Pedro Páramo
de Juan
Rulfo
Alejandro Mario Fonseca
No sé si porque ya estamos hartos,
temerosos, asqueados… de tanto abuso, despilfarro y corrupción de gran parte de
la clase política y sus allegados; o si lo que pasa es que estamos perplejos,
anonadados, absortos, alicaídos… en suma impotentes ante los males que ya
mencioné, pero llevados a su máxima expresión debido a la extrema violencia e
inseguridad.
O las dos cosas. De lo que resulta
una extraña mezcla psicológica (¿esquizofrenia?) de desasosiego y frustración
que nos inmoviliza, nos deprime y nos condena al escapismo emocional y mental:
nos refugiamos en las falsas expectativas de esperar. Sí, de la esperanza mal
entendida, aquella que engañosamente nos lleva a vivir en un mundo ficticio.
Y lo peor de todo esto es el peligro
de caer en la trampa de las drogas y el alcohol y volvernos clientes, engranados
al sistema político criminal que desmantelo el efímero Estado de bienestar del
Desarrollo Estabilizador de los años 50 y 60, y nos llevó al Estado narco de
nuestros días.
Ya estamos en el 2018, un año nuevo
que debiera prometer, significar alguna mejoría, sobre todo tratándose de un
año electoral: algún indicio de ánimo de recuperación, de regeneración. Pero
no, todo indica lo contrario. Más violencia, más abuso, más corrupción: el
cinismo y la mentira dominan las campañas políticas de la clase política en el
poder.
Meade, Anaya y López Obrador precandidatos a la presidencia 2018 |
¿La clase
política se tambalea?
Pareciera que Anaya y Meade viven una
alucinación política que los remite a simples títeres que no hacen más que
repetir papeles ya muy sonados y gastados que a todos nos aburen.
El primero Ricardo Anaya, el “niño
sabio”, el “pirrurris” que se expresa muy bien en inglés y en francés, pero que
no dice nada nuevo. Sigue con su cantaleta: “el PRI corrupto se tiene que ir”.
Ah pero a veces improvisa.
Ayer sábado (6/1/2018) propuso una
“policía confiable”. Sí, eso propuso, ríase usted, y además dijo cómo: “policías
depuradas, bien pagadas, profesionales, en las que la gente pueda confiar”. (Ja
ja). Está igual o peor que Calderón, al que tanto critica, carece de
estrategia.
Y el segundo, José Antonio Meade, el
“honrado”, el “funcionario ejemplar”, el que “no es político” y que está tan
limpio que ni siquiera se ve, su campaña de plano no levanta. Y es que él, a
pesar de haber estado en los más altos puestos de la burocracia, “no es
responsable de nada”.
Por eso es que su campaña está
dedicada a las sonrisas, al brindis, a los buenos deseos, a su “encanto
personal” en el que nadie cree; vaya hasta su mujer tiene que entrar al quite
para darle un poco de brillo a una campaña más que gris, traslúcida, invisible
de tan limpia.
Y la cosa está tan grave, que ahora
algunos priistas ya desesperados están corriendo el rumor de que van a cambiar,
por motivos de salud, a Meade por Nuño. Vaya cambio, un pusilánime por otro
peor. No lo creo.
Y la
justicia: ¿durmiendo el sueño de los justos?
Y mientras tanto en el tema de la justicia el escenario político es desolador.
Sí, es cierto, están “cayendo” algunos peces gordos. Pero el caso de Borge, el
de Quintana Roo, que por cierto ya no esta tan gordo (pareciera que los ponen a
dieta para hacer más creíble el teatro) es el del último chivo expiatorio que
pretende darle funcionalidad a una justicia ficticia.
Así estamos, desde la Suprema Corte
de Justicia que está calladita y cooperando, pasando por la PGR, la FEPADE,…, hasta
los más humildes Ministerios Públicos de las localidades, parecieran estar
durmiendo el “sueño de los justos”.
Y es que ya lo dijo Salomón: los
malos padecerán insomnio:
No sigas la
senda de los impíos, no vayas por el camino de los malos. Evítale, no vayas por
él, apártate de él y pasa de lejos. Porque ellos no duermen tranquilos si no
hacen el mal, el sueño les falta si no han hecho caer a alguno. Porque comen el
pan del crimen, y beben el vino de la violencia. La senda de los justos es como
la luz del alba, cuyo esplendor va creciendo hasta el pleno día. El camino de
los malos es como las tinieblas, no perciben en qué tropezarán. (Proverbios 4
14-19)
Y adelante
de ellos ¿el “viejo diablo” provocando y sonriendo?
¿Y López Obrador? Bueno, ese se cuece
aparte. A mí me da la impresión de que sabe que la tiene ganada. Pero de que
también sospecha que la tiene perdida. Y sí, es que otra vez va a ganar, pero
no lo van a dejar llegar. Ojalá me equivoque.
Pero lo que si es cierto es que nadie
parece quitarle el sueño y es que el Peje está muy divertido. Burlándose de
todos, entre dimes y diretes les va diciendo sus verdades y les avienta la
madeja de estambre: y los gatitos se enredan.
Sus más sesudos críticos a lo más que
llegan, es a tacharlo de lanzar ocurrencias tontas, sin fundamento. No se dan
cuenta de que les está lanzando verdaderos misiles políticos, los está
engatusando y ni cuenta se dan.
Veamos por ejemplo la “propuesta” de
la amnistía para los capos del narco. Para empezar, ni siquiera es una
propuesta, se trata de una idea provocadora que no tiene otro fin más que
desenmascarar la falsa estrategia contra el crimen organizado de Calderón y de
Peña.
Lo más
urgente: rescatar a nuestra juventud
Y es que la guerra estúpida de
Calderón contra el narco ya está perdida. Lo que se requiere es una verdadera
estrategia conscientemente planeada, que involucre a la ciudadanía. Y sí,
cuando ésta se haga de a de veras va a tener que haber una amnistía, por lo
menos para la mayoría de los jóvenes que se han involucrado en el narco
menudeo.
Urge rescatar a la juventud que a
falta de empleos decentes ha tenido que ganarse la vida con lo que sea. También
urge rescatar a todos los jóvenes que han caído en la drogadicción.
Y tan solo estoy mencionado uno de
los temas candentes, hay muchos otros, por ejemplo el de la reforma educativa.
Todos los que trabajamos o hemos trabajado en la educación sabemos que todo fue
un teatro. Vaya hasta la maestra Gordillo ya fue “perdonada”. ¿De veras les va
a dar muchos votos?
Y podría seguirle con más ejemplos
como el del tema de la reforma energética. Toda una farsa, toda una estafa, por
no hablar de los dineros mal habidos de PEMEX para las campañas de los
priistas, o del caso Odebrecht, etcétera.
Pero no se agüite estimado lector,
los mexicanos ya no podemos seguir esperanzados, ahora estamos obligados a actuar, a levantar
la mirada, y decir como Pedro Páramo: “Hacía
tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo” Y apenas
estamos en las precampañas. ¿Qué le parece?
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