Por
Alejandro Castillo
Las áreas comunes se van privatizando por quienes las usan para estacionar motocicletas, autos, diablos, bicicletas, extensiones de escuelas en la foto: Candy Land edificio Queretaro. |
1.-
Algo irrefutable es que quienes iniciamos esto, somos ahora un poco más viejos
y un mucho más necios.
2.-
Se multiplicaron las motocicletas circulando en muestras banquetas irónicamente
llamadas “andadores”.
3.-
Hoy el aire huele un poco más a excremento canino. Lástima que quien debiera
hacer un censo sobre cuántos perros hay en Tlatelolco, no realice este
obligatorio ejercicio, por lo menos para conocer el tamaño del problema; los
vecinos únicamente percibimos que son muchos más que hace once años, y una
cantidad considerable de sus dueños son espantosamente irresponsables y NO
RECOGEN LAS HECES DE SUS ANIMALES, y así nos regalan algunas enfermedades y
este aroma fecal, que caracteriza nuestro entorno.
4.-
Los vecinos escandalosos, causantes de enfermedades de tipo nervioso de muchos
tlatelolcas que no pueden dormir por causa de sus ruidosas fiestas, continúan
sus desmanes sin que sean sancionados por alguna autoridad.
5.-
Las áreas comunes se van privatizando por quienes las usan para estacionar motocicletas,
autos, diablos, bicicletas, extensiones de escuelas (caso Candy Land),etc.
No
hemos podido entender que “común” es de comunidad, que es de todos y de nadie
en particular.
6.-
Hay un deterioro en el equipamiento urbano. En algunos casos es incomprensible
que no se actúe para corregirlo. Ejemplo: Frente al edificio Michoacán hay un
letrero recostado sobre un árbol que, señalando con una flecha hacia el cielo,
dice: “Plaza de las Tres Culturas”.
Así permanece desde hace muchos años, a unos
pasos de la Dirección Territorial.
7.-
Algunos estacionamientos son negocios particulares en espacios de áreas
comunes.
Los
deportivos han sido privatizados por el gobierno delegacional, pues sólo entras
con credencial, previo pago, por supuesto.
8.-
En seguridad pública seguimos careciendo de una policía profesional que conozca
los problemas de Tlatelolco. En estos once años ha habido muchísimos asaltos,
algunos con asesinato de por medio, sin que haya un plan efectivo para
solucionar este grave problema.
9.-
Hay un deterioro físico: Antenas de tv por cable, pegadas como sanguijuelas a
los edificios; paredes grafiteadas y, recientemente, un gigantesco anuncio
publicitario en el edificio Veracruz.
Todo
esto cambia la visión estética de la Unidad, pero el mayor deterioro es social
y tiene mucho que ver el hecho de no sancionar a los vecinos que cometen faltas
a la Ley Condominal, pues la policía,
que debería vigilar el cumplimiento de las leyes, o no las conoce (cosa que
sería muy grave), o las conoce y hace caso omiso (cosa que sería más grave
aún).
10.-
Lo que sí ha cambiado es el estatus económico de algunos tlatelolcas: gracias a
la Revolución Democrática, hoy tenemos algunos vecinos (o ex), que entendieron
la máxima de la cultura política a la mexicana: “Dios mío, yo no te pido que me
des, sólo ponme donde hay…”
Y
agarraron, y les gustó tanto que hoy brincan de puesto en puesto, de partido en
partido, y se pasean en sus autos y camionetas de lujo… ¡Felicidades camaradas!
por entender que: “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.
11.-
Estamos acostumbrados a recibir tan poquito de los funcionaros públicos, que
cuando cumplen con sus obligaciones, y hacen ostentación de ello, les
agradecemos y ¡hasta les aplaudimos!...
12.-
Mencionamos únicamente a los de la Revolución Democrática porque su partido
gobierna la Delegación Cuauhtémoc, pero ni azules, ni tricolores son diferentes
a los amarillos, en el arte de transformar presupuestos públicos en riquezas
privadas.
¡Gracias
por la aceptación durante estos once años!
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