viernes, 12 de enero de 2018

“Pan o palo” ¿cómo en el Porfiriato?

Alejandro Mario Fonseca
El último escándalo es mayúsculo. A la par del proceso electoral ya en curso, la política se torna candente y muy delicada. El día de ayer el gobernador del estado de Chihuahua, Javier Corral, acusó al gobierno federal de “represalia económica por exhibir trama de corrupción priista”.

En una conferencia de prensa, ayer (8/1/2018), el gobernador Corral consideró que el abrir las pesquisas en torno al desvío de recursos millonarios durante la gestión de su antecesor Cesar Duarte, le valió una reprimenda económica por parte de la Secretaría de Hacienda.

En concreto denunció que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) canceló la entrega de 700 millones de pesos de recursos federales a Chihuahua, que eran necesarios para terminar el año con pago de aguinaldos y servicios con proveedores.
Apareció en todos los medios, sigo aquí la nota del Reforma. Corral dijo que “el jueves 4 de enero en una reunión en Palacio Nacional, el titular de Hacienda, José Antonio González Anaya, reconoció que las investigaciones habían propiciado la suspensión del envío de la bolsas a Chihuahua”.

Corral añadió: “El tema no es menor. Es gravísimo que se confirmara que la SHCP aparece como un instrumento de control político frente a los gobernadores, o al menos de este que les habla, con motivo de una investigación que persigue la corrupción y la impunidad, porque así fue planteado”.

Añadió, “debo confesar que realmente fuimos tomados por sorpresa, porque tú no te imaginas un planteamiento así. Lo que inmediatamente señalé al secretario de Hacienda, con toda claridad, es que nosotros no íbamos a intercambiar el conocimiento privilegiado de investigaciones del Ministerio Público, por una disposición de recursos que pertenecen al estado de Chihuahua, y que daríamos la batalla”.

Javier Corral. Gobernador de Chihuahua

¿Estamos regresando a las políticas del Porfiriato?
Y Corral ofreció  la clave política del desaguisado: “Con la detención del operador de Beltrones, hemos tocado el modus operandi de la corrupción política en México, de la que toda la nación habla, con la diferencia de que nosotros lo hemos acreditado técnica y documentalmente”.

Con esto que está sucediendo en Chihuahua me viene a la memoria el Porfiriato. Se trata ni más ni menos que de la política de “Pan o palo”, que tiene su antecedente en la “ley” que implementó el general Manuel González, quien gobernó entre la primera y segunda presidencia de Porfirio Díaz.
Se conoció como  “Ley Mordaza”, la que establecía que cualquier periodista podía ser aprehendido, llevado a prisión y sometido a juicio por denuncias de cualquier otro ciudadano.

 Esto, desde luego, hizo sufrir el gremio periodístico durante todo el régimen de Díaz, y hasta su caída en 1911, aunque no fue, desde luego, un hecho aislado. También el resto de los presidentes hicieron lo propio persiguiendo y arrestando periodistas con tal de guardar el honor de la presidencia.
Durante los gobiernos de Porfirio Díaz, el instrumento era bastante claro: “ese gallo quiere máis” era su frase común para resolver este tipo de problemas. Cuando un periodista hablaba mal del gobierno era porque esperaba que le dieran algún puesto popular, y las críticas al régimen se callaban con regalos, candidaturas o dinero.
Si esto no funcionaba, entonces se aplicaba un segundo instrumento: “Pan o palo”; y ya se imaginarán como les iba a quienes hablaban mal del gobierno. Quizás uno de los ejemplos más claros lo tenemos al entrar al siglo XX, cuando los hermanos Flores Magón intentaron, en diversas ocasiones, publicar diarios de oposición y por ello terminaban en la cárcel. (Cfr. SoHoMéxico.com).


Ya no es “pan o palo”, ahora es “palo y palo”
Pero usted, amable lector me dirá, con justa razón que hay grandes diferencias con la actualidad. Y sí, tiene razón. La primera diferencia es que Don Porfirio tenía control total sobre todos los gobernadores, alcaldes y poderes. Su problema era la prensa independiente.
Ahora son algunos gobernadores y algunos alcaldes los que “se le están saliendo del guacal” al poder presidencial. Nuestra incipiente democracia, aunque débil, está dando algunas sorpresas.
Pero la gran diferencia, la diferencia de fondo es que ahora el Presidente tiene que compartir el poder con una clase política muy voraz. Ya son más de 20  exgobernadores cuestionados por abusos, despilfarro o corrupción.
Además ahora no son pocos los alcaldes, senadores, diputados, jueces, secretarios, directores de paraestatales, dirigentes de los partidos políticos,…, los que quieren participar del “aquelarre”. Los escándalos de corrupción brotan por todas partes día con día.

Y por si fuera poco también está el problema de la guerra del narco, que le está dejando importantes divisas a lo peor de la clase política; y el problema del huachicol, y un largo etcétera. Ya no hay pan que repartir, ya no alcanza.
Y sí, de todo esto, que es la principal diferencia con el Porfiriato, resulta que ya no hay pan que repartir. Gran parte de los recursos se desvían, se atoran y la justicia, el bienestar social, que era la principal divisa de los regímenes emanados de la Revolución, se está extinguiendo.
Estamos viviendo los años del “palo y palo”: inflación, devaluación, gasolinazos, mala educación, servicios de salud deficientes, etcétera. Y para rematar, además de  la corrupción y la impunidad: violencia e inseguridad.

Reflexión final
Yo le creo a Javier Corral. Ojalá me equivoque, pero todo indica que el gobierno federal le está dando “palo”. Están intentando estrangular su gobierno reteniéndole recursos ya comprometidos para el pago de salarios y de proveedores.
Además está política se combina con un repunte de la inseguridad y de los hechos delictivos en Chihuahua. No quiero pensar como algunos analistas sugieren, que se trate de un fenómeno concertado con el crimen organizado.
El Presidente Peña Nieto debe corregir de inmediato un error político que no va a traducirse sino en un rechazo generalizado a la participación ciudadana en todo tipo de asuntos políticos y públicos.
O todavía lo peor, en levantamientos espontáneos de grupos sociales ya cansados de tanta ignominia; de tanta ofensa grave que sufre el honor y la dignidad del pueblo de México. Con todo y todo tenemos que apostarle a la vía democrática para sacar a nuestro país del grave retroceso en que se encuentra.

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