viernes, 26 de enero de 2018

Óptica Ciudadana: MI KIOSCO

Por José Luís Hernández Jiménez
Todavía era diciembre pasado, el día 30, y ya estaba ahí. Me dio gusto volver a verlo. Totalmente remozado, mi quiosco (también se escribe así, eh) consentido, en el mero centro de Iztapalapa.
En los últimos días de 2017 lo reinauguraron, luego de casi cuatro años, de que un irresponsable lo desapareció porque le dio la gana. 
Y es que los kioscos, para las ciudades grandes, medianas y pequeñas de nuestro país, son algo especial. Un adorno muy particular. Como esas construcciones son una especie de templete o pabellón de estilo oriental, sin paredes aunque con rejas, a veces con sótano, que se ubican en parques y jardines, son sitios naturales de reunión de la gente. Ahí van a caminar los vecinos, a comprar el periódico, alimentos diversos y chucherías de todo tipo.
En el pasado, los jóvenes los utilizaban para hacer amistades y caminando en su derredor, para pescar novia o novio, y hasta para ir a bailar. También se convirtieron en lugares adecuados para festivales artísticos, mítines políticos y ceremonias cívicas.

Kiosco del Centro de Iztapalapa.
 Muchos de ellos, quizá la mayoría, fueron construidos a fines del siglo antepasado o principios del siglo XX. Y a pesar del crecimiento desorbitado de las selvas de concreto que llamamos ciudades, los quioscos han permanecido ahí, casi como aretes, es decir, adornos, de las comunidades.
Hubo un tiempo, en que las comunidades competían por tener su propio quiosco; y trataban de que fuera el mejor. Por ello, por su arquitectura, antigüedad, belleza, algunos parecen obras de arte. Ahí está el kiosco Morisco, en Santa María la Rivera, construido en 1884 y trasladado desde París, hasta el lugar que hoy ocupa. O el del centro de la Delegación Tlalpan, edificado también desde aquellos ayeres.
Igual está el kiosco del Pueblo, atrasito del Monumento a los Niños Héroes, en la entrada de Chapultepec, también, como los citados, inaugurado por don Porfirio, a fines de su mandato, en 1910. Y qué decir del kiosco del centro de Coyoacán, traído también, dicen, desde París, en 1900. O el del Jardín de Santiago Tlatelolco, a unos pasos de la Plaza de las Tres Culturas. O el kiosco francés, ubicado en el parque Mariscal Sucre, por donde hay una fuente de Los Leones, en la colonia Del Valle.
Y el que quizás sea el más conocido, el quiosco de la Alameda Central de la CdMX, construida también durante el porfiriano, y sitio de célebres conciertos, con los artistas más conocidos de las décadas de los 60´S y 70¨s del siglo pasado.
Estos son algunos de los quioscos más famosos de la urbe más grande del país. Pero lo cierto, es que en toda la República, yacen construidos por todas partes.  
E Iztapalapa, al oriente de la ex Ciudad de los Palacios, o sea la CDMX, también tenía su propio kiosco, antiquísimo, situado en “el jardín” del centro de dicha demarcación.
Uno de mis recuerdos más vivos sobre dicha obra, fue el de ver y escuchar en vivo, el 8 de abril de 1974 y el mismo día y mes de 1975, los aleccionadores y emotivos discursos de Heberto Castillo, Demetrio Vallejo, Luís Tomas Cervantes Cabeza de Vaca y otros ilustres luchadores sociales (de cuando la lucha política desde la izquierda, se daba desde la ética y las causas populares), quienes trepados en ese kiosco arengaban a la multitud a atreverse a organizar políticamente, en un nuevo Partido, el PMT (Partido Mexicano de los Trabajadores). ¡Ah, qué tiempos aquellos, señor don simón!    
Pero hubo un Delegado, mejor dicho un jefe Delegacional, de cuyo nombre ni quiero acordarme, que lo destruyó (a escondidas, pues para ello, “bardearon” temporalmente el jardín) durante su mandato, en 2013-2015. Y en lugar de ello, mandó construir una especie de sombrero, de ¿plástico?  La ira vecinal, provocada por ese y otros hechos impopulares, hizo que el funcionario de marras, fuera cacheteado más de una ocasión.
Por ello, el 3 de mayo  del 2016, luego de que, con el apoyo de mis cuates Ciro Mayen y Marco Rascón, ante trabajadores de la dependencia y público en general, presenté mi libro, “Cuando correteábamos utopías”, en el auditorio de la sede del gobierno delegacional, y al ser invitados a platicar con la Jefa Delegacional, Dione Anguiano, en la oficina de ésta, en algún momento le comenté que una manera de ganar simpatías con los vecinos, era volver a construir el Kiosco que su antecesor había destruido, me respondió que era buena idea. Pasó el tiempo y…., a fines de 2017, descubrí que el quiosco de Iztapalapa, “mi kiosco”,  de nuevo estaba ahí. ¡Qué alegría!
Creo que la reconstrucción de dicho kiosco y la edificación de un Museo del Papalote en la demarcación, son aciertos que merecen, dos aplausos para doña Dione.
(Está bien. Les digo el nombre del destroyer del kiosco de Iztapalapa: Javier Valencia que, con los únicos méritos de ser el “dedo chiquito” de Marcelo Ebrard Casaubond y haber trasladado maletas llenas de dinero, desde la Jefatura de Gobierno del DF, hasta las arcas de la campaña del entonces candidato a Gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero (sí, el mismo corresponsable de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa), le fue entregada por el entonces poder establecido de la hoy CDMX, la Jefatura Delegacional de Iztapalapa. En su mandato hizo puros desastres el tal Valencia, al grado de que no terminó su período. Hoy anda tras otro hueso en el P, Morena. ¿Cómo ven?)      
Notitas: Una.- Que dice bien Naief Yehaya (El Cultural, La Razón. 20/I/18): “El año uno de la Presidencia de Trump ha sido una sucesión repelente de estrategias reaccionarias, sospechas de conspiraciones, torpezas diplomáticas grotescas y  exabruptos presidenciales que van de la ira ridícula a la ingenuidad pasmosa, pasando por increíbles coqueteos con la extrema derecha”.  Dos.- Que deben cuidar más a los suspirantes por un cargo público. Recientemente, la caravana que acompaña a la aspirante a la Presidencia, Mary Chuy Patricio, fue asaltada por gente armada, en Tierra Caliente, Michoacán. Semanas antes, algo similar sucedió con la de AMLO. Y también asaltaron a acompañantes del candidato del PRI a la Jefatura de Gobierno capitalino. Tres.- Que conforme avanzan las precampañas, luego las campañas, menos hay que creer en los discursos políticos pues…es política.  Cuatro.- Que tampoco merecen credibilidad las empresas encuestadoras. En México juraron que el PRI ganaría los pasados comicios estatales; Y dicho Partido perdió la mayoría. En EU, juraron que ganaría Hillary Clinton y… ganó Trump. Cinco.- Que el martes 13 de febrero del 2018, a las 19 horas, nos vemos en “Por el cambio con dignidad, AC” (Concepción  Béistegui 107, colonia Del Valle, CdMX), para compartir la Conferencia “Desafíos en la construcción de un modelo energético sustentable, México 2050”, a cargo del Dr. Edgar Ocampo Téllez. Seis.- Que está padre la colección “Descubrir la filosofía”. Son biografías breves de las obras de Kant, Descartes, San Agustín, Marx, Nietzsche, Aristóteles, Platón, Sócrates,…. Se recomienda, a mis cuatro o cinco lectores, leerla. A la vista en puestos de periódicos. Siete.- Que insisto: todos debemos hacer ejercicio diario, sólo para estar sanos ¿va?    
Correo E   hernandez-jimenez2012@hotmail.com    (Ídem Facebook)
México, CDMX, a 22 de enero del 2018. 

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