lunes, 28 de abril de 2014

En búsqueda de la ciudad del siglo XXI

Aurelio Cuevas (Sociólogo)

El libro ¿Hacia una ciudadanía urbana? La ciudad y la igualdad de oportunidades, de Jacques Donzelot (Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2012, 63 pág.), aborda cómo afrontar los problemas de integración social que agobian a las metrópolis actuales haciendo propuestas impulsoras de las capacidades de acción individual y colectiva a escala local.

La tesis central de la obra es que la ruptura del tejido social habida en las grandes urbes del planeta desde fines del siglo XX, plasmada en el crecimiento del desempleo, la pobreza y la inseguridad pública, y otros males similares, evidenció un agotamiento del “Estado social”. Este último -durante la segunda mitad del siglo anterior- reguló las relaciones entre empresarios y trabajadores a través de la promoción de “urbanizaciones sociales” destinadas a los segundos para que accedieran a una mejor calidad de vida.

El autor destaca que la “vivienda social” en Francia y otros países europeos proliferó en las zonas aledañas de las grandes ciudades, lo cual se acompañó de la expansión de redes de comunicación del centro a los “suburbios”; se facilitó así el acceso a estos últimos de las clases bajas y medias asalariadas cuyo interés era contar con un techo propio. Sin embargo, con el paso del tiempo se hizo palpable que quienes poblaban las “urbanizaciones sociales” no sentían cariño o identificación hacia su entorno, factor que generó un deterioro o abandono de los espacios públicos: plazas, calles y comercios.

En consecuencia Donzelot plantea la necesidad de un “renacimiento urbano” a través de un nuevo tipo de ciudadanía fundamentada en: 1) la promoción de solidaridades locales; 2) la regeneración del vecindario; 3) el realce de la diversidad cultural en la vida de la ciudad; 4) y la apropiación comunitaria de los lugares públicos: cafés, centros culturales, calles, parques, etc.

El libro considera que la presente crisis mundial, sobre todo económica y ecológica, está orillando a modificar hondamente la vida social existente en el ámbito urbano. Si la segunda parte del siglo XX se distinguió –según Donzelot-por el impulso de una “ciudadanía social” que buscaba satisfacer las necesidades esenciales de los trabajadores de las sociedades industriales, el siglo XXI plantea construir la “ciudadanía urbana” que -afirma el autor-  persigue “aumentar  la igualdad de oportunidades entre los individuos”, resaltar su diversidad cultural, y –por último- hacerlos partícipes directos “en la implementación de las políticas públicas en el marco de los acuerdos de colaboración locales” (p. 47).

Tales acuerdos locales promoverían proyectos de renovación urbana a partir del barrio, para darle a este una imagen que rompa con el tedio, la segregación, la inseguridad, en síntesis con todo aquello que afecte la integración comunitaria.Los funcionarios públicos electos localmente incitarían a formar parte de dichos acuerdos a los actores que brindan servicios en la zona (maestros, trabajadores sociales, cuerpos de policía, dueños de giros comerciales…) y a que sus habitantes sean “interlocutores a los cuales es necesario rendir cuentas” de los convenios de colaboración (pp. 44-46).
En síntesis la lectura de este libro nos sumerge en un tema de gran actualidad como es la revitalización del “derecho a la ciudad”, que no solo se restringe al derecho a la vivienda por parte de quienes la habitan, sino que ahora los perfila como actores centrales de una regeneración urbana que favorezca el avance económico, frene la exclusión social y proteja el medio ambiente.

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