Reflexiones desde el insomio
Por José María Arellano Mora
Esos
instantes se me hicieron eternos y, en el aire, se olía la incertidumbre,
¡vamos! se percibía en el ambiente…
La
mamá de mi amigo, desde la ventana de su departamento, nos gritó –de manera
firme: suban a la casa, pero ¡¡Yaaaa!!.
Años
después, comencé a hilar -y comprender- cada fragmento de los hechos sumados
a las pláticas con quienes en su momento y a su modo vivieron esos días. Y,
en especial, ese 2 de octubre del 68.
Días
previos se veía rondar a soldados en los pasillos de la Unidad y en puntos
específicos se veían tanquetas militares, al parecer estratégicamente. Por
igual, en días anteriores, mi hermano y yo vimos, un camión de transporte
público humeante sobre la avenida Nonoalco y calle Zarco, cuando fuimos a
dejar a nuestro abuelo paterno a la Estación Buenavista de ferrocarriles.
Años
después el amigo Martín –mayor de edad en relación a la nuestra- salió en la
televisión -lo entrevistaron- él contestó orgulloso y aseveró haber estado en
la plaza justo el 2 de octubre. Días después nos lo encontramos y le dijimos:
“¡¡semejante mentira ni tú te la
crees!!”- y soltamos en carcajadas – que seguro retumbaron hasta su
cerebro.
-¡Vaya! Pues, si ustedes no me creen no
faltara quien sí lo haga –¡recontra convencido! nos contestó Martín.
Joel
lo desafió: ¡¡Mira tuuú!! afirmando semejante invención, si te la
pasaste en tu casa, escondido, nunca participaste, te la pasabas echando
rollo, pero a la hora de hacer propaganda ni siquiera fuiste capaz de pegar
un cartel enfrente de tu edificio. Y ahora, eres peor, siempre argumentaste padecer
un trauma producto de haber visto los muertos en la Plaza de las Tres
Culturas... y, ahora resulta, que estuviste en el mitin del 2 de octubre… ¡te
la jalas!
Todos
nos quedamos en silencio, al escuchar a Joel, quien siempre participaba y poco
hablaba - cuando recién lo conocieron algunos afirmaban o dudaban sí era mudo.
Y,
desde entonces le decimos a Martín: “el
colgado”, como a todos aquellos que se cuelgan del movimiento estudiantil del 68 y de Tlatelolco para
fines personales.
El
trinar de los pájaros, al exterior de la ventana de mi estudio, me indica,
que el día ya empezó.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario