la clase política encumbrada,
ahí quedan, solo para que consten, las preocupaciones válidas, de la ONU, de la
CIDH, de muchos organismos de defensa de los derechos humanos y de muchos
expertos en el tema, sobre los excesos habidos (¿y por haber?) de la acción de
elementos del Ejército en sus operativos anticrimen. Y sobre sus tentaciones “normales”,
ante el aumento de su presencia política, amparado por su Comandante Supremo,
el Presidente.
Cierto, hay que precisar que el 90 por ciento de los delitos
que ocurren en el país, son del fuero común. O sea, los encargados formales de
brindar seguridad a los mexicanos y de evitar o prever la comisión de esa
mayoría de delitos, son los 400 mil policías locales y sus jefes, los
Gobernadores y Jefe de Gobierno de la CDMX, y los Presidentes Municipales y
Alcaldes de la capital, que han resultado un verdadero lastre para el erario
público en esta materia. Además, el cuerpo policial creado en 1996, para complementar
a las policías locales, es la Policía Federal inexplicablemente ignorada por el
nuevo gobierno federal. A pesar de que el saldo de su labor es positivo.
Y lo evidente: la inseguridad en todo el país, no deja de
crecer. Incluso, en sitios que ya habían sido recuperados de manos de la delincuencia, como
Ciudad Juárez y Tijuana, ha tenido que volver a recibir el apoyo del Ejército,
Marina y de la Policía Federal. Y en esa dinámica se agrega a Coatzacoalcos,
varios municipios de Guanajuato, Michoacán y Guerrero, como Acapulco,…. Vamos, en la propia capital del
país impera el caos provocado por la delincuencia.
Delitos que parecían ir a la baja a fines del año pasado, han
vuelto a repuntar. En lo que va del régimen de la 4T, han asesinado a 5
periodistas, ha habido 317 secuestros (la mayoría en Veracruz y CDMX) y 150
feminicidios. Y la cantidad de homicidios dolosos, ronda los 65 por día. La
extorción, el robo,…Y cuatro casualidades que, todo indica, nunca se van a
aclarar: la muerte de cuatro claros
opositores a don AMLO: la gobernadora de Puebla y su esposo, cayéndose
el helicóptero en que viajaban; el “suicidio” de Carlos Martín Bringas, socio
mayoritario de Soriana y apoyador del ex candidato a la Presidencia, Ricardo
Anaya; y el asesinato vil de Amir Flores, un “radical de izquierda”, según lo
denominó don Peje, líder de los opositores a la construcción de la
termoeléctrica de Huesca, en Morelos. Asesinato que hasta el nieto de Emiliano
Zapata, don Enrique, responsabilizó al gobierno de la 4T.
Así que, estimados cuatro o cinco lectores, ahí tenemos a la
vista a la flamante Guardia Nacional, casi como la quería don Peje. Los
argumentos para su creación son los mismos que utilizaron en su momento, los
Presidentes Calderón y Peña, en sus estrategias contra la inseguridad.
Pero sus resultados están a la vista. Durante el régimen del
Presidente Felipe Calderón Hinojosa se dieron 133,939 homicidios dolosos; durante
el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, la cantidad subió a 228,932. En
los casi tres meses que van del Presidente Andrés Manuel López Obrador, van
casi 6 mil; A esta velocidad, igualará el record de su antecesor. Aparte no hay
que olvidar que cuando AMLO gobernó la capital del país, se dio aquella inmensa
manifestación de un millón de personas vestidas de blanco, el 27 de junio del
2004, ¡reclamando seguridad! ¡Inédito!
Ahora ya está la Guardia Nacional, como la quería el C.
Presidente. A ver si ahora si….
Notitas: Una.- Que a propósito del tema, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de
México, doña Claudia Sheinbaum, contrató como Subsecretario de Operación
Policiaca, al comandante Darío Chacón, reconocido integrante de “La Hermandad”,
una mafia policiaca de antaño que tenía a su servicio y para su propio
beneficio a…. ¡los delincuentes! ¿Por qué? Dos.-
Que al parecer en la misma línea, el flamante Fiscal General de la República,
Alejandro Gertz Manero, designó a Felipe Muñoz Vásquez, como Subprocurador de
Investigación de Delitos Federales. Resulta que cuando dicho personaje era
Procurador de Justicia en
Aguascalientes, fue acusado con pruebas de torturador y violador. ¿Por
qué el nombramiento? Tres.- Que por cierto, si el Chapo Guzmán
hubiera logrado escapar, hoy ya no sería combatido. Su caso hace contrastar
nuestro estado de derecho con el de EU. Allá lo encontraron culpable de 10
delitos. Cuatro.- Que ¿habrá alguien
que le enseñe a don AMLO a saludar a la Bandera Nacional? ¡Sin usar sombrero,
cachucha o quepí, coloca su mano en su frente! ¡Ash! ¿Será que él no hizo el
Servicio Militar? Cinco.- Que el
gobierno mexicano no da una en el caso Venezuela. Se había quedado casi solo.
Hoy se quedó solo. Seis.- Que se
felicita a todo el equipo creador de la película “Roma”, por los tres Oscares
ganados. Y…el personaje de Cleo me recordó a mi madre.… Ella fue nana de Manuel
Camacho Solís y de la hermana de éste personaje y... Siete.- Que hay que hacer ejercicio diario. Para dejar de ser el país
Uno en obesidad y sobrepeso. ¿Va?
Correo E hernandez-jimenez2012@hotmail.com
México, CdMx, a 24 de febrero del 2019.
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