jueves, 29 de noviembre de 2018

¿Perdonar a la mafia en el poder?

Alejandro Mario Fonseca
Allá por el año 1999 o 2000 me tocó visitar el Centro de Reinserción Social (CERESO) de San Miguel en la ciudad de Puebla.
Ocupaba yo la dirección de extensión universitaria de la BUAP y los directivos del penal nos habían invitado para platicar sobre los apoyos que la universidad les pudiera prestar en diferentes áreas.
Necesitaban pasantes que realizarán su servicio social, psicólogos, médicos, enfermeras y en general capacitadores para los distintos talleres en los que trabajaban los reclusos.
Recordando aquella visita lo primero que me viene a la mente es el estado de terrible pobreza en la que se encuentran los presos.
Son imágenes que ahora después de 15 años caigo en  la cuenta de que ya las conocía. Y claro, están en uno de los textos de mi autor favorito en mi primera juventud: Dostoievski.

El libro se llama La casa de los muertos (también traducida como El sepulcro de los vivos). Se trata de una obra de psicología criminal en la cual  el autor describe su experiencia en la cárcel de Siberia y profundiza en el carácter diverso de los presos.
Cobardes, serviles e idiotas y hasta orgullosos, inteligentes y valientes; pero todos con un denominador común: la soledad, el aislamiento y la incomunicación.
Valga esta digresión literaria para referirme a nuestras cárceles. No conozco la de Cholula, pero sí el CERESO de Puebla como decía al principio.

¿Salinas jefe de la mafia del poder?
  ¿Qué es la justicia?
Qué enorme paradoja que en una institución cuya principal función sea el castigo, es decir la impartición de justicia, lo primero que vemos sea un trato privilegiado para los presos ricos (que son poquísimos) y las peores condiciones para los pobres: hacinados, sucios, en harapos y desnutridos, una verdadera “casa de muertos”.
¿Dónde está la justicia? Todo mundo lo dice, nuestras cárceles son injustas, la corrupción es extrema, en ellas se consumen drogas, se hacen negocios ilícitos, se extorsiona, incluso los expertos hablan de que son verdaderas universidades del delito.
Pero entrando al tema de la justicia, la palabra justicia se emplea en dos sentidos, el de conformidad al derecho (ius en latín) y el de igualdad o proporción.
Está bien, los crímenes graves deben pagarse con cárcel, pero porqué los privilegios para los presos ricos e influyentes. Deben pagar todos por igual, hasta un niño lo sabe: “no es justo” dice el niño que tiene menos que los otros; y lo mismo le dirá a su amigo cuando hace trampas sin respetar las reglas, escritas o no, del juego que les une y los opone.
Así también, nosotros los adultos llamamos injustas tanto la diferencia exagerada de riqueza (injusticia social) como  la violación de la ley (que la institución judicial tendrá que conocer y juzgar). Por el contrario, el hombre justo es aquel que no viola la ley ni los derechos legítimos de los otros.
En suma, la justicia se articula por entero en ese doble respeto a la legalidad, en el Estado, y a la igualdad entre los individuos. Decía Aristóteles: “lo justo es lo que se conforma a la ley y lo que respeta la igualdad, y lo injusto es lo que es contrario a la ley y lo que no respeta la igualdad”.

La cárcel de Cholula
Como les decía, yo no conozco la cárcel de Cholula, pero sí sé que está en muy malas condiciones, el J. J. Espinosa  se cansó de cacarearlo, y  hasta fue a clausurarla simbólicamente.
 Desde su ubicación, diseño, capacidad, financiamiento y funcionamiento, todo está mal. En efecto, se necesita urgentemente otra. Y sin lugar a dudas es una gran área de oportunidad para hacer las cosas bien.
Se requiere invertir en una gran cárcel intermunicipal, moderna, sin endeudamientos irracionales, en la que los tres órdenes de gobierno colaboren, los alcaldes de la región (por los menos los que nos mandan sus presos), el gobernador y  el presidente, ya que es prioridad nacional.
Todo transparente, con vigilancia ciudadana; y esto último no sólo en su construcción, sino también cuando ya esté funcionando, para erradicar vicios y corruptelas. Pero para que todo esto se dé, se requieren buenas relaciones. ¿O no?
Y ahora que Morena ganó todo y que sólo está por confirmarse que la legalidad electoral si funciona y que se hará justicia con relación a la elección de gobernador, esperemos que el proyecto se lleve a cabo.
Es una aberración el hecho de que sea el Ayuntamiento de San Pedro Cholula el que paga  el mantenimiento de dicha cárcel y que ni siquiera la mayoría de los presos que resguarda sean de aquí. Urge corregir el entuerto y Arriaga lo tiene todo para hacerlo.

¡Cárcel para la mafia que sale del poder!
Andrés Manuel López Obrador es especialista en atraer los reflectores. Desde el principio de su campaña por la presidencia, en aras de restarle importancia al destape de José Antonio Meade como candidato del PRI, declaró:
Hay que hablar con los mexicanos, con todos. Y hay que plantearles que todos podemos ayudar a que haya paz en el país. Vamos a explorar todas las posibilidades. Desde decretar una amnistía, escuchando también a las víctimas, hasta exigir al gobierno de Estados Unidos que lleve a cabo campañas para aminorar el consumo de drogas”.
 Y ante la pregunta de si esta amnistía sería para los líderes de los cárteles, AMLO respondió: “Vamos a plantearlo. Lo estoy analizando…”
De inmediato la clase política brincó contra AMLO. Los más rudos fueron los priistas, desgarrándose las vestiduras lo acusaron de querer hacer de México un “narco Estado”.
Es increíble la habilidad política del tabasqueño. Nadie se dio cuenta de que los puso a todos “bailar a su ritmo”. Además, con su declaración nos puso a los mexicanos frente a un espejo, donde nos vemos como una sociedad dividida y sin liderazgo gubernamental, que ahora él se dispone a recuperar.
 Como dijo L. A. Espino en la revista Letras Libres: Una sociedad incapaz de encontrar puntos de acuerdo básicos para apagar un incendio que sigue destruyendo nuestros hogares, nuestros negocios, nuestro  país y nuestro futuro.
La propuesta de AMLO no es tan descabellada, insiste en el perdón general, “las cárceles no alcanzan para tanto corrupto” insiste. Además prevé que de lo contrario se iniciaría una guerra que nadie sería capaz de controlar.
Sin embargo, la mayoría de los mexicanos no estamos de acuerdo y si AMLO de verdad está dispuesto a que se perdone a la mafia en el poder saliente, primero que haga una encuesta y sí la gana (ja ja ja ja) que por lo menos los obligue a que devuelvan lo que se han robado.

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