Alejandro
Mario Fonseca
Con el fenómeno de la globalización
el mundo ha cambiado vertiginosamente. Los Estados Unidos ya no son la potencia
bélica y financiera dominante: China, Rusia y Europa son un contrapeso cada vez
más importante.
Nuestro mundo poco a poco se ha
vuelto multipolar e interdependiente. Obama y Hillary Clinton lo entendían muy
bien, por eso encabezaban todo tipo de iniciativas que privilegiaban el
dialogo, la distensión y la cooperación.
Por desgracia el ignorante y
psicópata Donald Trump llegó a la presidencia y ahora su empecinamiento por
“recuperar la grandeza perdida” se está traduciendo en una seria amenaza para
la paz mundial.
Su único triunfo político ha sido en
el tema de los impuestos. Ya bajaron significativamente, pero sabe muy bien que
más pronto que tarde se le vendrá el problema del financiamiento de una de las
burocracias más grandes, caras y complejas del mundo: la suya, la
norteamericana.
Así que al loco Trump le urge una
válvula económica de escape y ésta, todo lo indica será la guerra. Porqué,
porque las otras alternativas son pírricas y caras. Sí clausura el Tratado de
Libre Comercio le saldrá el tiro por la culata ya que los principales afectados
serían los empresarios norteamericanos.
Y esto por no hablar de la
construcción del famoso “muro”, que cada día se ve más incosteable y absurdo. Y
por lo que toca al resto del mundo las provocaciones continúan. Lo de la
embajada en Jerusalén, el conflicto con Corea del Norte atorado, su racismo
exacerbado, etcétera. Así que insisto, no lo deseo pero todo indica que se
viene la guerra.
Foto: Animal Político |
El Papa
Francisco preocupado
Por
algo el Papa se mostró preocupado ante la posibilidad real de que estalle una
guerra nuclear, advirtiendo que “estamos al límite” de un conflicto de esa
naturaleza.
“Sí, realmente tengo miedo. Estamos
al límite. Basta un incidente para desencadenar la guerra. No se puede correr
el riesgo de que la situación precipite. Por lo tanto, es preciso destruir las
armas nucleares”, aseguró Francisco a los periodistas que lo acompañan a bordo
del avión que lo condujo a Chile.
La pregunta llegó luego que a todos
los participantes en el viaje les fue distribuida una estampa con la fotografía
en blanco y negro de un niño que espera erguido el turno para depositar en un
horno crematorio el cadáver de su hermano pequeño, víctima de la bomba atómica
que impactó en Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.
Aquella explosión, verificada el 9 de
agosto de 1945, dejó unos 80 mil muertos. En el reverso de la estampa, el mismo
líder católico estampó su firma (“Franciscus”) junto a la frase: “el fruto de
la guerra…” (Cfr. Revista Proceso 15/1/18).
¿México
socio estratégico de los Estados Unidos?
Y mientras tanto Peña Nieto comprando
misiles. El anuncio causó sorpresa: por primera vez México comprará misiles y
torpedos a Estados Unidos. El armamento será entregado por el gobierno
norteamericano una vez que el Congreso autorice la operación.
Se trata de una compra inédita.
Aunque desde hace más de una década las fuerzas armadas mexicanas empezaron a
modernizar su armamento, hasta ahora no había habido una adquisición así. ¿Para
qué diablos México quiere misiles?
Para el gobierno estadounidense la
operación, con valor estimado de casi 100 millones de dólares y anunciada en
varios medios mexicanos la semana pasada, es en beneficio propio. ¿Qué
significa esto? ¿Qué nos están obligando a comprarlos?
Los argumentos no son convincentes.
A la par de ser un país lleno de “sucios
feos y malos” exportadores de “drogas y malvivientes”, también somos un “socio
estratégico”. ¿Eso es lo que están
afirmando los especialistas? ¿Qué paradoja!
Por ejemplo, Raúl Benítez del Centro
de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, considera que “la
operación incrementa la confianza militar entre la Marina mexicana y el
Pentágono”.
Y Benítez agregó: “es una
advertencia: la Marina tiene un equipo de combate cada vez más moderno y
eficiente. “Básicamente es con fines disuasivos, pero está la posibilidad de
que se pueda usar, sobre todo contra el crimen organizado que es la principal
amenaza”.
Profundizar
la guerra contra el narco
Y en esta última afirmación de la nota
que tomé de animalpolítico.com, está
la clave del asunto. No es que nuestro país pretenda convertirse en una potencia
bélica mundial, no, y mucho menos me trago que para Trump seamos un aliado
estratégico en términos guerreros.
Ya bastante le ayudamos al ejército
norteamericano con nuestros compatriotas combatiendo en sus guerras políticas y
comerciales, como para que ahora vengan
a armarnos y entrenarnos para que directamente lo hagamos ya como país.
No, México no está capacitado para una guerra internacional moderna. Y qué
bueno.
Se trata de un problema de necedad. O
todavía peor, de la degeneración del instinto que está en el fondo de todas las
necedades. A Peña Nieto y sus asesores no les interesa revisar seriamente el
fracaso de la absurda guerra que inició Calderón contra los capos de la droga.
Algunos amigos aventuran la hipótesis
de que se trata del inicio de lo que sería en el mediano plazo una nueva base
militar norteamericana, para proteger sus intereses ahora que el neoliberalismo
empezó a favorecerlos abiertamente.
Puede ser. Pero a mí me da la
impresión de que sí el PRI o el PAN ganan las elecciones en junio, la estúpida
guerra ya perdida contra el narco se profundizará. No les importan los muertos,
la inseguridad, la drogadicción, etc. Mientras ellos sigan conservando el poder
y sus beneficios, nada importa.
El
protagonismo de nuestro alcalde
Y como el tema se presta, aprovecho
para comentar un problema casero. Resulta que hace poco más de un año el
alcalde de San pedro Cholula anunció con bombo y platillo un convenio con el
Ejército Mexicano.
Creo que fue un poco antes de que se
cambiara de partido y se pasara de Movimiento Ciudadano a Morena. Bueno, eso no
importa mucho, el hecho es que el convenio significaba la aceptación tácita de
que la policía municipal era insuficiente para el combate a la violencia y la
inseguridad que iban en aumento.
Los feminicidios y el “huachicol”
eran temas nuevos en la región del valle de Cholula. Algo había que hacer. Yo
estoy convencido de que el Ejército nada tiene que hacer en las calles
cumpliendo con tareas para las que no ha sido entrenado.
Pero como medida transitoria, “mientras
capacitaban a nuestros policías la medida era aceptable” dijimos muchos. Sin
embargo, al calor de la contienda electoral, el alcalde regresó al protagonismo
y se le ocurrió interponer ante la Suprema Corte de Justicia una controversia
constitucional contra la Ley de Seguridad Interior. Pero se le olvidó
explicarle a los jefes militares lo que iba hacer y porqué.
El resultado fue que de inmediato el
Ejército se retiró de Cholula y al parecer están tan enojados que ni siquiera quisieron entregar la cartilla
liberada a los prestadores del servicio militar. Otra vez: nuestro alcalde
metido en conflictos innecesarios.
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