Alejandro Mario Fonseca
Murió Don Miguel León-Portilla, el
autor de Visión de los vencidos. Ese
hermoso texto que la mayoría de los mexicanos leímos en la secundaria, que trata
de las relaciones indígenas de la Conquista.
Es una crónica del antropólogo,
historiador y nahuatlato mexicano basada en escritos indígenas que narran los
acontecimientos durante la conquista de México, es la obra más conocida de León
Portilla.
Pero Don Miguel era ante todo un
hombre sabio que siempre estuvo actualizado en los temas de frontera, en los
que muy pocos comentaristas han puesto atención.
Esto se debe no solamente a la
temática, sino también a la coyuntura histórica que se atravesó con su muerte: 500 años de la llegada de
Cortés a México y la polémica sobre su leyenda
negra. Y es que la lectura de Visión
de los Vencidos ayuda a superar el mito del gran apestado de la historia nacional.
Como nos dice Bernat Hernández
Don Miguel sí escribió sobre las condenaciones e incomprensiones mutuas
entre españoles e indígenas durante la conquista, pero advirtiendo de la
pervivencia de imágenes culturales “profundamente humanas” que ayudan a
comprender mediante las vivencias del pasado la historia del futuro.
Comprender
mediante las vivencias del pasado
la
historia del futuro
La mirada
de Miguel León-Portilla siempre ha tenido como compromiso la actualidad. Su
obra clásica de 1959 acabó reeditándose décadas después con un capítulo nuevo
que, a manera de epílogo, añadía textos nativos de época moderna y
contemporánea, hasta llegar a los testimonios zapatistas de fines del siglo XX.
Pero ya más conceptualmente, ¿qué decía Don Miguel, por ejemplo sobre
la globalización? Y para entrar con pasos firmes en sus conceptos, repasemos
primero qué es la globalización.
Y es que ya nos acostumbramos a una
visión sombría de la globalización, en la que aún los países de
industrialización avanzada no escaparían a sus retos: el desempleo masivo, es
uno de las consecuencias más alarmantes.
Cerca de 1000 millones de seres
humanos están en la actualidad desempleados o sub empleados. Esta cifra tiende
a incrementarse ya que muchos recién llegados al mundo laboral se encuentran
sin posibilidades de trabajo, muchos de ellos víctimas de la revolución
tecnológica que está substituyendo a pasos agigantados a los seres humanos en
casi todos los sectores e industrias de nuestra economía global.
Para mí, la globalización, es el
proceso creciente de interdependencia entre las zonas desarrolladas del mundo y
de estas con algunas de sus áreas periféricas; cuya esencia se manifiesta en
dos niveles:
1. Político económico,
marcado por el acortamiento de las distancias y por el desbordamiento de los marcos
geográficos tradicionales: por la pérdida del referente nacional; y
2. Socio cultural, en el que
resalta una creciente generalización de una autoconsciencia cada vez más
extendida, de una visión de nuestro mundo entendido como una unidad
interdependiente.
La cara ética de la globalización
Pero al grano, ¿qué nos dice Don
Miguel León-Portilla? En una entrevista que le hizo Bernat Hernández (Letras Libres,
17 mayo 2016) encontré lo siguiente.
Pregunta: En
el año 2000, en el marco del congreso
sobre “El retorno de las voces milenarias de América”, trató acerca de la
cultura indígena como baluarte frente a un tipo de globalización aniquiladora y
homogeneizadora.
Aunque podamos distinguir globalización y occidentalización, sigue en pie
el valor de lo indígena como original. Este fue un gran equívoco en Bartolomé
de las Casas, obcecarse en un mundo polarizado entre españoles e indígenas y no
atender al naciente hibridismo. ¿No fue el mestizo el “hombre nuevo” de la
conquista?
Respuesta: En muchos campos y aspectos la globalización es inevitable, por ejemplo
la de logros tecnológicos en todas sus formas, aunque puedan en ocasiones
lesionar a grupos determinados. No es lo mismo “globalización” que
“occidentalización”. Sin embargo, como ha sido en Europa y en países de cultura
europea como Estados Unidos donde se han producido las principales grandes
transformaciones tecnológicas y culturales, puede decirse que en muchos casos
sí hay equivalencia.}
El problema
es que la globalización puede afectar e incluso destruir valores culturales de
otros pueblos. Los homogeniza pero no suele dirigirse a alcanzar una situación
de igualdad sino a conquistas económicas. Soy de los que creen que podemos
aprender mucho de los pueblos originarios de América, África y Asia.
Fray Bartolomé
de las Casas, sobre todo en su Apologética
historia, al comparar los desarrollos culturales de los indígenas
americanos con los de los pueblos antiguos de Europa buscaba el reconocimiento
y respeto hacia los nativos del Nuevo Mundo.
Fray
Bartolomé de las Casas efectivamente no atendió al aspecto cultural propio de
los mestizos. Él se concentró en la defensa de los indios y debemos considerar
que al tiempo en que escribía, el mestizaje estaba en fase incipiente.
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