Por Héctor Márquez Zermeño
Ø Tlatelolco se planeó desde una perspectiva arquitectónica y
urbanista que asombrara por su magnitud, impacto y modernidad, dejando de lado,
a los seres humanos que la habitamos: Miguel Ángel Mares
Ø Una comunidad tan diversa como
Tlatelolco debe ser incluyente, esto es, deben caber y se deben respetar todas
las formas de pensamiento de quienes lo habitan.
En
la pasada colaboración de Vivir en Tlatelolco comente sobre la posición de
antropólogos y sociólogos frente a las mega obras sexenales –como Tlatelolco- que
el artista Thomas Glassford denominó la “modernidad
fallida”, dentro del ciclo de conferencias y charlas de Arquitectura, Urbanismo y Vida Cotidiana,
llevadas a cabo en el Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM. Y en las que el antropólogo social, Miguel Ángel Mares,
expuso que Tlatelolco se planeó desde
una perspectiva arquitectónica y urbanista que asombrara por su magnitud,
impacto y modernidad, dejando de lado, a los seres humanos que viven ahí.
Se
pueden plantear varios casos en los que la sociedad civil organizada ha
rebasado a las autoridades del gobierno para resolver u apoyar cuando se
presenta una situación de emergencia, igual ocurre cuando la planeación no es
la adecuada o resulta insuficiente ante proyectos a los que se les debe dar
seguimiento, esto es, como se denominan actualmente “sustentables”.
Lo
anterior viene a cuentas, porque aunque los seres humanos no fueron una pieza
fundamental en mega obras como la unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco, la
comunidad misma ha desarrollado fuertes vínculos y del montón de asfalto, tierra
y árboles han brotado lazos de unión entre los tlatelolcas, muestra de ello es
la reunión celebrada el pasado sábado 12 de julio en el salón de usos múltiples
del deportivo “5 de Mayo” en la que vecinos del cuadro conocido como Los Miserables ubicado entre los
edificios Pípila, Jiménez, Vicente
Guerrero y Aldama, se encontraron una
vez más para departir, platicar y recordar los tiempos vividos en el barrio
contrariamente a lo pensado por los urbanistas de la época en que se creó.
Reunión celebrada en Deportivo 5 de Mayo |
Para
quienes no viven o tienen poco tiempo de vivir en Tlatelolco, “los cuadros” es el equivalente a decir
en cualquier colonia “la cuadra”, que
identifica a los habitantes de una calle y en donde se reúne la “palomilla y/o la banda”. En el caso de Los
Miserables (antes denominado Cultivadores) algunos seguimos viviendo en la
unidad, otros en otras colonias, así como en el interior de la República y
otros más han emigrado al american way of
life (los frijoleros como les dice Edmundo
Nuñez promotor –entre otros- de las convivencias). Sin embargo esto no ha
impedido que siga habiendo comunicación entre todos que, también hay que
reconocerlo, la tecnología ha contribuido a ello para seguir construyendo
comunidad como dirían los amigos Mike y
Fonseca.
Resulta
interesante tratar de encontrar el origen en la denominación de algunos cuadros
toda vez que ello nos lleva a afirmar que si existe arraigo al barrio y tal
situación obedece a las relaciones que se presentaron y se presentan entre los
tlatelolcas. En este sentido, hay quienes comentan que el origen de Los Miserables, se debió a una película
mexicana llamada el Valle de los Misarables,
en la que se plantea que quien pase por ese valle puede ser asaltado o se expone
a un atentado contra su vida por parte de quienes lo habitan… claro que en
sentido figurado (hay otras versiones que sería interesante conocer).
Al
poniente del citado cuadro, se encuentra el de Los Ermitaños ubicado entre los
edificios Pedro Moreno y los Issstes 1, 2 y 3, denominado así –dicen- por
encontrarse dividido por dos grandes jardines lo cual lo separa un poco de los
demás edificios en la primera sección. Hasta aquí haría un paréntesis para
invitar a la comunidad tlatelolca para que nos hagan llegar versiones con sus
propias pinceladas de sus cuadros.
Una
comunidad tan diversa como Tlatelolco debe ser incluyente, esto es, deben caber
y se deben respetar todas las formas de pensamiento para que podamos organizarnos
y convivir mejor, dejar de lado los intereses personales y de grupo y por
ningún motivo promover o provocar el enfrentamiento entre vecinos.
La
magna obra arquitectónica que durante años fue apapachada por el gobierno
federal y que dejo en el desamparo, recayendo la responsabilidad en sus
habitantes, los cuales nos encontramos con un “Frankenstein” que quedo
abandonado a su suerte como lo expuso Miguel Márez. Ahora dichos habitantes
tenemos que dejar de lado la apatía y la indiferencia afín de que preservemos
nuestro patrimonio y mejoremos nuestra calidad de vida.
Hasta la próxima y resistamos civilizada y
pacíficamente, para mejorar nuestro entorno
Excelente Articulo Hector. vivi muchos anos en Tlatelolco Justamente en el cuadro que denominas ermitano. Excelente recuerdos..!!!
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