Alejandro Mario Fonseca
8 de noviembre de 2015
El debate es sano, muy sano. Yo creo que es uno de los
aspectos de nuestra triste democracia que vale la pena rescatar. Hoy podemos
decir públicamente cosas que antes eran un verdadero tabú. Por ejemplo, estar
de acuerdo en que se legalice el consumo de la marihuana.
¿Legalizar la Marihuana? |
Y es que con los tabúes, al ser prohibiciones “sagradas”
ligadas a las religiones, nadie se quiere meter: puede caer sobre uno algún
tipo de maldición. La falta de información y sobre todo el chisme, son muy
peligrosos; y casi siempre la ignorancia y el fanatismo conducen a la
violencia. Y para no caer en la peor de las maldiciones, o sea la violencia
física o verbal, pues debatamos abiertamente el tema.
Si, está bien, sin embargo hay que establecer algunas reglas
para que el debate sea sano y sobre todo constructivo. La primera es que hay
que decir siempre la verdad. Y para decir la verdad, hay que informarse,
estudiar un poquito sobre el tema, si no mejor ni meterse. Debatir de oídas, a
base de chismes no sirve de nada. La segunda regla es que esa verdad que vas a
defender en el debate, sea útil. Si no, mejor ni la digas. Y la tercera es que hay que decirla de buen modo, respetuosamente, con
argumentos, sin groserías.
Y en el tema del consumo de drogas, la gran verdad, que
todavía muy pocos nos atrevemos a defender, es que en nuestro país, con el
neoliberalismo, el PRI gobierno (incluidos sus invitados ocasionales del PAN y
del PRD)cambió su política de fomento al empleo por la del fomento al consumo
de drogas. Y es que hoy nuestra juventud ya no encuentra trabajo fácilmente,
pero que tal el alcohol y la marihuana, por hablar de las drogas baratas y por
lo tanto populares.
Y no, defender le legalización del consumo de la marihuana, no
significa promoverla, ni necesariamente significa que yo la consuma. Es más,
quiero ser de los primeros en advertir
de las serias consecuencias sobre los daños a la salud que provoca. Es cosa de
investigar, de informarse un poquito.
Aunque el riesgo de adicción a la marihuana es menor que la
del alcohol, la marihuana induce muerte neuronal, y esto es proporcional a la
concentración y el tiempo de exposición. Además, disminuye la memoria, el
aprendizaje y la atención; interfiere también
en el proceso para atender señales de emergencia por parte de la corteza
cerebral, y esto es un fenómeno irreversible. Usted, amable lector, puede
conseguir bastante información seria, científica, sobre el tema. Le recomiendo
los trabajos que están realizando en el Laboratorio de Neurobiología del
Instituto Nacional de Psiquiatría.
Por otro lado, la legalización del consumo de marihuana es un
claro ejemplo de que el Derecho puede ser factor de evolución social. La
legalidad puede engendrar efectividad: el hipotético prestigio del Derecho y la
comodidad, el mimetismo y la rutina operan a favor del cumplimiento del
Derecho. Pero lo más importante, es que legalizar ciertas prácticas perniciosas
y peligrosas, como el consumo de drogas, permitirá para la sociedad mexicana en
su conjunto, sino su erradicación, por lo menos su control. Y esto último es lo
que menos quieren los capos del narcotráfico y los malos políticos
involucrados.
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