Por Alejandro Mario Fonseca
La ética es el
núcleo duro de la filosofía, es la disciplina que estudia la bondad o la maldad
de los comportamientos. Tiene como centro de atención las acciones humanas y
aquellos aspectos de las mismas que se relacionan con el bien, la virtud, el
deber, la felicidad y la vida realizada. El estudio de la ética se remonta a
los orígenes mismos de la filosofía en la Antigua Grecia, y su desarrollo
histórico ha sido amplio y variado.
Corrupción empresarial |
La ética estudia
qué es un acto moral, cómo se justifica racionalmente un sistema moral, y cómo
se ha de aplicar posteriormente a nivel individual y a nivel social. En la vida
cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que
justifican la adopción de un sistema moral u otro.
Max
Weber
A principios del
siglo XX Max Weber escribió una serie de ensayos, que después se convertirían
en un libro importantísimo para comprender los avatares de la vida moderna: La ética protestante y el espíritu del
capitalismo.
Lo que hace
Weber, el primer sociólogo de la modernidad, es investigar los orígenes del
capitalismo. Y lo que encontró, es sorprendente, sobre todo para nosotros los
mexicanos que estamos acostumbrados a la corrupción.
Los primeros
capitalistas no fueron aventureros que lo arriesgaban todo en empresas inciertas;
todo lo contrario, fueron hombres racionales que planeaban lo que hacían.
Además, llevaban libros de contabilidad, que si bien primitivos, les daban
certidumbre sobre el futuro de sus empresas.
Pero lo más
importante, y es lo que quiero subrayar aquí, es que sus acciones tenían una
base ética: muchos de ellos eran protestantes y seguían a Lutero y sobre todo a
Calvino. Los más interesantes son los presbiterianos, que creían en una doble
predestinación; creían que estaban predestinados a la vida eterna en el reino
de los cielos, pero además creían que esa predestinación valía también para lo
que hacían aquí en el mundo terrenal.
Tampoco para
ellos existía el perdón de los pecados, tenían que portarse bien a toda costa:
eran honrados a ultranza. Todo esto nos suena muy raro a nosotros los mexicanos
educados en el catolicismo, pero para ellos significó la base de su éxito.
Empresarios
de invernadero
Contrariamente a
lo que sucedió en las metrópolis, en Europa y en los Estados Unidos, México
durante la Colonia fue un paraíso patrimonialista: la industria y el comercio
giraban en torno a la figura representativa del monarca, la libre empresa nunca
existió.
Después de la
catástrofe política y económica de los primeros 50 años de la vida
independiente de nuestro país, ya en el porfiriato México se empezó a
industrializar. Surgieron las haciendas, se
reactivaron la agricultura, la minería y el comercio, nacieron las
primeras empresas metalúrgicas, la industria del papel, del vidrio, la
cervecera y demás; sin embargo todo
seguía dependiendo de la figura representativa de la dominación, en este caso,
de la bendición de Don Porfirio.
Después del
terremoto revolucionario, no fue sino hasta el gobierno del general Lázaro
Cárdenas, cuando México empezó a industrializarse en serio. La clave fue la
política de “Industrialización por sustitución de importaciones”. Se trató de
los famosos CEDIS: exención de impuestos para todas aquellas industrias que
fabricaran algún bien o servicio que se estaba importando. Esta política se
fortaleció con el proteccionismo: se cerraron las fronteras a la competencia.
Miguel Alemán
refrendó la política cardenista y todo los que le siguieron, hicieron lo mismo,
hasta López Portillo. Fue todo un éxito, surgió una clase político empresarial
mexicana que muy pronto se acostumbró a obtener grandes ganancias fácilmente,
prácticamente sin ningún riesgo.
¿Neoliberalismo?
Aparentemente
todo cambió ya con Miguel de la Madrid y sobre todo desde el salinato. ¿De
verdad todo cambió? ¿Acaso México ya vive una era plenamente capitalista? Sí,
en algunos sectores, no en todos. Lo que tenemos ahora son algunos monopolios
muy fuertes, consentidos por los gobiernos en turno y una clase empresarial
incipiente que vive en la incertidumbre del caos y la violencia: todo ello
generado por la corrupción y la impunidad de la clase política. Ya no hay proteccionismo,
ahora hay corrupción. ¿Qué será peor?
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