Responsables de la publicación
Tomás Correa Ayala
Víctor Sanjuán González
Agustín Acosta
Adolfo Juárez Espejel
Hugo Correa
¿Tendrán una patria miserable de esclavos sin futuro y sin dignidad? |
México, D.F. a 19
de Agosto del 22014.
Hola Papá.
He leído con mucha
atención la carta que escribiste para tus nietos y sus amigos, ella me
transportado en un solo momento de la tristeza al dolor, al entender como se
luchó por proteger nuestro país y bienes. Y al mismo tiempo el pésame de observar
ahora como se ha perdido el interés de proteger lo nuestro. ¿A dónde nos han
llevado?
Hoy entiendo Papá
que de un de repente me quedé sin trabajo, que me argumentan deslealtad por no
firmar un fraude. ¿Cómo es eso? Sí Padre mío. En la policía un fraude que no se
firma es deslealtad, ¡y eso me paso a mí! Hoy que en un instante me quedé sin
trabajo a mi edad, no sé cómo volver a empezar. ¿De dónde se sacan fuerzas
cuando ya no hay? Y ha empezado en mí el desfile de mirar con impotencia tu
realidad.
Papá, traté de buscar
en mi fondo de pensiones y mi afore algo que se llama retiro para el desempleo,
algo así como una limosna de lo que ahorraste en toda tu vida, que solo puedes
disponer de él cada cinco años. Y solamente si estas en la calle y perdiste a
tu familia por no tener trabajo y tienes mucha hambre como yo ahora. He
desfilado ante mi afore que me pide uno y mil requisitos para darme esa
limosna, aquellos que hace años me rogaban que les dejara manejar mi dinero,
después de mil requisitos, mil maltratos y meses de espera; ¿Qué crees Papá? Me
dicen que no está, que no lo tienen, que vaya acá, que vaya allá, que pague mis
traslados, que ellos no lo harán y filas y filas, y mi dinero ¡no aparece ni apareció! ¿Qué hago ahora
Papá?, ¿a quién le reclamo?, ¿en qué hombro lloro?
Gracias Papá porque
yo no sabía y tal vez no podría explicarle a mis hijos que es la frustración y
no poderla expresar, y sólo te digo gracias por tu valor, él que no creí tener,
el que hoy no sabía cómo pedirle a mis hijos su ayuda y fuerza. Cada quién en
su trinchera, que nunca más me distraiga o deje de importarme el dolor ajeno
que algún día será mío. Que entendamos como se es patriota, ¡no patriotero! Que
entendamos.
Que el país no son
estampitas de héroes, si no corazón para entender, corazón para defender,
coraje para preguntar alas maestros, a nuestros padres, abuelos, amigos y
vecinos y dejar de preocuparnos por el X BOX, y por las cosas vanas que nos
distraen de nuestro trabajo, de pensar y luchar por defender nuestros bienes y
patrimonio y mañana que lo necesitemos ya no estará.
Y entonces veremos
en las manos de nuestros hijos estampitas de Carlos Salinas y de Enrique Peña
Nieto; ¿Cómo reformadores sociales o como los más grandes traidores a la
patria?, ¿veremos a los diputados y partidos como representantes del pueblo o
traidores del mismo? ¿Tendremos el valor de ahorcarlos públicamente o
hundiremos una vez más la barbilla y veremos una vez en nuestros hijos el
reflejo de la tragedia de una patria miserable de esclavos sin futuro y sin
dignidad?
Tu hijo, Florencio.
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