Miguel
Ángel Márez Tapia*
El pasado 6 de diciembre en el edificio
Presidente Juárez se encontró sin vida a una mujer adulta mayor que vivía en su
departamento 413 de la entrada D, ella de nombre Luz María Luna tenía 87 años, no
se encontraba en estado de abandono, sino mantenía contacto cercano con sus
familiares, ellos también viven en el mismo edificio; precisamente la relación
cercana con sus familiares motivó la extrañeza por su ausencia, por lo que se
procedió a abrir la puerta del departamento antes mencionado y dar cuenta de la
trágica realidad que se alojaba en el interior, sobre el piso de la sala yacía
su cuerpo y éste presentaba múltiples heridas por arma punzo cortante.
Presidieron la reunión de seguridad 14 de diciembre 2015 en el Teatro "Antonio Caso" |
Este hecho se suma a tres feminicidios
previos en Tlatelolco, como son los casos trágicos en el edificio 7 ISSSTE de
la Primera Sección, así como en el edificio Sinaloa en la Tercera Sección en el
2014, mientras que en enero del 2015 fue en el edificio Sonora, ahora se suma
este hecho en el edificio Presidente Juárez. Los últimos cuatro feminicidios en
la Unidad eran mujeres adultas mayores.
El feminicidio más conocido en Tlatelolco fue
el caso de la joven descuartizada solo seis pisos arriba que Luz María, en el
departamento 1014 que cortaría la vida de Sandra Camacho de 19 años, que a
mediados de 2013 se encontraron sus restos regados entre los edificios cercanos
al edificio Presidente Juárez y que las diligencias para la captura de Javier Méndez Ovalle duraron más de un año.
Este lamentable recuento de feminicidios
en Tlatelolco, debe ser situado en su contexto preciso y debe servir parar
sensibilizarnos a nosotros como vecinos, para no permitirnos olvidar los hechos
que han marcado a nuestra comunidad, he reiterado la palabra feminicidio porque
la condición de género en sus muertes es indiscutible, no puede únicamente
mencionarse la vulnerabilidad de la población adulta mayor en forma
generalizada, es necesario distinguir a el o la adulta mayor cuando están en
estado de abandono, en muchas ocasiones por sus propios familiares, por lo que
la estrategia de política de atención para estos sectores debe ser con mucha
sensibilidad y cuidado, por la multifactorialidad que existe en la
problemática. Sumado a esto, Tlatelolco tiene el dato estadístico por parte del
último censo de INEGI de contar con una población adulta mayor superior a la
media de nuestro país, lo que hace necesario una intervención muy bien
planteada de la autoridad con políticas públicas de atención social a la
población adulta mayor en nuestra Unidad.
La otra reflexión, es que la seguridad
pública en Tlatelolco no se limita a la implementación de políticas públicas de
vigilancia con el incremento de elementos policiacos, vecinos tlatelolcas han
desatinado su esfuerzo en únicamente exigir más policía como la única solución
para brindar seguridad a nuestro entorno, ya que debemos ser conscientes con la
siguiente realidad, jamás habrá policía suficiente para protegernos a todos.
Por ello, sumado a ese interés por más policía, nosotros como vecinos debemos construir
puentes de sociabilidad entre nosotros, ya que esta problemática no se reduce a
sólo una cuestión de percepción, verlo así, es sólo quedarse en la superficie
del problema, tanto de las autoridades, así como de nosotros como vecinos.
La primera autocrítica que debemos
hacernos como comunidad es la falta de sensibilidad y reconocimiento que
nuestro problema es aún más grave, unos la llaman comúnmente apatía, una visión
sólo superficial del problema como he reiterado, pero de acuerdo al diagnóstico
que se ha realizado a la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco, muestra que
el deterioro social es el principal motivo de la descomposición y falta de
seguridad que los vecinos sienten en su entorno cercano, mi planteamiento es
que existe un grave problema de desarraigo y desapego de los tlatelolcas
respecto a Tlatelolco. No conocemos a nuestros vecinos, ni existe el interés de
muchos casos en saberlo, esto se hace patente en la falta de participación
ciudadana al momento de buscar soluciones comunitarias, en donde los ejercicios
y voluntades vecinales, quedan en su
mayoría en esfuerzos individuales o grupos pequeños, que cuentan con todo el
ánimo en aportar, pero que no encuentran eco suficiente en una comunidad inerte
o desinteresada en participar para mejorar nuestro entorno. Está comprobado
científicamente en estudios sociales, que la apropiación de los vecinos de sus
espacios comunes es la manera correcta de construir territorio y recuperar espacios
vulnerables o inseguros.
Los feminicidios de nuestras vecinas adultas
mayores en Tlatelolco son una dura lección para todos, pero debemos
concientizarnos que nuestra seguridad y de nuestros familiares ha estado
siempre conectada a la seguridad colectiva que tenemos en comunidad, por lo que
es necesario fortalecer las redes de socialización en nuestra vida cotidiana y
en nuestros espacios donde desempeñamos nuestras actividades diarias, no pueden
desconectarse una de la otra. Si nuestra prioridad es cuidar de nosotros y
nuestros seres queridos, es necesario comprender que la seguridad se incrementará
con el apoyo de todos los vecinos que están a mi lado; es más vulnerable el que
está solo, encerrado en su individualidad en el departamento, que no conoce a
nadie. Por ello, la única solución a largo plazo es fortalecer y contar con más
conocidos en los espacios donde interactúan cotidianamente, quizás algunos de
ellos lleguen a ser sus amistades, pero esas nuevas redes sociales deben servir
para el momento que uno necesite ayuda y podamos recurrir a alguien cercano en
nuestro auxilio. Finalmente, debemos recordar que sólo que el apoyo del otro,
ese otro que está cerca de ti, que lo conoces de vista pero no sabes su nombre,
es la manera en como podremos protegernos de una manera más adecuada y al mismo
tiempo reconstruiremos nuestra vida en comunidad.
*Candidato a Doctor en Antropología Social
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