Alejandro Mario Fonseca
Hace 8 días, el pasado domingo 22 de
abril, muchos mexicanos estábamos con una gran expectativa por el debate entre
los candidatos a la presidencia. Yo intencionalmente había escrito mi
colaboración periodística unas horas antes.
Y después del evento ya no quise
modificarle una sola coma. Ya que en esencia sucedió lo que había vaticinado.
Sin embargo, después de verlo de nuevo e incluso de estudiarlo, mi percepción
cambió. Pero en lo esencial no me equivoqué.
Decía yo que lo que veríamos sería
una pugna entre demagogos, que a base de verdades a medias, de mentiras e
incluso de infamias, intentarían defender sus canonjías y sus fortunas mal
habidas.
También explicaba que la demagogia es una estrategia, muy
utilizada en la actualidad, para conseguir el poder político, que consiste
además de mentiras, en apelar a prejuicios, emociones, miedos y perspectivas de
la sociedad.
Para mí quedó muy claro que Anaya es un gran
demagogo que abusa de la ignorancia, de la desinformación y de la propaganda
política. Y en consecuencia, lo que pudo haber sido un gran debate devino en un
acto vulgar, sucio e indigno. De verdad, nunca esperé que cayera tan bajo.Pellicer y AMLO, humanismo y raíz política. REGENERACIÒN .MX. |
Ricardo Anaya está demostrando que
carece de formación política sustentada en valores filosóficos sólidos. Yo
esperaba que se atreviera a utilizar por lo menos los principios básicos de su
partido Acción Nacional, aquellos que hablan de justicia social, el bien común, la dignidad de la persona, la subsidiaridad
y la solidaridad.
La temática del debate se prestaba muy bien para hablar de estos
conceptos, que por lo demás son principios filosóficos que provienen de a
Doctrina Social Cristiana, que le hubieran servido a Anaya para presentar una
propuesta alternativa a la que viene sosteniendo AMLO desde hace ya rato.
¿Por qué no lo hizo? Se me ocurren varias hipótesis, la primera ya la
mencioné: Anaya carece de formación filosófica sólida. Entonces enfrentar a
AMLO en su propio terreno hubiera significado perder el debate de antemano.
La otra hipótesis es la que habla del gran desprecio hacia los
mexicanos que guarda Anaya en el fondo de su corazón. Nos cree tontos, ignorantes,
incapaces de comprender principios y valores, que siendo una especie de
“propiedad privada” de los panistas, ni siquiera somos dignos de escuchar.
Pero las dos hipótesis se complementan. En cuanto a formación
filosófica Anaya no le llega ni a los talones a AMLO. Y además siente un
profundo desprecio por los mexicanos y por nuestras instituciones. Así que
prefirió el camino fácil, el de las mentiras, los prejuicios y el miedo, en
suma, el de la demagogia.
¿Quién
ganó el debate?
Así que sucedió lo que yo había
previsto, el debate resultó muy malo. Es más, ni siquiera hubo debate. A
primera vista Anaya resultaría él ganador y AMLO él perdedor, porque “no supo
ni siquiera defenderse”.
Pero ya viéndolo con calma y estudiándolo, resultó una verdadera torre
de Babel en chiquito: cada loco con su tema. Y como todos se le fueron encima
al “Peje”, este reaccionó con una gran habilidad histriónica: no les dio gran
importancia y se mostró hasta aburrido.
Así que el tabasqueño ganó el debate
sin debatir, por la sencilla razón de que no hubo debate. Además, Margarita y
el Bronco demostraron que nada tienen que hacer allí, claramente fueron como
provocadores. Y de Meade ya mejor ni hablo: ya causa más pena que risa.
Yo esperaba un Ricardo Anaya más
serio, que intentara perfilarse como el estadista, como el presidente que
nuestro país necesita. Que aprovechando su juventud, arrojo e inteligencia se
enfrentara en serio con AMLO: resultó decepcionante.
Así que no se confunda estimado
lector, pero tampoco me crea a mí todo lo que digo, mejor investigue por su
cuenta y descubra quién es AMLO. ¿No le parece que sí todo lo que dicen de él
sus detractores, fuera cierto, ya estaría en la cárcel desde hace rato?
Un político
perseverante
El 13 de noviembre de 1953
nació en Tepetitán, un pueblo del municipio de Macuspana, Tabasco, Andrés
Manuel López Obrador. Se trata de uno de los políticos más aguerridos y
controvertidos de la izquierda mexicana.
Durante su carrera política, se desempeñó
como presidente estatal del PRI en Tabasco, presidente nacional
del PRD, Jefe de Gobierno del Distrito Federal y candidato a la
Presidencia de México por la Coalición Por el Bien de Todos en
las elecciones federales de México de 2006 y por la Coalición Movimiento
Progresista en las elecciones de 2012. Desde 2014 es el máximo líder
del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Este rápido vistazo a su biografía
nos habla de perseverancia: de un político de formación y de profesión. El único
dato “oscuro” que encontré fue que se tardó en estudiar la licenciatura en
Ciencias Políticas en la UNAM, nada menos que trece años: de 1973 a 1986.
Y si, se tardó 13 años, pero porque trabajó
y estudió al mismo tiempo, ya que fue delegado del Instituto Nacional
Indigenista (INI) en Tabasco, entre 1977 y 1982. Y además ya había trabajado en
la campaña, nada menos que del poeta Carlos Pellicer, para senador de la
república, como candidato externo del PRI. Y aquí viene lo más interesante,
La
influencia de Carlos Pellicer
Fue precisamente la influencia de
Carlos Pellicer la que marcaría a AMLO para el resto de su vida. Estudió en la
Escuela Nacional Preparatoria de México y, posteriormente, hizo estudios en
Bogotá, Colombia.
Pellicer fue profesor de literatura y
de historia en escuelas secundarias, un
excelente periodista y un fino y agudo crítico literario. Como promotor
cultural, fue museógrafo e impulsor de las artes plásticas, y en su faceta
política ejerció la diplomacia y fue senador de la República.
Integrante del círculo de creadores
formado en torno a la revista Contemporáneos (Jaime Torres
Bodet, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen y
otros), a diferencia de ellos no se inclinó por una poesía metafísica, centrada
en la conciencia.
Carlos Pellicer se interesó más bien
en la exuberancia del paisaje natural y los elementos que lo integran (el aire,
el viento, el fuego). De ahí que la crítica no considere racionalista su
poesía, sino más bien un canto que celebra el mundo.
AMLO ha reconocido en varias
ocasiones su deuda intelectual con el poeta Pellicer. Y digo que lo marcó para
toda la vida porque para Pellicer la política era una “tarea evangelizadora”.
Y esa es la gran diferencia del Peje
con sus contrincantes. En el núcleo duro de su Proyecto Alternativo de Nación, está la revolución de las conciencias, para impedir en el futuro, el
predominio del dinero, del engaño y de la corrupción, y la imposición del afán
de lucro sobre la dignidad, la moral y el amor al prójimo.
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