lunes, 26 de agosto de 2019

Del maoísmo fi fi a un AMLO maoísta

Alejandro Mario Fonseca
En los años 70 cuando la juventud universitaria mexicana se interesó por el pensamiento marxista, la participación en las organizaciones partidistas, sindicales y campesinas, fue muy limitada.

La mayoría fuimos simpatizantes y lectores eventuales de los textos de Marx, Engels, Lenin, Trotsky y también de Mao Zedongong (antes se decía Tze Tung). Muy pocos llegaron a militar  realmente y con plena conciencia de lo que hacían. Fuimos teóricos, no prácticos.

En la UNAM, el IPN y en algunas universidades de provincia, como la de Puebla, Guerrero y Sinaloa, se dio el fenómeno de la “militancia intelectual”, representada principalmente por el Partido Comunista (PC), con presencia en los sindicatos universitarios y en algunos grupos estudiantiles.

 Y  también se dio cierta presencia en algunas organizaciones obreras y campesinas, pero fue mucho más limitada. Y aunque todavía más pocos, destacaron los trotskistas y los maoístas: eran dignos de admiración por su radicalidad y su entrega desinteresada.


El maoísmo original es el pensamiento de Mao, también llamado marxismo-leninismo-maoísmo: es la teoría desarrollada por Mao. Y todavía en la República Popular China es la doctrina oficial del Partido Comunista de China.

Sin embargo, tras las reformas iniciadas por Deng Xiaoping en 1978, tendientes a una economía de mercado, el socialismo con características chinas ha sido la política aplicada en el país, y la definición oficial y el rol del pensamiento de Mao se han modificado.


¿Qué es el maoísmo?
El término maoísmo nunca se ha empleado oficialmente por el Partido Comunista de China, excepto como palabra derivada. El término preferido ha sido siempre Pensamiento de Mao.

De la misma forma, algunos partidos maoístas fuera de China se denominan a sí mismos como marxistas-leninistas, lo cual refleja su idea de que Mao no modificó sustancialmente los planteamientos de Lenin, sino que los desarrolló y adaptó a la Revolución China.

Sin embargo, otros partidos maoístas consideran que Mao realizó aportes teóricos y prácticos que significaron un desarrollo sustancial del leninismo, por lo que se denominan marxistas-leninistas-maoístas o simplemente maoístas.

Por ejemplo, el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) se diferencia de otras organizaciones, como Marxista-Leninista Unificado, con dicho adjetivo. Es curioso que en México el PT ostente algunos rasgos maoístas.

Hay partidos maoístas que sostienen que hoy es imposible defender la teoría de Marx y de Lenin sin estudiar los aportes de Mao y la experiencia de la Revolución China en cuanto a la continuación de la lucha de clases, bajo nuevas formas, en el marco de la construcción de la sociedad socialista.

Fuera de China, el término maoísta se ha utilizado desde la década de 1960, generalmente de manera hostil, para describir a los partidos y personas que apoyaban a Mao y su forma de comunismo, como opuesta a la forma aplicada en la URSS: considerados, a partir de la muerte de  Stalin, como “revisionistas” por los maoístas.


El maoísmo en México
Para el maoísmo, el poder nace del fusil, y el campesinado puede ser movilizado para participar en la guerra popular de la lucha armada a través de una guerra de guerrillas en tres fases.

La primera fase consiste en la movilización del campesinado y el establecimiento de la organización. La segunda en el establecimiento de bases rurales y el incremento de la coordinación entre las guerrillas. La tercera fase es la transición a una guerra convencional.

Y esto último explica la presencia de maoístas en los movimientos guerrilleros muy focalizados en Latinoamérica y en México también, especialmente en la Sierra de Guerrero. Pero fueron excepcionales.

Quise tocar el tema porque hoy que la señora Rosario Robles cayó en desgracia, algunos analistas y comentaristas se solazan recordando el pasado ideológico de la señora y su militancia en grupos maoístas.

Como sí el maoísmo fuera una enfermedad que explica el sino de una  mujer inteligente que para bien o para mal siempre ha estado en el ojo del huracán. Lo mismo sucedió en el caso de Carlos Salinas de Gortari: su “maldad puede relacionarse con su maoísmo juvenil”.

En ambos casos, el de Salinas y el de la Señora Robles se trataría más de un “maoísmo fi fi”, de pose o hasta de moda juvenil, sin ningún compromiso serio, auténtico con la lucha revolucionaria.

Y ahora que se puso de moda pegarle a AMLO por todo lo que diga o haga, conviene recordar a algunos comentaristas que han llegado al extremo de tacharlo de maoísta. Tal es el caso de aquellos que relacionan el tema con la centralización del poder y su alianza con el Partido del Trabajo. (Cfr. Mar Morales; SDP Noticias 23/10/18).


Los excesos de la crítica peregrina
Según esto,  el fundamento ideológico del nuevo diseño político administrativo de AMLO se originaría en la ideología de la que parte el Partido del Trabajo (PT), que se fundó en la Organización de Izquierda Revolucionaria de Masas (OIR-LM) basada en la Revolución Cultural de China impulsada por Mao Tse Tung.

La crítica es demoledora, en esencia, las políticas de AMLO significarían la concentración del poder, en Seguridad, en Hacienda  y en Energía; pero también en el control de los medios y de la información. Así, el periódico Regeneración sería un periódico al estilo del Granma que es el periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

En suma, habría un desarrollo en la parte de inteligencia gubernamental orientada básicamente al control político y tendría el brazo represor, el control por parte de Hacienda sobre todos los programas gubernamentales, para que ni una sola dependencia se salga del programa ideológico que marque la Presidencia de la República.

Finalmente, quien quiera acceder a recibir su tarjeta de beneficio social, forzosamente tendría que estar dentro del padrón de las organizaciones sociales que controlarán Banco Azteca y Banorte.

Parafraseando a Octavio Paz, AMLO maoísta, que idea tan peregrina. Al tabasqueño pueden tacharlo de todo, pero lo cierto es que está trabajando duro y tendido, sin descanso y claro, por ello mismo se equivoca en algunas cosas.

En lugar de perder el tiempo en quimeras, hay que colaborar con él criticándolo con respeto. Crítica significa análisis, no destrucción.

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