Por Victor Sanjuan González
Foto: Antonio Fonseca: Sistemas de pensiones grandes IMSS e ISSSTE, |
A pesar de la barbarie que se vivió en
nuestra revolución, está trajo sus frutos. En la cadena social de nuestro país,
los eslabones más frágiles son los sectores obrero y campesino. Los grandes
juristas plasmaron sus derechos tanto de asociación y de propiedad comunal en
la Constitución. Durante siglos los trabajadores fuimos observados como clases
sociales inferiores. Sólo existían los ricos y los pobres.
Y fueron los trabajadores, los que más
aportaron al país en los últimos 80 años con el valor agregado de su trabajo y
de sus ahorros. Cuando hemos tenido la oportunidad de viajar, generalmente lo
hacemos por carretera, por ferrocarril (cuando existía) o por avión. Y en estos
trayectos observamos grandes autopistas, redes interminables de Torres de
Transmisión de luz, centrales eléctricas, hospitales y obras hidráulicas,
refinerías y otras y bastas infraestructuras. Y quizá alguna vez nos
preguntamos; ¿Cuánto costaría esto? Y ¿de dónde saldría el dinero? La respuesta
es sencilla, en una gran proporción de los ahorros de los trabajadores.
Las autoridades que han estado al frente de
nuestro país, dispusieron de estos ahorros
para la construcción de la infraestructura ya descrita. Actualmente
contamos en el país con un poco más de 100 sistemas de pensiones, entre ellos;
IMSS, ISSSTE, PEMEX, CFE, LyFC, TELMEX, ISFAM, 32 estados de la república,
universidades autónomas, etc. En los que los trabajadores aportan
directamente parte de su salario a los fondos de reserva para ese fin. Datos
oficiales y valuaciones actuariales, arrojan que la deuda por pensiones ya
rebasa el 100% del Producto Interno Bruto, que representa tres veces la deuda
pública total y diez veces la base fiscal del país. (Según funcionarios del
IMSS) Afortunadamente tenemos una excepción, existe un fondo de reserva al que se respetó
sin extraerle un centavo de sus recursos económicos; me refiero al fondo de
reserva para los magistrados de la suprema corte de justicia.
En esta trampa, fraude o desaseo están
involucrados personalidades de diferentes sexenios como Secretarios de
Hacienda, de Energía, de Salud, de Educación, de Trabajo y Previsión Social,
etc. Líderes sindicales a quienes les permitieron ensuciarse las manos, para
evitar que pidieran cuentas y sobre todo guardaran silencio.
En el entorno global sucedió lo mismo. Ante
esta adversidad el capitalismo le exigió al estado que le entregara a los
bancos nuestros ahorros y le piden a los trabajadores que deben aportar más,
cobrar menos y trabajar más. Evitan hacerles cuentas claras a los trabajadores
y no les devuelven sus ahorros y los señalan como los miserables pedigüeños de
esta tragedia.
La Constitución nos da la oportunidad de
rescatarnos a nosotros mismos. Hemos diseñado un sistema de jubilaciones para
todos los trabajadores mexicanos, administrado por nosotros mismos. En el que cabemos todos; tengan seguridad social
formal o no. En este sistema el individualismo lo hemos hecho a un lado. El
estado y los bancos dicen; para robarles ¡júntalos! Y para trabajar
¡sepáralos!, ¡ah! Y, ¡que no piensen! . . .
El
pacto por México sigue su camino. Reformas Laborales, Financieras y fiscales. Y
nuestros ahorros se diluyeron y desaparecieron. Los
ilustres pensadores del derecho elevaron jurídicamente a los más débiles para
tratar sus asuntos de frente con sus patrones y sus compañías. En estas
reformas ni nos ven, ni nos oyen. A diario se presentan trabajadores a
solicitar su pensión y se encuentran con requisitos y nuevas normas que les
restan hasta el 60% de sus ingresos, en otros casos terminan demandando a la
autoridades porque según estas no reúnen los requisitos. ¡Respetémonos a
nosotros mismos! Y velemos por los que vienen detrás de nosotros. Pongamos en nuestras manos nuestra seguridad
económica. . . .
Para
que no se ocupe el desamparo de los vienen atrás de nosotros!
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