Por Alejandro
Mario Fonseca
¿Cómo caracterizar a los gobiernos neoconservadores que están tomando el
poder en el mundo? Allí están Vladimir Putin el zar de Rusia, Benjamín
Netanyahu primer ministro de Israel, Donald Trump el flamante psicópata
presidente de los Estados Unidos, Mariano Rajoy presidente de España; y los que
vienen, por ejemplo Jean-Marie Le Pen en Francia.
En política,
se denomina conservadurismo al conjunto de doctrinas,
corrientes, opiniones y posiciones, generalmente de derecha, que favorecen las tradiciones y
que son adversos a los cambios políticos, sociales o económicos radicales,
oponiéndose al progreso. En lo social, defienden los valores familiares y
religiosos. Generalmente el conservadurismo se asocia al nacionalismo y al
patriotismo.
En lo económico,
los conservadores históricamente se posicionaron como proteccionistas,
en oposición al libre mercado. Sin embargo, durante el siglo XX
algunos de los partidos conservadores adoptaron posiciones económicas liberales al
fusionarse con partidos de esta tendencia, aliados en la defensa del sistema
socio-económico capitalista, en oposición al socialismo y
el comunismo;
tal es el caso el partido republicano en los Estados Unidos. Consecuentemente,
en la actualidad en el conservadurismo político coexisten diversas posturas
sobre lo económico. A la fusión entre ambas posturas se le denomina comúnmente
como liberalismo conservador.
¿Neoconservadores o màs bien Oclocracia? |
Fascismo, plutocracia
y oclocracia
Esta caracterización que acabo de
hacer está en las enciclopedias y en los libros de texto. La comparto con
usted, porque lo que me interesa es comprender la esencia política del
presidente Trump. Sin embargo, etiquetar a Trump como neoconservador me dice
poco.
Su gobierno amenaza claramente con
convertirse en algo mucho peor que el conservadurismo. Los analistas más
lúcidos, no dudan en tacharlo de fascista. Y sí, los conceptos básicos de esta
ideología caracterizan mejor al monstruo.
El proyecto político del fascismo es
instaurar un corporativismo estatal y una economía controlada, mientras
su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y la acción,
aplicando un nacionalismo fuertemente radical con
componentes victimistas y hasta revanchistas.
Lo que conduce a la violencia (ya
sea por parte de las masas adoctrinadas o de las corporaciones de seguridad del
régimen) contra aquellos que el Estado defina como enemigos mediante un eficaz
aparato de propaganda; todo esto aunado a un componente social
interclasista y a una negación a ubicarse en el espectro político (izquierda o
derecha). Esto no impide que diferentes enfoques ideológicos proporcionen
diferentes visiones del fascismo.
Los ejemplos más comunes se dan en la
historiografía, la politología y otras ciencias sociales, al ubicar al fascismo
en la extrema derecha, vinculándolo con la plutocracia e
identificándolo algunas veces como una variante del capitalismo de Estado, o bien
de orientación liberal, identificándolo como una variante ultranacionalista del
socialismo de Estado. (Cfr. Wikipedia)
Oclocracia:
el gobierno de la muchedumbre o el gobierno de los peores
Y ya nos estamos acercando, pero
yendo más al fondo, Trump es todavía peor, porque además de psicópata es un
ignorante. Ojalá y fuera un simple político conservador, o político fascista si
usted quiere, pero insisto, es algo mucho peor: carece de oficio político. Para
designar correctamente lo que ya estamos viviendo, es decir una “degeneración”
de la democracia más “sólida” del mundo,
me gusta el término de oclocracia.
La oclocracia es el gobierno de la
muchedumbre y es una de las formas en que puede degenerar una democracia. Una
cosa es el gobierno del pueblo, que con la voluntad general legitima al poder
estatal; y otra muy distinta la llegada al poder de la muchedumbre, del gentío,
o masa (en términos marxistas), que es incapaz de gobernar por su ignorancia de
la política y de los asuntos públicos.
Más específicamente, la esencia
de la oclocracia es el gobierno de los peores, de aquellos que no tienen
formación ni preparación política, pero que son elegidos por las mayorías
ignorantes que son seducidas con promesas populistas inalcanzables, con
mentiras irrealizables secundadas por el resto de los actores sociales que
forman parte del gobierno de los demagogos; los oclócratas con olfato político suelen
adoctrinar al electorado para que les permita perpetuarse en el poder. (Cfr. Julián
Castro Contreras).
Los gobiernos de Hugo Chávez y de
Nicolás Maduro en Venezuela serían los mejores ejemplos de lo que estoy
hablando. Por fortuna, la ignorancia de Trump, a pesar de ser uno de los
hombres más ricos del mundo, lo llevará de error en error, lo que seguramente le
va a impedir reelegirse, el desencanto vendrá muy pronto, pero lo vamos a
sufrir cuatro largos años.
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