Alejandro Mario Fonseca
Jorge Zepeda Patterson en su último artículo publicado por Milenio nos ofrece un oportuno resumen
de los logros de la 4 T de AMLO.
Aun cuando el escrito pretende ser crítico con el estilo chocarrero
del tabasqueño, resulta de muy buen gusto.
Lo importante (nos dice) está sucediendo en otro lado, gracias a AMLO y a pesar de lo que él
diga. Y lo que está sucediendo es un notable proceso de transformación en la
dirección que el país necesitaba.
Lo confirma el anuncio
dado a conocer estos días del proyecto de reforma de pensiones, que ofrecerá a
millones de trabajadores del sector informal una jubilación que no tenían y la
rectificación del leonino trato qué recibirían los que van a jubilarse a partir
del 2023 al estar subordinados al infame régimen de 1997.
Emilio Lozoya |
Y sí, se trata de una reforma que subsana una injusticia y se
suma a muchas otras que benefician a los más necesitados; el mejoramiento de
30% en el salario mínimo y la transferencia de recursos masivos a los sectores
desprotegidos.
Zepeda añade: la reorientación del gasto a regiones
geográficas desdeñadas, el combate al dispendio de la clase política, la
reestructuración del sistema de salud y de la compra de medicinas, el
enfrentamiento al robo de combustibles, la fundación de una estructura
territorial para enfrentar el crimen organizado.
Continua: el saneamiento de las finanzas públicas y el
combate a la evasión fiscal, la disciplina espartana ante el endeudamiento, la
ausencia de represión, la eliminación de las partidas sucias a la prensa y los
periodistas, la designación de consejeros electorales al margen de las cuotas
partidarias a las que nos habían acostumbrado el PAN y el PRI.
Desmantelar y castigar
redes de corrupción
Zepeda Patterson
remata: aunque podría hacerlo mejor, pero
en las cosas que importan la 4T no lo está haciendo mal. Es notable lo realizado
en apenas 18 meses, aun cuando López Obrador no siempre nos permita verlo.
Yo añadiría que los mexicanos ya estamos curados de espanto y
el último éxito justiciero de la 4T de AMLO a muchos no nos convence. Y me
incluyo porque la justicia mexicana sigue siendo muy tortuosa: son más los
éxitos mediáticos que el avance real en los procesos.
Todos los medios están volcados sobre el caso Lozoya y su red
de corrupción ya que al parecer involucra directamente al ex presidente Peña
Nieto, muchos funcionarios y panistas. Lo que se ha dado a conocer es que el ex
director de PEMEX cuenta con pruebas suficientes (incluso videos) que no
dejarán lugar a dudas.
La pregunta obligada es, ¿habrá justicia? ¿De verdad ya se
acabó la impunidad? Es qué hablando bíblicamente, en el lenguaje de René
Girard, lo que México requiere con urgencia no es uno, sino varios
chivos expiatorios, que nos regresen a la “normalidad”.
Que digo varios, muchos. Es decir, de lo que se trata es de
desmantelar y castigar redes de corrupción. Los brasileños ya lo estaban
intentando, ahí estaban Dilma Rousseff y Lula Da Silva bajo proceso, en la
cárcel, implicados en inobjetables hechos de corrupción. Lula ya está libre y
ya veremos hasta donde llega la justicia brasileña del loco Bolsonaro.
Yo esperaba que el
caso brasileño se convirtiera en un paradigma de justicia para México y para el
mundo. Pero eso no pasó, el regreso de Brasil a la Era conservadora con los
Reagan, Thatcher, Bush, Trump, Bosonaro, Cameron y demás, lo impidió.
El caso Lozoya será
paradigmático
Mientras tanto lo que hemos estado viviendo los mexicanos es
una especie de naturalización de los
escándalos. Desde el salinato son el pan de cada día, ya no nos sorprenden.
¿Y la justicia? ¡Viviendo el sueño de los justos!
El antecedente más contundente es el de la maestra Gordillo
que estuvo presa casi todo el sexenio de Peña Nieto. Al final la liberaron, no
pudieron probarle nada aun cuando a todas luces despilfarraba dinero mal habido
a manos llenas.
Por citar tan sólo dos ejemplos, ahí están el caso del
veracruzano Javier Duarte, que con todo y todo ya salió de la cárcel. También
está el de Rosario Robles y su escandalosa “estafa maestra”, caso que al
parecer está atorado porque no hay “pruebas sólidas” contra la señora.
Pero hay una diferencia, el caso Lozoya es un mega escándalo y si de verdad las
autoridades judiciales lo llevan bien; y si realmente las pruebas que Lozoya
dice tener son contundentes; posiblemente se convierta en un parteaguas en la
historia política y judicial de México.
Pero las dudas son válidas, porque el horno no está para bollos, los mexicanos con el monstruo
pandémico cobrando vidas y la crisis económica que lo acompaña, estamos bajo
mucha tensión y todo lo que haga o deje de hacer el gobierno de la 4T es
discutible, para decirlo con suavidad.
¿Ahora sí se van a respetar
las reglas de evidencia y del debido proceso?
El affaire (negocio, asunto o caso ilegal o escandaloso)
Lozoya es crucial para el futuro de la 4 T de AMLO. ¿De verdad se trata de una
nueva e inusitada política judicial o no es más que una mera estrategia de
distracción?
Hasta el momento la revista Proceso es la que más ha
aportado información sobre el tema. Pero a mí y para muchos otros ésta revista
ha cambiado, se ha vuelto amarillista (ya hasta me da flojera leerla) pero a
fuerza de la costumbre la sigo leyendo.
Lozoya dice tener los teléfonos de los intermediarios de los
depósitos millonarios que a través de
PEMEX se hicieron para financiar la campaña por la presidencia de Peña
Nieto. Suponiendo que sea cierto, ¿de
qué sirve esta información?
También leí que Lozoya cuenta con videos de las reuniones en
las que se negoció con los altos ejecutivos de Odebrecht y que inculpan a los
ex presidentes. ¿Será?
En fin, el affaire Lozoya apunta para convertirse en un caso
paradigmático, que muy bien puede significar un giro histórico de la política
mexicana; o un fracaso de la 4T de AMLO.
Por lo pronto mí conclusión es que sí, hay una intención
legítima del presidente AMLO por combatir la corrupción; pero que se está
viendo empañada, tanto por la debilidad del poder judicial, como por el abuso
mediático que todo escándalo desata.
Ya veremos, por qué sí algo tiene el gobierno de la 4T de
AMLO, a pesar de sus dislates, como dice Zepeda Patterson, es que va en serio y
por buen camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario