lunes, 6 de julio de 2020

¿Krauze se muerde la cola?

En 1971 Daniel Cosío Villegas aconsejó a Miguel Alemán que escribiera sus memorias. No lo hizo. En 2012 Enrique Krauze, recordando el episodio de Cosío y Alemán, le pidió a Calderón que hiciera lo propio.

“Unas memorias honradas, autocríticas, reveladoras, contenidas en un libro legible, serían el mejor argumento contra el juez implacable e inapelable de la opinión pública” (E. Krauze, “Las memorias de Calderón”, en Reforma, 25 de noviembre de 2012). Calderón sí le hizo caso al historiador. 

Decisiones difíciles, las memorias políticas de Calderón, es sin duda un libro legible (aunque con muchas redundancias), más o menos honrado (dejó de lado asuntos delicados, como la salida de Castillo Peraza del PAN, la detención de García Luna, la Estela de Luz), más o menos revelador, de alguna manera autocrítico.

Digamos que como juez de sí mismo es bastante indulgente, pero con los pies en la tierra. No se cree el salvador de México. No cree que está predestinado para el poder. Son las memorias políticas de un político en activo, un libro de combate.  (Fernando García Ramírez; 01 julio 2020; Letras Libres).
Perro mordiéndose la cola.

El ensayo se llama Dos gobiernos a examen: Una nueva pelea, en el que sostiene que Calderón y AMLO se miden, se ofenden, se temen porque son gemelos enemigos, animales políticos en estado puro.

No cabe duda qué Krauze y sus colaboradores están muy paranoicos, Letras Libres se está volviendo poco a poco en un panfleto al servicio de los intereses más oscuros de la derecha mexicana.


¿Más o menos honrado?
A García Ramírez, igual que a Krauze, se les hace muy fácil descalificar a López Obrador poniendo énfasis en los desastrosos resultados en materia de seguridad. Creen que los mexicanos nos chupamos el dedo.

Ya lo comenté en mí artículo anterior, los cambios estructurales (económicos, políticos y sociales) requieren de una visión de tiempo largo, no se pueden dar de la noche a la mañana. Mucho menos en un país como en el nuestro, en el que la corrupción y la impunidad sentaron sus reales desde hace 80 años.

La Cuarta Transformación de AMLO no va dar frutos de inmediato, valla ni siquiera al finalizar su sexenio. Se van a requerir varios sexenios para enderezar el rumbo y conseguir el tan anhelado bienestar social.

Estimado lector, antes de entrar de lleno en la crítica mordaz, es decir crítica aguda pero malintencionada, del último ensayo de Krauze, *Un gobierno destructor, quiero dejar claro que su gran debilidad está en aquello de “más o menos”.

Y es que eso de “más o menos honrado”, “más o menos revelador”,… es una trampa intelectual, que esconde intereses abyectos, es decir actos despreciables o viles ¿Por qué?
Pues porque el “más o menos” da paso a las verdades a medias, que son mucho más dañinas que las mentiras, sobre todo cuando el responsable cuenta con prestigio intelectual. Tal es el caso de Krauze y sus colaboradores.

Enrique Krauze navega por los laberintos del poder corrupto mexicano, con la bandera de nuestro premio nobel de literatura Octavio Paz y piensa que por ser su “heredero intelectual” nos vamos a tragar todo lo que se le venga en gana. No es así.



El miedo al cambio
Decía Octavio Paz, “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio”. Eso es precisamente lo que le está pasando a los damnificados de la 4 T de AMLO y los últimos exabruptos de Enrique Krauze no me dejan lugar a dudas.

Y es que el historiador metido en política está desbarrando defendiendo lo indefendible: se está auto proclamando como líder intelectual de un “movimiento social” que pretende la restauración del viejo régimen corrupto de los priistas, metamorfoseados en panistas.

Antes de continuar quiero dejar muy claro que soy admirador del historiador Enrique Krauze. He leído casi toda su obra y me siento en deuda intelectual con él. Sin embargo, a pesar de que está siendo muy cuidadoso en su crítica a la 4 T de AMLO, está pecando de lo mismo que critica.

Digo que es cuidadoso porque primero lo describe como un líder carismático natural y lo distingue de los ignorantes y depredadores militares venezolanos; también marca sus diferencias con el bruto de Peña Nieto; para después tacharlo de falso iluminado, de manipulador, mentiroso y hasta de brujo que realiza limpias.

Y después de equipararlo con los fascistas Trump y Bolsonaro, hace un listado de sus “proyectos fracasados”: el petrolero, el de comunicaciones (aeropuerto y tren maya) y sobre todo el de seguridad; y un largo etcétera.

Valla, ahora resulta que AMLO también es responsable de la crisis sanitaria del covid-19 y de la pobreza que ahora se agiganta en todo el país. A pero además AMLO resulta grosero: es el “poeta del insulto” (cita a Gabriel Zaid).


El “disfraz retórico” de AMLO
Muy bien, pero como hacer una síntesis de toda esta retahíla de verdades a medias que Krauze nos estampa en medio de esta crisis sanitaria en la que todos hemos conocido el miedo. Está difícil.
Pero si se puede y no me cayó el veinte hasta que leí la columna de su esposa Isabel Turrent, publicada hoy domingo (5/0/7/2020) en el Reforma, titulada ¿Humanismo?

Según esto, resulta que AMLO no es más que un político mañoso, falso humanista, falso liberal, ignorante, mentiroso y demás; que como buen demagogo, abusa de la retórica. Juzgue usted:

“Uno de los rasgos más notables del carácter del presidente es su distancia emocional frente al sufrimiento de los otros. Tal vez como el resultado de su biografía, o su concentración sicológica en la acumulación del poder por cualquier medio y nada más, la empatía no está en el abanico de sus emociones. No lo conmueven ni los miles de víctimas del covid, ni los niños acribillados de la familia Le Barón, ni las mujeres asesinadas, ni los niños con cáncer que se han quedado sin medicamentos.
López Obrador no es humanista. Sus hacedores de imagen tendrán que buscarle algún otro disfraz ideológico para enmascarar el altísimo costo humano que han tenido sus políticas.”

¿Qué les pasa a Enrique Krauze y colaboradores? No lo sé, tal vez se trate de un síndrome de miedo y arrogancia, o de esa fobia al populismo de raíz judía. O simplemente no sea otra cosa más que la reacción muy semejante a la de un perrito que se muerde la cola debido al estrés que causa un encierro prolongado. Insisto, no lo sé. 

* Publicado en "Letras Libres" puedes leerlo en Internet.

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