Alejandro Mario Fonseca
La guerra sucia contra Andrés Manuel
López Obrador arrecia. Y si, nuestra clase política, bueno no toda pero si lo “más
granado” de ella está atacando con todo al Peje.
Ahora se burlan de su edad
mostrándolo como un “viejo decrépito”; y hasta han llegado al grado de manipular lo más sagrado de nuestra cultura
popular, la Virgen de Guadalupe, para atacarlo.
Lo más granado sería aquello que se
considera lo mejor o lo más escogido entre otras cosas de su misma clase. Pero
en este caso utilizo el término “lo más granado” aludiendo a lo peor de nuestra
clase política, y por ello es correcto: los peores son los que la encabezan.
¡Vaya paradoja!
¿Qué no? Por favor amable lector vea
el video publicado en las redes sociales por el vocero de José Antonio Meade,
Javier Lozano en donde ofende a los adultos mayores. En dicho video aparece una
joven que intenta decirle a su padre que ya no está en condiciones para manejar
debido a su edad avanzada.
“¿Dónde se pone la llave?”, pregunta
el hombre, a lo que su hija le responde “pa’ este carro ya no usa llaves”.
Cabe resaltar que en el video el
personaje masculino intenta asemejar la voz y vestimenta de Andrés Manuel; claramente
el material intentó cuestionar el estado físico de AMLO.
El video generó cientos de reacciones
por parte de los internautas, por lo que Javier Lozano lo borró y luego envió
una disculpa para quienes se sintieron ofendidos por el spot difundido. (Cfr. Regeneración).
Video de Lozano |
La guerra sucia
extrema
Ya habíamos visto propaganda en la
que presentaban a AMLO enfermo, gravemente enfermo, atendido por varios médicos
especialistas, y ahora vino lo de su “decrépita vejez”.
Pero lo más grave vendría el pasado
19 de mayo, día en que se distribuyeron volantes apócrifos para golpear al
Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), a la par de que se subieron también
en las redes sociales de Internet:
“La Iglesia
católica es parte de la mafia del poder”, dice en letras grandes la propaganda
atribuida a MORENA. “No permitamos la
manipulación que hace la Iglesia Católica a través del fanatismo y la
utilización de diversos símbolos como el cuento de la Virgen de Guadalupe. Por
una auténtica libertad religiosa e iglesias al servicio del estado”, continúa
el mensaje.
A partir de la difusión, voces de
Morena, incluido López Obrador, salieron a desmentir que se trataran de sus
ideas.
“Nosotros
somos respetuosos y veneramos a la Virgen de Guadalupe y a Benito Juárez”,
dijo el tabasqueño desde un mitin en Ciudad Guzmán, Jalisco.
“Yo
estoy muy consciente de que el pueblo de México tiene veneración por la Virgen
de Guadalupe, como tiene veneración por Juárez, como tenemos los mexicanos
veneración por las madres, como tenemos también los mexicanos mucha veneración
por nuestra Patria”.
“Entonces,
no vamos nunca a ofender las libertades del pueblo. Nosotros estamos luchando
para construir una auténtica democracia, no para hacer una dictadura; esto es
parte de una campaña sucia, negra, vil, para desprestigiar al movimiento”,
advirtió. (Cfr. Sin embargo.mx)
La
manipulación de los valores religiosos más profundos
Ante todo esto y aunque sin pruebas,
Yeidckol Polevnsky, la presidenta del
Comité Ejecutivo Nacional de MORENA, atribuyó los panfletos a integrantes del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de Acción Nacional (PAN).
“El PRIAN
está desesperado, primero nos inventaron que éramos aliados de Rusia, luego de
Venezuela, luego de Trump, ya no saben ni qué inventar”, señaló.
Y si, es lógico pensar que los
responsables de las campañas del PRI o del PAN, o de los dos, ya desesperados
por la contundencia de las encuestas, que le dan una amplia ventaja a AMLO,
están cayendo en el error de tocar las fibras más profundas de la religiosidad
del pueblo de México.
Y llegados a este punto, es
inevitable recordar lo que pasó en los años 20 del siglo pasado. La Guerra
Cristera, que fue el conflicto armado que se prolongó desde 1926 hasta 1929
entre el gobierno y las milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos
que se resistían a la aplicación de la llamada Ley Calles, que pretendía
limitar el culto católico en la nación.
La Guerra Cristera significó cerca de
300 mil muertos. Por fortuna a un siglo de distancia y gracias a la incipiente
democracia, ya contamos con información objetiva para no caer en la trampa. La
“gran cloaca está abierta” y seguramente pronto sabremos de donde salió el
infundió.
Prudencia:
la virtud de la política moderna
Por lo pronto, amable lector, lo que
quiero compartir es una reflexión sobre la decadencia de la clase política que
nos gobierna. Ya entraron en pánico, están aterrados porque todo indica que muy
pronto perderán sus enormes ingresos y canonjías: han perdido hasta la más mínima
prudencia.
La prudencia es una virtud de los
antiguos casi olvidada en nuestros días. Esto se debe a la especialización de
las ciencias modernas, pero sobre todo a las tecnologías de la comunicación que
han traído consigo un espejismo de confianza exagerada.
La
prudencia debería ser la virtud esencial del quehacer político moderno. Es
sinónimo de cautela, de previsión, e incluso de planeación: en suma, es
responsabilidad. La prudencia no reina
(la justicia y el amor tienen más valor), pero gobierna. ¿Qué sería de un reino
sin gobierno?
No basta con
amar la justicia para ser justo. Ni amar la paz para ser pacífico: además es
necesario que haya una buena deliberación, una buena decisión, una buena
acción. La prudencia decide y la valentía se ocupa de llevarlo a cabo.
Los estoicos, que se caracterizaron
por su materialismo, su teodicea y por su rechazo a las pasiones y los deseos,
consideraban la prudencia como la ciencia de las cosas que deben hacerse y de
las que no deben hacerse.
La prudencia
de AMLO
Después vendría Epicuro, para quien
la prudencia era una ciencia para la toma de decisiones a través de la
comparación y el examen de las ventajas y desventajas. Para él la prudencia
decide qué deseos conviene satisfacer, y con qué medios, y remataba: es más
valiosa que la propia filosofía y de ella provienen todas las demás virtudes.
La concentración de poder en el
presidencialismo mexicano significa una gran responsabilidad. Y ante la debacle
y el cambio de gobierno que se avecina, conviene exigirle a AMLO que se
mantenga en la estrategia política que ha mostrado recientemente: la de la
prudencia.
Y es que la prudencia, como vienen
demostrando los políticos europeos y los demócratas estadounidenses, es la más moderna de las virtudes occidentales. O mejor dicho es
la virtud que la modernidad hace más necesaria.
Bibliografía: Comte-Sponville, André;
Pequeño tratado de grandes virtudes;
Paidós; 1998.
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