lunes, 14 de octubre de 2019

El modelo del Socialismo de Mercado

Alejandro Mario Fonseca
“El legado de Fidel Castro es uno marcado por los pelotones de fusilamiento, el robo, el sufrimiento inimaginable, la pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales”. “Si bien Cuba sigue siendo una isla totalitaria, espero que el día de hoy sea un paso para alejarse de los horrores que se han soportado”. (Donald Trump).

Eso declaró el psicópata que habita la Casa Blanca del imperio norteamericano cuando murió el Comandante Fidel Castro. Sucedió el  25 de noviembre de 2016, hace ya tres años. Sin embargo, el sueño de Fidel se cumplió a medias, por lo menos los cubanos aunque hambrientos y desalentados, seguían y siguen unidos.

Son 11.5 millones de cubanos, de seres humanos con una esperanza de vida de 79 años, con una alfabetización del 100% y con un desempleo del 3.2%. Gastan el 12.8% de su Producto Interno Bruto en educación y su sistema de salud es uno de los más exitosos del mundo. Su índice de desarrollo humano es de 0.769 (de 1.0). No es poca cosa.

Cuba: Socialismo de Mercado

Me hago esta reflexión porque acabo de leer un ensayo de Carmelo Mesa-Lago, ¿Tiene solución la crisis económica de Cuba? en la que el prestigiado maestro de la Universidad de Pittsburgh se pregunta sobre el futuro de Cuba ante la debacle venezolana y los embates de Donald Trump. (Cfr. Letras Libres, octubre 2019).
La crisis cubana data de la década de los años 90 cuando desapareció la Unión Soviética y la isla fue abandonada a su suerte: el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba cayó 35%. Y ya en año 2000 Venezuela entraría al quite.

La relación económica entre Cuba y Venezuela alcanzó en el 2012 un máximo de 16 mil millones de dólares, pero en el 2017 cayó a la mitad.

 Trump al ataque
La crisis venezolana le pega muy fuerte a Cuba porque el trueque de petróleo venezolano por servicios médicos cubanos se redujo a la mitad. Y si Nicolás Maduro cae, como todo parece indicar,  también caerá totalmente el trueque. Pero hay más.

Y es que las políticas de Trump contra los cubanos ya están dando resultados. Primero está la Ley del Embargo (título III) que acaba de implementarse y que estuvo congelada por 13 años, que ha provocado un efecto de retraimiento de la inversión extranjera.

Se trata de una Ley que permite reclamar propiedades expropiadas por la Revolución. Y si a los litigios que alejan la inversión le agregamos la prohibición de viajes en crucero a la isla y los topes a los envíos de remesas de los cubanos en el exterior, la situación económica se torna muy delicada.

La lenta pero inminente caída de Nicolás Maduro, que en parte también está siendo inducida por Trump,  el congelamiento de la inversión extranjera, el turismo a la baja y el tope a las remesas; se traducen en un síndrome (conjunto de fenómenos que concurren unos con otros) que caracteriza una situación económica desesperada.

Pero lo interesante es que la economía cubana no se ha modernizado a pesar de la muerte de Fidel Castro. La continuidad económica es asombrosa y siguen predominando las empresas estatales sobre el mercado y la propiedad privada. Así que la crisis cubana que ya se tradujo en una severa escasez de alimentos no tiene solución desde la óptica de una economía de mercado, porque Cuba no es plenamente capitalista. La doctrina del Shock es impensable para los cubanos.


El socialismo de mercado
Y aquí viene lo más interesante del ensayo de Carmelo Mesa-Lago, la alternativa más viable para los dirigentes cubanos sería seguir las exitosas políticas de China y Vietnam, países que aplican un “socialismo de mercado”, bajo el gobierno del partido comunista.

Ambos, China y Vietnam, sufrían hambrunas periódicas que causaban millones de muertos y ahora son autosuficientes en alimentos. ¿Cómo le hicieron?
En los dos países asiáticos, el sector privado prevalece en la agricultura. Los contratos del gobierno con los campesinos son por cincuenta años o por tiempo indefinido, lo que estimula la confianza, el esfuerzo y la inversión.

La clave está en que China y Vietnam incentivan la inversión privada en agricultura, dándole libertad a los granjeros para decidir qué sembrar, a quién vender y fijar los precios por la oferta y la demanda.

Así que en estos países la combinación del control estatal con una agricultura privada “libre” se ha traducido en un exitoso modelo mundial para enfrentar la escasez de alimentos y las hambrunas.

Hoy en día Vietnam es el segundo exportador mundial de arroz y entre otros países abastece también a Cuba con 250 mil toneladas al año.  Ante la situación desesperada a la que los políticos cubanos se están enfrentando, el modelo oriental de socialismo de mercado se antoja como la única salida.



La austeridad como ventaja competitiva
Pero los cubanos cuentan con otra ventaja, son un pueblo unido que sabe vivir en la austeridad, en la pobreza. Si algo aprendieron durante el medio siglo que llevan sometidos a un régimen centralista, con todos sus defectos, es a vivir con lo más indispensable.

Desde la óptica del american way of life, que de vida, libertad y felicidad (según la declaración de independencia de 1776), degeneró hacia el consumismo desenfrenado, la situación de crisis de los cubanos resulta escalofriante.

Pero en realidad se trata de un pueblo sano y bien educado que ha desarrollado la virtud de saber vivir con poco. Vea usted la fotografía que acompaña el ensayo de Carmelo Mesa-Lago (Letras Libres, octubre de 2019, página 50).

Dos bellas jovencitas cubanas caminando con desenfado por alguna calle de La Habana. Cuando vi la foto pensé, muy bien pudieran ser la hijas de Barack Obama. Y es que el consumo moderado y bajo (hasta ciertos límites) es garantía de salud física y mental.

El modelo de socialismo de mercado en un país como Cuba, con un poder político centralizado, fuerte y respetado; que ha desarrollado una ventaja competitiva sui generis como lo es la del consumo moderado y bajo, de su población; se presenta como una alternativa de enormes expectativas.

Y no sólo para los cubanos, sino para muchos otros países, como México, que se están atreviendo a superar la etapa neoliberal. Y sí a esto le sumamos la crisis climática ya en ciernes, el modelo de socialismo de mercado resulta más que necesario, inminente.

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