Alejandro Mario Fonseca
La política es compleja, no es fácil entender cómo opera. La
mayoría piensa que es una actividad obscura, nefasta, engañosa y abusiva. Y si
lo es, pero no necesariamente.
Y es que nuestros políticos en su mayoría no son confiables.
No lo eran y ahora lo son menos gracias a las redes sociales. Ahí están esas
multimedia portátiles que en México llamamos celulares, que se han convertido
en un instrumento clave para estar “bien informados”.
Bueno no tanto, lo que hay que hacer es usarlos con cuidado.
Por ejemplo busque usted información sobre la visita de AMLO a Trump. ¿Por qué ambos
se comportaron tan recatados y obsequiosos? ¿Qué acaso no son como el agua y el
aceite?
La verdad es que vamos a encontrar todo tipo de respuestas y
sí no contamos con herramientas conceptuales claras, vamos a quedar más que
confundidos: aburridos de los temas
políticos. Veamos por ejemplo lo que dice José Antonio Espino:
Encuentro AMLO y Trump |
Con frases diplomáticas y corteses,
pensadas para darle a cada quién lo que quería escuchar, los dos populistas que
llegaron al poder siendo “diferentes” decidieron ser “normales”.
Citando
algunas de las frases clave de ambos discursos, Espino concluye que AMLO hizo lo que ha hecho siempre:
darle a cada quién un poco de lo que quería escuchar.
Así, AMLO fue contradictorio: antiyanqui, pro libre comercio,
abogado y admirador de los migrantes; y cuidadoso de las formas, allí están los
halagos que tanto complacieron a Trump.
AMLO está haciendo
política
Utilizó frases que dicen sin decir, que niegan para afirmar y
que construyen hábiles tangentes para responder a cada posible crítica. (Cfr. Los discursos de Trump y AMLO: diplomacia de
humo y espejos; Letras Libres en
línea; 9/7/2020).
En suma, AMLO resultó ladino; y sí, a los locos hay que
darles por su lado decía mi abuelita. Ladino significa ser sagaz, astuto o taimado. Y nuestro presidente como buen
político lo fue. Pero lo importante es saber ¿por qué? Responder cabalmente requiere
conceptos y conocimiento.
Norberto Bobbio, un sabio politólogo que me encanta por su
lucidez, decía que la política es el
complejo proceso mediante el cual en una comunidad humana se forman las
decisiones imperativas que la guían.
Los presidentes toman decisiones muy delicadas, entre otras
aquellas que afectan la administración de los bienes de la comunidad a la que
representan. Hacerlo sin responsabilidad es peligroso.
En las comunidades pequeñas, en los pueblos y municipios, las
decisiones administrativas suelen ser sencillas ya que son más o menos
homogéneas. Pero en la medida en que la comunidad es más grande y diversa, las
cosas se complican mucho ya que sus intereses también son diversos e incluso
contrapuestos.
Nuestras comunidades, tanto la mexicana como la
norteamericana son muy complejas. Y precisamente los Estados Unidos son hoy por
hoy la comunidad más compleja y diversa del mundo entero. La mexicana, aunque
no tanto, también es compleja, en realidad son dos Méxicos, el popular pobre y
el rico de las élites.
La norteamericana es una comunidad de comunidades en la que
conviven prácticamente todas las razas, todas las religiones, una gran variedad
de niveles culturales; y en la que podemos encontrar también disparidades
económicas extremas: el endeudamiento, la violencia y las drogas, al igual que
en México, son sus principales problemas.
¿Trump con Morena, los
demócratas con el PAN?
Pero los Estados Unidos son un imperio mundial, en crisis sí,
pero todavía un imperio. Conviene recordar a Naomi Klein y su Doctrina del shock, es un texto que nos
muestra la historia no oficial del capitalismo del libre mercado.
Se trata del lado obscuro, guerrero, depredador y violento de
algunos líderes norteamericanos. En la historia mundial reciente, la
intelectualidad neoliberal, las agencias de investigación y la intervención
armada, allanaron el camino para que sus conglomerados industriales, comerciales
y gubernamentales, aprovecharan desastres, guerras e inseguridad del ciudadano.
Al parecer, con la pandemia del covid-19 todo va cambiar. La
lección obliga a los líderes de todo el mundo a cambiar sus políticas y
enfocarlas hacia una verdadera búsqueda del bienestar social: alimentación,
salud y educación para todos. ¡Sí para todos!
En EUA la alternativa al capitalismo depredador son los
demócratas ilustrados. ¿De verdad? Ya lo estoy dudando porque son muchas las
voces que me insisten en que es precisamente el partido demócrata
norteamericano el que está atrás de la campaña anti AMLO.
En mis artículos anteriores he intentado dar un panorama del
lado virtuoso, positivo del capitalismo, del liberalismo que, quiero pensar,
está en transición hacia una democratización del capital, gracias a la
conjunción de la revolución del Internet y las energías renovables.
¿AMLO aliado de Trump?
Al Gore, Barack Obama, Hillary Clinton y Joe Biden se
inscriben en ese grupo de políticos ilustrados que se contraponen (con todas
las reservas de lo que significa hacer
política en una república imperial),
al capitalismo depredador de los Bush y de los Trump. Los demócratas ven hacia
el futuro, los republicanos hacia el pasado.
Como la Roma antigua, los Estados Unidos son un impero hacia
fuera y una república democrática hacia dentro. Eso les ha permitido mantener
en “buenas condiciones de bienestar social” a una amplia franja de su clase
media. Aunque en esencia son consumidores mediocres y llevan ya muchos años
siéndolo.
Sin embargo el modelo, llamémosle capitalismo depredador o
república imperial, está en crisis y ya no da para mantener satisfecha a una
creciente clase media consumista. Y esto último es lo que Trump sigue
prometiendo.
Su reelección depende en buena medida del voto de esos 38 millones
de mexicanos que viven allá y no son pocos los comentaristas que ven la visita
de AMLO como un espaldarazo.
Yo no lo creo. Lo que AMLO quiere es ganar tiempo para que
sus políticas, radicalmente distintas a las de Trump, empiecen a cuajar. Sí la
4 T va en serio, bastante tiene AMLO con la oposición interna como para
envalentonarse contra un país vecino poderoso y encabezado por un loco.
Y todo esto, por no hablar de la dependencia económica, que
querámoslo o no (más del 80% de nuestro comercio exterior es con EUA) nos
obliga, en medio de la crisis sanitaria y de la crisis económica que se
acentúa, a ser cautos: AMLO necesita ganar tiempo para que las políticas de la
4 T empiecen a cuajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario