Escultura de Carlos Espino. Jardín de Médicos por la Paz. |
Por Brigitte Martínez Gutiérrez
Tlatelolco es el tercer apellido en mi familia, desde que nací formé parte de esta hermosa comunidad. Porque lo es, una comunidad especial, en donde todos los que la habitamos podemos darnos cuenta de las peculiaridades que implica pertenecer a ella.
Un laberinto llenó de trampas y encrucijadas para aquel que no conoce la organización (o desorganización) de sus edificios, gente que comparte su vida en las diversas bancas esparcidas en los parques, un conjunto de niños que ven pasar momentos especiales en los juegos, adolescentes que empiezan a vivir en sus escuelas, gente como yo que nace, crece o muere entre sus árboles y caminos.
Tlatelolco es diversidad y unidad. Una gran cantidad de gustos e identidades convergen en esta comunidad, quienes pertenecemos a ella conocemos bien las historias, mitos, leyendas así como personajes que nos rodean y nos hacen formar parte de ella.
Recuerdo bien, aquellos días de niña en que jugaba en el parque de la paz, o cuando asistía a sus escuelas, cuando caminaba por sus largos pasillos para llegar a casa y aún hoy cuando salgo a desayunar en alguno de sus comercios. Esta unidad forma parte de la historia de muchas personas, que la conocen y comprenden, que entienden su forma de ser, su vida y gloria, que la respetan y la admiran.
Formar parte de ella, es ya formar parte de una historia que sigue su camino y que espera que hagamos nuestra parte para mantenerse viva en el corazón de la ciudad.
buen texto...very deep...
ResponderEliminarQue bueno que ames tanto el lugar donde vives, tu hogar =)arelilebrije
ResponderEliminarYo soy Tlatelolco jaja, muy buen texto cuñis
ResponderEliminarMe gustó mucho. A eso le llamo tener una conexión...
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