lunes, 16 de enero de 2017

La gallina de los huevos de oro: no la mataron, tan sólo la pusieron a dieta.

Por Alejandro Mario Fonseca

Había una vez un granjero muy pobre llamado Eduardo, que se pasaba todo el día soñando con hacerse muy rico. Una mañana estaba en el establo -soñando que tenía un gran rebaño de vacas- cuando oyó que su mujer lo llamaba.
-¡Eduardo, ven a ver lo que he encontrado! ¡Oh, éste es el día más maravilloso de nuestras vidas!
Al volverse a mirar a su mujer, Eduardo se frotó los ojos, sin creer lo que veía. Allí estaba su esposa, con una gallina bajo el brazo y un huevo de oro perfecto en la otra mano. La buena mujer reía contenta mientras le decía:
-No, no estás soñando. Es verdad que tenemos una gallina que pone huevos de oro. ¡Piensa en lo ricos que seremos si pone un huevo como éste todos los días! Debemos tratarla muy bien.

¿Se acabo la gallina de los huevos de oro, no la mataron solo la pusieron a dieta?

Durante las semanas siguientes, cumplieron estos propósitos al pie de la letra. La llevaban todos los días hasta la hierba verde que crecía junto al estanque del pueblo, y todas las noches la acostaban en una cama de paja, en un rincón caliente de la cocina. No pasaba mañana sin que apareciera un huevo de oro.
Eduardo compró más tierras y más vacas. Pero sabía que tenía que esperar mucho tiempo antes de llegar a ser muy rico.
Hacer dinero rápido
-Es demasiado tiempo -anunció una mañana-, estoy cansado de esperar. Está claro que nuestra gallina tiene dentro muchos huevos de oro. ¡Creo que tendríamos que sacarlos ahora!
Su mujer estuvo de acuerdo. Ya no se acordaba de lo contenta que se había puesto el día en que había descubierto el primer huevo de oro. Le dio un cuchillo y en pocos segundos Eduardo mató a la gallina y la abrió.

Se frotó otra vez los ojos, sin creer lo que estaba viendo. Pero esta vez, su mujer no se rio, porque la gallina muerta no tenía ni un solo huevo
-¡Oh, Eduardo! -gimió- ¿Por qué habremos sido tan avariciosos? Ahora nunca llegaremos a ser ricos, por mucho que esperemos. Y desde aquel día, Eduardo ya no volvió a soñar con hacerse rico.

Petróleos Mexicanos
“La gallina de los huevos de oro [Pemex] se secó. Cantarell se nos fue secando. Mantener un precio artificial en 2017 habría significado un gasto adicional de más de 200 mil millones de pesos”, expuso el presidente Peña Nieto en un mensaje en el marco de la ceremonia sobre Prestaciones Sociales para el blindaje de la Economía Familiar.

Y agregó: “Hemos disminuido nuestra plataforma de producción, hoy producimos menos petróleo que antes, se acabó la gran plataforma”. Su argumentación iba en el sentido de exponer sus razones para explicar el aumento al precio de las gasolinas.

Abundó: mantener el “precio artificial” de la gasolina este año equivaldría al costo de todos los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante cuatro meses; más del doble de los apoyos que entrega el programa Prospera; el triple de lo que destina el Seguro Popular a la salud; el sueldo de la mitad de los maestros y cinco veces el programa Pensión para Adultos Mayores.

Suena muy bonita la argumentación del presidente, pero a ver a ver ¿cómo está la cosa? Si ya la gallina está muerta, si ya se secaron los mantos petrolíferos, entonces ¿por qué la reforma energética, “la madre de todas las reformas”? Si lo que dice el presidente es cierto, entonces ¿quién en su sano juicio se va a interesar en invertir en México, si ya no hay materia prima? Simple lógica ¿no le parece?

Hacer dinero rápido: ¿igualito que en la fábula?
Los mexicanos no nos chupamos el dedo, sí hay riqueza petrolera, incluso contamos con excelentes recursos humanos, técnicos e ingenieros que pueden explotarla. Además la tecnología para hacerlo está disponible en los mercados internacionales. ¿Entonces qué pasa?

Pues que a nuestra clase política le urge hacer dinero rápido. La gallina no está muerta, de lo que se trata es que cambie de manos. Intencionalmente dejaron de invertir en la industria petrolera, se fue deteriorando; y todavía peor las pocas refinerías que operan, con el mínimo mantenimiento, lo hacen a menos de la mitad de su capacidad. Lo que les interesa es que el todavía monopolio PEMEX se adelgace y le resulte atractivo y rentable a la iniciativa privada invertir en el sector.

Ya enriquecidos los directivos de la paraestatal y los líderes sindicales, ahora vendrán las corporaciones internacionales aliadas con la plutocracia del poder ejecutivo a hacer dinero rápido. Y todo con la bendición de los otros dos poderes, el legislativo y el judicial, a los que tampoco les va nada mal.

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