jueves, 11 de enero de 2018

“Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo”

Pedro Páramo de Juan Rulfo
Alejandro Mario Fonseca
No sé si porque ya estamos hartos, temerosos, asqueados… de tanto abuso, despilfarro y corrupción de gran parte de la clase política y sus allegados; o si lo que pasa es que estamos perplejos, anonadados, absortos, alicaídos… en suma impotentes ante los males que ya mencioné, pero llevados a su máxima expresión debido a la extrema violencia e inseguridad.
O las dos cosas. De lo que resulta una extraña mezcla psicológica (¿esquizofrenia?) de desasosiego y frustración que nos inmoviliza, nos deprime y nos condena al escapismo emocional y mental: nos refugiamos en las falsas expectativas de esperar. Sí, de la esperanza mal entendida, aquella que engañosamente nos lleva a vivir en un mundo ficticio.
Y lo peor de todo esto es el peligro de caer en la trampa de las drogas y el alcohol y volvernos clientes, engranados al sistema político criminal que desmantelo el efímero Estado de bienestar del Desarrollo Estabilizador de los años 50 y 60, y nos llevó al Estado narco de nuestros días.
Ya estamos en el 2018, un año nuevo que debiera prometer, significar alguna mejoría, sobre todo tratándose de un año electoral: algún indicio de ánimo de recuperación, de regeneración. Pero no, todo indica lo contrario. Más violencia, más abuso, más corrupción: el cinismo y la mentira dominan las campañas políticas de la clase política en el poder.

Meade, Anaya y López Obrador precandidatos a la presidencia 2018

¿La clase política se tambalea?
Pareciera que Anaya y Meade viven una alucinación política que los remite a simples títeres que no hacen más que repetir papeles ya muy sonados y gastados que a todos nos aburen.
El primero Ricardo Anaya, el “niño sabio”, el “pirrurris” que se expresa muy bien en inglés y en francés, pero que no dice nada nuevo. Sigue con su cantaleta: “el PRI corrupto se tiene que ir”. Ah pero a veces improvisa.
Ayer sábado (6/1/2018) propuso una “policía confiable”. Sí, eso propuso, ríase usted, y además dijo cómo: “policías depuradas, bien pagadas, profesionales, en las que la gente pueda confiar”. (Ja ja). Está igual o peor que Calderón, al que tanto critica, carece de estrategia.
Y el segundo, José Antonio Meade, el “honrado”, el “funcionario ejemplar”, el que “no es político” y que está tan limpio que ni siquiera se ve, su campaña de plano no levanta. Y es que él, a pesar de haber estado en los más altos puestos de la burocracia, “no es responsable de nada”.
Por eso es que su campaña está dedicada a las sonrisas, al brindis, a los buenos deseos, a su “encanto personal” en el que nadie cree; vaya hasta su mujer tiene que entrar al quite para darle un poco de brillo a una campaña más que gris, traslúcida, invisible de tan limpia.
Y la cosa está tan grave, que ahora algunos priistas ya desesperados están corriendo el rumor de que van a cambiar, por motivos de salud, a Meade por Nuño. Vaya cambio, un pusilánime por otro peor. No lo creo.

Y la justicia: ¿durmiendo el sueño de los justos?
Y mientras tanto en el tema de la  justicia el escenario político es desolador. Sí, es cierto, están “cayendo” algunos peces gordos. Pero el caso de Borge, el de Quintana Roo, que por cierto ya no esta tan gordo (pareciera que los ponen a dieta para hacer más creíble el teatro) es el del último chivo expiatorio que pretende darle funcionalidad a una justicia ficticia.
Así estamos, desde la Suprema Corte de Justicia que está calladita y cooperando, pasando por la PGR, la FEPADE,…, hasta los más humildes Ministerios Públicos de las localidades, parecieran estar durmiendo el “sueño de los justos”.
 Y es que ya lo dijo Salomón: los malos padecerán insomnio:
No sigas la senda de los impíos, no vayas por el camino de los malos. Evítale, no vayas por él, apártate de él y pasa de lejos. Porque ellos no duermen tranquilos si no hacen el mal, el sueño les falta si no han hecho caer a alguno. Porque comen el pan del crimen, y beben el vino de la violencia. La senda de los justos es como la luz del alba, cuyo esplendor va creciendo hasta el pleno día. El camino de los malos es como las tinieblas, no perciben en qué tropezarán. (Proverbios 4 14-19)

Y adelante de ellos ¿el “viejo diablo” provocando y sonriendo?
¿Y López Obrador? Bueno, ese se cuece aparte. A mí me da la impresión de que sabe que la tiene ganada. Pero de que también sospecha que la tiene perdida. Y sí, es que otra vez va a ganar, pero no lo van a dejar llegar. Ojalá me equivoque.
Pero lo que si es cierto es que nadie parece quitarle el sueño y es que el Peje está muy divertido. Burlándose de todos, entre dimes y diretes les va diciendo sus verdades y les avienta la madeja de estambre: y los gatitos se enredan.
Sus más sesudos críticos a lo más que llegan, es a tacharlo de lanzar ocurrencias tontas, sin fundamento. No se dan cuenta de que les está lanzando verdaderos misiles políticos, los está engatusando y ni cuenta se dan.
Veamos por ejemplo la “propuesta” de la amnistía para los capos del narco. Para empezar, ni siquiera es una propuesta, se trata de una idea provocadora que no tiene otro fin más que desenmascarar la falsa estrategia contra el crimen organizado de Calderón y de Peña.

Lo más urgente: rescatar a nuestra juventud

Y es que la guerra estúpida de Calderón contra el narco ya está perdida. Lo que se requiere es una verdadera estrategia conscientemente planeada, que involucre a la ciudadanía. Y sí, cuando ésta se haga de a de veras va a tener que haber una amnistía, por lo menos para la mayoría de los jóvenes que se han involucrado en el narco menudeo.
Urge rescatar a la juventud que a falta de empleos decentes ha tenido que ganarse la vida con lo que sea. También urge rescatar a todos los jóvenes que han caído en la drogadicción.
Y tan solo estoy mencionado uno de los temas candentes, hay muchos otros, por ejemplo el de la reforma educativa. Todos los que trabajamos o hemos trabajado en la educación sabemos que todo fue un teatro. Vaya hasta la maestra Gordillo ya fue “perdonada”. ¿De veras les va a dar muchos votos?
Y podría seguirle con más ejemplos como el del tema de la reforma energética. Toda una farsa, toda una estafa, por no hablar de los dineros mal habidos de PEMEX para las campañas de los priistas, o del caso Odebrecht, etcétera.
Pero no se agüite estimado lector, los mexicanos ya no podemos seguir esperanzados,  ahora estamos obligados a actuar, a levantar la mirada, y decir como Pedro Páramo: “Hacía tantos años que no alzaba la cara, que me olvidé del cielo” Y apenas estamos en las precampañas. ¿Qué le parece?

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