martes, 20 de noviembre de 2018

#MX: El paraíso perdido

Alejandro Mario Fonseca
Yo nací en Tacuba, mi primera infancia la viví en la casa de mis abuelos, cerca de Chapultepec, crecí en Popotla y ya mi adolescencia y primera juventud fueron en Tlatelolco. Todos asentamientos prehispánicos antiguos basados en la fertilidad de la tierra y en el agua.
Ahora vivo en Cholula,  un asentamiento  mucho más antiguo, probablemente el primero de América: el primer brote de civilización que se dio unos nueve siglos antes de nuestra era. Cholula se ha mantenido viva hasta el presente, con más de 2900 años de historia.
“Cholollan ypan tlalxictli” significa Cholula sobre el ombligo de la tierra. También hace referencia al “lugar de manantiales donde brota agua abundante” y “lugar de los que brotan ríos y canales de agua”.
Cuando llegaron los españoles Cholula estaba sometida por los aztecas, que dominaban gran parte de Mesoamérica desde la gran Tenochtitlan. La capital de los mexicas era  una de las mayores ciudades de su época en todo el mundo y fue la cabeza de un poderoso Estado.

Tacubaya: Paraíso perdido. WikiMéxico

Una ciudad de agua
El auge de Tenochtitlan se realizó a costa del tributo pagado por los pueblos sometidos a su poder. Pero también, debido a sus recursos: la cuenca de México era rica en recursos naturales. Los mexicas aprovisionaban la ciudad mediante una agricultura intensiva con cultivo en tierra firme, en chinampas (cultivos flotantes en pantanos y orillas de los islotes) y el aprovechamiento de la fauna ribereña (peces, aves, ajolotes, ranas, acociles, insectos, sal, algas, conejos, venados, garzas).
 El uso de la canoa era fundamental para el tejido de una red complicada que movía el sistema económico mediante el intercambio y la movilidad de los productos y los insumos necesarios para la agricultura como tierra especial para la elaboración de chinampas y fertilizantes naturales como el excremento humano. 
El asentamiento en el entorno lacustre exigió sistemas hidráulicos para el aprovechamiento de los recursos naturales y la contención de las aguas para evitar que la ciudad se anegara con aguas salobres y se abasteciera de agua dulce, así como para cultivos y la propia circulación hacia lo interno y externo de la ciudad.
Se hicieron necesarias entonces obras complejas de control y cultivo (así como de cómputo y conocimiento de ciclos y factores climáticos) que permitieron producir alimentos en volumen para una mega urbe que desarrolló sistemas complejos agrícolas, base de su economía y subsistencia.

Tecnología hidráulica
Los mexicas construyeron y cultivaron chinampas, parcelas superficiales sustentadas con pilotes y gruesas capas de tierra regadas con canales (acalotes) y por infiltración propia del lecho donde estaban asentadas. También idearon sistemas de riego mediante canales, presas (hechas con madera, piedra o lodo) diques, compuertas y depósitos pluviales.
De los dos acueductos surtidos por los manantiales Acuecuexcatl, Zochcoatl y Tiliatl de Coyoacán y Churubusco, así como de los ubicados en el Templo Mayor y en Zoquiapan, se distribuía el agua mediante caños descubiertos hacia fuentes públicas y casas de nobles.
La construcción del Albarradón de Nezahualcoyotl es en honor a su constructor y aliado de la ciudad estado de Texcoco. El dique fue un trabajo de cestería que tuvo un grosor de 3,5 m de ancho y una altura desde el fondo del lago de 8 m.
Fue construido entrelazando troncos de árboles, rocas impermeables y arena. El dique tenía compuertas para permitir el paso del agua y de las canoas. Si se elevaba el nivel del agua las compuertas eran cerradas para evitar una inundación, también tenía el dique el deber de evitar que se mezclaran las aguas saladas del lago de Texcoco, Xaltocan y Zumpango y otros pequeños lagos que había más al norte con los lagos de Xochimilco y Chalco.

Del paraíso al infierno
Y aquí le paro, usted puede encontrar mucha más información en libros y revistas especializados, o si usa la computadora, recurra a la Wikipedia. Lo que intento es destacar a grandes rasgos la gran armonía medioambiental en la que vivían nuestros antepasados indígenas.
Fueron cinco siglos de lento deterioro de dicha armonía, que se aceleraría con el inicio de la industrialización y la urbanización masivas sin ninguna planeación de mediados del siglo XX.
El campo fue abandonado a su suerte, los lagos y ríos se secaron, y lo que vive hoy la Ciudad de México es escasez de agua, con tolvaneras e inundaciones alternadas: un verdadero infierno.
Y como en la fiesta taurina, “el puntillazo final al toro agonizante”, lo intentaría dar el presidente Peña Nieto aliado con malos empresarios ávidos de amasar fortunas fácilmente: se iniciaría la construcción del nuevo aeropuerto en el antiguo lago de Texcoco.
Pero no contaban con el triunfo arrollador de Andrés Manuel López Obrador y “el toro seguirá vivo”. Y la verdad yo veo casi imposible devolverle a la Ciudad de México el esplendor perdido. Ya veremos si por lo menos presentan un plan de rescate conscientemente planeado.

Cholula todavía es rescatable
Pero regresando a la localidad donde vivo actualmente, el municipio de San Pedro Cholula también era una ciudad de agua. Bueno, ahora el agua ya no está a flor de tierra, sino en los mantos subterráneos gracias a los escurrimientos del volcán Popocatépetl.
Y el beneficio no es nada más para Cholula, sino también para las comunidades vecinas, sobre todo las del sur poniente. Por ejemplo la Junta Auxiliar San Agustín Calvario se llamaba originalmente Ixtlamatitla Texcahuaca, que significa “lugar de los espejos de agua”.
Así que nuestro municipio sigue siendo fundamentalmente agrícola. El 50 % del territorio sigue cultivándose y Cholula produce gracias a la calidad de su tierra y al agua limpia y pura del volcán, hortalizas, verduras y flores.
Además los municipios vecinos como los de Huejotzingo, Cuanalá y demás, siguen cultivando frutas de excelente calidad. Por no hablar de la producción de nueces y frutas de temporada como las de Calpan y sus alrededores.
Sin embargo, la mancha urbana de la ciudad de Puebla sigue creciendo hacia acá. Además la agricultura está dejando de ser rentable y muchos campesinos prefieren vender a seguir sufriendo. ¿Habrá quién pare todo esto?
Los nuevos gobiernos de Morena en sus tres órdenes están obligados a frenar el deterioro del campo cholulteca.

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