El bandido adolescente
A
ver a ver ¿cómo está esto último? Pues resulta que cayó en mis manos una
hermosa novelita que se llama El bandido
adolescente, escrita por Ramón J. Sender, un exiliado de la Guerra Civil
española, que en 1948 se estableció en los Estados Unidos, donde trabajó como
profesor de literatura en diferentes universidades. También practicó el
periodismo de investigación: El bandido
adolescente es una de sus más interesantes obras.
Lo que
hace Sender es describir con concisión periodística la vida del “niño
criminal”, pistolero apasionado y brutal que va dejando a su paso una estela de
muerte y zozobra. Con un estilo sobrio y seco el autor también logra realizar
de paso un profundo análisis psicológico de sus personajes, regidos por las
dudosas reglas de la ética del héroe.
Y es
que Billy nunca mató a traición ni con ventaja, siempre de frente y con algún
motivo; siempre actuó con alguna causa justificada. Incluso sus asesinatos más
interesantes, fueron aquellos que hizo, aunque por venganza, también por justicia: los de la banda que había
matado a Mr. Tunstall, un empresario ganadero inglés que se había ganado su
confianza y para quién Billy trabajaba como guarda espaldas.
Desesperados vs gánsteres
Se
trata de un profundo estudio de la condición humana. Billy se convirtió en un desesperado al que le tocó representar la
ley natural en una región de un país en un tiempo en el que el derecho escrito
apenas existía. Billy era la encarnación del instinto social que precede
históricamente en todos los pueblos al establecimiento de alguna clase de orden
jurídico: el rifle hacía la ley y a veces esa “ley” era casi razonable.
En
aquella época en el suroeste de los Estados Unidos la gente llamaba desesperados a los hombres que trataban
de escapar de sus perseguidores después de haber hecho alguna fechoría grande.
Se trata de la influencia de los mexicanos por aquellas tierras: desesperado es el término que alude a
alguien violento. Es aquél al que los yanquis llamaban y todavía lo hacen, un gánster. En inglés expresan con esa
palabra la peculiaridad social del hombre. Un gánster es un hombre del gang,
es decir de la pandilla.
En
cambio un desesperado es una
definición moral y además un tipo de criminal individualizado e individualista.
Hay que distinguir entre el gregario violento y el verdadero héroe solitario
que va y viene sin compañía entre el cielo y la tierra: ese era el Kid.
Lo grupos de autodefensa
La
novelita de Sender también nos ofrece un interesante trasfondo filosófico. Y es
que la filosofía no tiene por qué ser algo alejado del arte de vivir, de la
vida cotidiana. El objetivo de toda filosofía es ayudarnos a ser más humanos,
más sabios, más fuertes, más bondadosos.
Desde
niños, los que fuimos educados en una familia católica, nos enseñaron que el
bien sólo existe en la pluralidad de las acciones buenas y de las buenas intenciones; lo que con el tiempo
hemos dado en llamar virtudes.
Una
virtud es nuestra forma de ser y de actuar humanamente, es decir, nuestra
capacidad de actuar bien. Y toda virtud es la cumbre entre dos vicios, la cima
de una montaña entre dos abismos: la valentía de Billy de Kid estaba entre la
cobardía y la temeridad. El Kid fue empujado por la circunstancia que le toco
vivir hacia la temeridad, lo que nunca le quitó lo valiente.
Mutatis
mutandis, estimado lector, ¿dónde ubicaría usted a los grupos de autodefensas
que han surgido en nuestro país en las regiones más golpeadas por el crimen
organizado? Claro que en el bando de los desesperados. Los gánsteres son los
que están del otro lado, encabezando las bandas delictivas, aliados con los
malos políticos.
Dr. Mireles
Desde esta humilde columna rindo un modesto
homenaje al Dr. José Manuel Mireles Valverde (Michoacán, 24 de
octubre de 1958) médico,
activista y combatiente mexicano, exlíder y fundador de los Grupos de
Autodefensa Comunitaria que lucharon en contra el cártel de
los Caballeros Templarios en el estado de Michoacán, México.
Mireles
emergió como una figura importante dentro de las milicias de autodefensa
durante el otoño del 2013, cuando los grupos de autodefensa estaban luchando
contra los Caballeros Templarios en los municipios de Tierra
Caliente en Michoacán.
Mireles
describió su motivación para participar en los grupos armados de autodefensa
como derivada del abuso de los Caballeros Templarios contra él, su familia, y
la brutal decapitación de algunos vecinos, lo cual le hizo tomar las armas en
defensa de su comunidad de Tepalcatepec.
El
27 de junio de 2014, Mireles fue detenido con otras 45 personas en Lázaro
Cárdenas, Michoacán por las autoridades mexicanas por violar la Ley Federal de
Armas de Fuego y Explosivos de México. El gobierno se había comprometido a
detener a civiles que estaban armados y no formaban parte del Cuerpo de Policía
Rural.
Esta
acción ocurrió una semana después de una entrevista de televisión en Canal 13
que se vio interrumpida como consecuencia de una llamada telefónica de ordenar
la terminación de la entrevista, en la que Mireles estaba denunciando la participación
del presidente de México, en las irregularidades de Michoacán.
En
2016, Mireles presentó al gobierno y a su familia una declaración en video
publicada en los medios de comunicación social, en la que dijo: «Quiero pedir
disculpas, a través de este mensaje, al gobierno mexicano y a sus instituciones
oficiales y no oficiales y a sus estructuras nacionales por no respetarlas con
palabras o acciones, por ofenderlas con mis omisiones y desobediencia civil».
Los cargos contra él fueron rechazados por el Procurador General, sin embargo,
Mireles permaneció en la cárcel.
Después
de casi 3 años en la prisión, el 11 de mayo de 2017 un juez federal le concedió
la libertad tras pagar una fianza de 30 000 pesos y se le condicionó a no
salir del estado de Michoacán ni del país. (Cfr. Wikipedia)
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