Alejandro Mario Fonseca
Cuando llegué a trabajar a Puebla por
allá a mediados de los años 70 del siglo pasado, había un incipiente fomento a
las actividades culturales.
Fue durante el gobierno estatal de
Don Alfredo Toxqui cuando se impulsó con decisión la música clásica, por citar
tan sólo un ejemplo. Competían dos instituciones, una estatal, Puebla Ciudad Musical y
otra apoyada por la iniciativa privada, Sociedad
de Conciertos.
Ambas organizaciones competían por
traer a Puebla orquestas sinfónicas de prestigio internacional, que incluían
solistas famosos, valets,… etcétera. Me acuerdo muy bien que hasta incluían
conciertos de Jazz, algo inusitado en Puebla.
Las funciones se presentaban los
viernes en el Auditorio de la Reforma, allá en la zona de los Fuertes de Loreto
y Guadalupe. Era el único lugar “apropiado” para conciertos de música clásica,
el día de hoy existen algunos otros.
Eran dos temporadas muy apreciadas
por los que nos interesábamos en ellos. Y si bien el esfuerzo por realizarlos
fue muy loable, el problema era que, aunque regalaban un porcentaje de los
boletos, les resultaba muy difícil llenar el auditorio.
En Puebla no existía un público
educado para apreciar la música clásica: resultaba elitista. ¿Por qué?
Pandora en Puebla... |
¿Cholula
Ciudad Cultural?
Regresando a la actualidad, suena
bien, muy bien: “Cholula Ciudad Cultural”. Nadie en su sano juicio puede
oponerse a este proyecto. De eso se trata, para que la vida valga la pena hay
que hacerla valiosa, más humana.
El anterior gobierno municipal de
Cholula, el de J. J. Espinosa y al parecer también el del actual alcalde, el
Doctor Arriaga que es de continuidad, impulsaron y los siguen haciendo
actividades culturales, especialmente musicales.
Y también como en la ciudad de Puebla
de hace 40 años, aquí en Cholula hay un interés ciudadano por realizar
actividades culturales y asociaciones civiles como Pro Cholula y otras hacen lo
propio.
Es una lástima que los esfuerzos
altruistas de éstas últimas hayan mermado a raíz del último sismo que cerró la
5 de mayo y obligó a que también cerrará la Casa del Puente, que era la cede de las mismas. Sin embargo Fabián
Jiménez uno de sus principales dirigentes de Pro Cholula, sigue haciendo lo que puede.
Pero la Casa del Puente no solamente presentaba conciertos de cámara,
coros, recitales,… y exposiciones de todo tipo, rescatando las actividades
culturales y artesanales de la región de Cholula, sino que también fomentaba la
educación cultural a través de conferencias, talleres, cursos, etcétera.
Y es precisamente en esto último en
lo que falta mucho por hacer. Si no se fomenta la apreciación musical, para
seguir con el mismo ejemplo, nunca va haber público que aprecie la buena
música. Dicho esto, haré un paréntesis conceptual y regresaré al final sobre
este punto.
Barbarie vs
Cultura
Los humanistas del Renacimiento lo
prefiguraron y los pensadores de la Ilustración lo plasmaron en un ambicioso
proyecto: la Modernidad, el triunfo de la razón humana.
El proyecto de modernidad sigue
siendo válido: el ser humano en su máximo potencial científico, ético y
estético; en suma, el hombre culto.
Atrás, muy atrás en el tiempo está la
idea de progreso, la idea de que el
ser humano es perfectible. Se trata de una idea judeocristiana que concibe la
historia de la humanidad de manera lineal en la que las sucesivas etapas van
perfeccionando no sólo al individuo humano, sino a la sociedad en su conjunto.
Desde luego que ahora, a primera
vista todo esto suena de locos, basta tan sólo con abrir el diario, o el
internet, o las noticias televisivas y constatar que la barbarie está ganándole
la batalla a la cultura.
La corrupción, la violencia, la
pobreza y todo lo demás son el pan de
cada día. Incluso el mismísimo presidente Peña Nieto argumentaba “la corrupción
es cultural”, como diciéndonos “háganle como quieran”. Pareciera que no hay
manera de que el vendaval de perniciosa maldad amaine un poquito.
Esta “civilización” que nos tocó vivir se
opone frontalmente a todo lo que suena a humanismo, bondad, humildad,
generosidad, gratitud, solidaridad, amor,…, y demás virtudes humanas.
Es decir, una “civilización maligna”
en contraposición a una “cultura benigna”. O para decirlo en términos más claros,
la “maldita civilización” contra la “bendita cultura”.
¿Qué es la
cultura?
Y es que desde su origen romano
estuvieron separadas: se trató de una prefiguración de las dos esferas,
material y moral en la que se puede ver el moderno dualismo de civilización como cultura material (zivilisation) y valores de cultura (kultur). Kultur ha tenido siempre algo
de cultura espiritual.
Ya con Kant, en plena Ilustración,
los términos se aclaran: Estamos educados
en muy alto grado en el aspecto del arte y de la ciencia, estamos civilizados
en todo a lo referente a las formas y las convenciones sociales.
Pero para
considerarnos ya adelantados moralmente, todavía falta mucho. En efecto, la
idea de moralidad se incluye aún en la cultura.
¿Qué hacer? Ciudadanizar, humanizar
nuestras instituciones. ¿Cómo? Perseverancia es la respuesta, lo que tenemos
que hacer es estar alertas, más alertas que nunca vigilantes y organizados: más
organizaciones ciudadanas culturales.
Y los nuevos gobiernos de Morena, en
sus tres órdenes están obligados a
impulsar a lo ancho y largo del país organizaciones ciudadanas de todo tipo,
que poco a poco vayan enderezando el camino.
Fomento
cultural
Y ya para finalizar, insisto, qué
bonito suena “Cholula Ciudad Cultural”, pero reflexionemos, las distintas
actividades “culturales” que realizan e impulsan nuestras autoridades
municipales ¿lo son realmente?
No tengo nada en contra de los
conciertos de música popular, como los de Pandora, los Ángeles Azules o Yuri.
Pero hay que hacer un esfuerzo por elevar el nivel cultural.
El espectro cultural, cuando se abusa
de lo “popular”, queda muy limitado. Hay
que ir elevando poco a poco, o mejor dicho, mucho a mucho, la calidad de los
conciertos; al tiempo que se fomenta la apreciación musical. No sólo hay que
difundir la cultura, también hay que fomentarla.
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