viernes, 14 de junio de 2019

¿Cómo negociar con un volcán?

Alejandro Mario Fonseca
Llevo poco más de 40 años viviendo en Puebla, 10 en la capital, 5 en Tonantzintla y 25 en Cholula. La primera noche que en Tonantzintla fue terrible porque había no sé qué festividad religiosa y la cohetería no me dejó dormir.

Al día siguiente un vecino me explicó que en el valle de Cholula no hay fiesta sin cohetes. No me acuerdo tampoco quién en la UAP me dijo que estaban asociados al trauma de la Conquista Española: “el trueno que mata”.

El valle de Cholula es hermoso, lo era todavía más hace 25 años. Poco a poco las zonas verdes han ido cediendo paso al cemento, al asfalto y a todo tipo de edificaciones: a tal grado que las contingencias ambientales ya nos pegan.

Donald Trump o el Volcan foto: 
Pero además de enfrentar una modernidad mal entendida, Cholula también está amenazada por el volcán Popocatépetl; que empezó a dar muestras de vida en 1994 y a fines de los años 90 iniciaría una actividad persistente.

¿Qué tanto debe preocuparnos el volcán a los cholultecas? La respuesta me la dio el vulcanólogo Alejandro Rivera, físico de la UAP que había tenido la suerte de ser alumno del Ing. Luis Rivera Terrazas y del mismísimo Dr. Haro, fundador del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica; además de realizar estudios en la Universidad de Tokio.


La futurología es una ciencia sin futuro
Y fue Alejandro el que en alguna de sus pláticas de café o de sus múltiples conferencias que dio sobre el volcán, me hizo ver que sí la actividad del Popo se intensificaba, afectaría principalmente a los pueblos cercanos al volcán.

Y que en todo caso el peligro para Cholula sería que la gente que se vendría a refugiar aquí, estaría sin ocupación, deambulando por las calles sin nada que hacer.

 Y si  la contingencia fuera grave la situación empeoraría porque no había un plan a futuro para los damnificados. Además de que sufriríamos enfermedades respiratorias por las cenizas y gases. ¿Cuándo pasará? Nadie lo sabe.

Ahora, 20 años después, nos hemos acostumbrado a vivir con un volcán activo. Y le cuento todo esto, porque la metáfora del volcán se presta para intentar comprender las erupciones, las constantes embestidas, del bully Trump contra nuestro país.

Y es que Trump, al igual que la actividad del Popo, es impredecible. Con la aprobación del “nuevo TLC” (T-MEC) todo iba bien, pero vinieron los twitazos y el chantaje: “si México no detiene la migración habrá guerra comercial”.

 La respuesta de AMLO fue prudente y responsable. He leído muchos artículos sobre el tema y el desenlace en el que claramente el gobierno mexicano tuvo que “ceder al chantaje” de Trump, a muchos no les gustó. Por ejemplo a la politóloga Denisse Dresser y a Sergio Muñoz Bata de Letras Libres, les pareció una negociación vergonzosa.

Pero lo que poca gente sabe es que el volcán Trump, está desatado. Prácticamente la comisión diplomática dirigida por Marcelo Ebrard fue secuestrada y maltratada por Mike Pompeo y sus “porros”: los tuvieron sin celulares, sin laptops y sin comer durante todo el evento; y aun así, prácticamente salieron tablas. (Cfr. Sin Embargo; 11/06/19).


La opinión de José Ramón Cosío
Por su parte, en entrevista con Aristegui (11/06/19) José Ramón Cossío, ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consideró que México debió arriesgarse a litigar con Trump la aplicación unilateral de aranceles, antes que aceptar un acuerdo que puede obligar al gobierno a hacer cosas “de las que después nos avergoncemos” en materia de derechos humanos contra los migrantes.

El ex ministro  advirtió que México no puede reducir el tema migratorio a un problema de seguridad pública y debe liberar recursos a los estados fronterizos para evitar que, en unos años, enfrentemos una crisis humanitaria.

Cosío también apuntó que a Trump no le ha ido bien en la guerra comercial con China, por lo que la administración de Andrés Manuel López Obrador pudo seguir el ejemplo de ese país y explorar la posibilidad de aranceles espejo o de un litigio en instancias internacionales.

En suma, lo que nos está advirtiendo es que México debe prepararse para un litigio con Estados Unidos, ya que lo más seguro es que Trump escalará sus demandas.

Y aunque México económicamente es muy débil comparado con China, tiene razón, Trump continuará amenazando y blasfemando contra México, sobre todo cuando más acosado se sienta por los propios empresarios republicanos, por la red de la trama rusa y por los demócratas.

Sin embargo, lo que a Dresser, Muñoz, Cosío y otros, se les escapa, es que nuestro país está saliendo de una grave enfermedad. México es un país débil, corroído por la corrupción, acosado por el crimen organizado, en el que la pobreza, la violencia y el miedo son el pan de cada día.


México en país en rehabilitación
Esa es la herencia que recibió AMLO. La corrupción desenfrenada, el abuso y el despilfarro iniciaron desde el gobierno de López Portillo; y se profundizaron con el neoliberalismo del salinato que desmanteló el raquítico “estado de bienestar” en que todavía vivíamos.

Después vendría el narcotráfico que combinado con los malos gobiernos panistas de Fox y Calderón nos llevaría a una de las etapas más escandalosas de nuestra historia: el gobierno de Peña Nieto, caracterizado por la mega corrupción, la impunidad y el cinismo.

Las tareas que se ha impuesto el gobierno de la Cuarta Transformación del Presidente López Obrador no son nada sencillas. Menos ahora que también se ve obligado a lidiar con el volcán Trump, que día con día se torna más desafiante.
Lo que a mí me anima a no perder el optimismo, es que el politólogo AMLO se muestra calmado y confiado. Para mi gusto está sacando a relucir los atributos más finos de la ciencia política moderna: sus profundas raíces humanistas.

Más allá de su retórica que a veces se torna machacona y aburrida, pero que le ha brindado un gran apoyo popular, debemos atender a sus atributos humanistas: a sus virtudes.

Y la virtud primera es aquella que incluye visión, cuidado y conocimiento. Con excepción de su plan energético basado en el petróleo, la cumple a cabalidad. Aunque hay que agregar que ha cometido errores en la elección de algunos de sus colaboradores y candidatos.

También ha demostrado templanza, que abarca honradez, sobriedad y continencia. A lo que hay que agregar su vigor y fortaleza, así como su constancia y paciencia ante la adversidad.
Y gracias a estas virtudes es como nos está demostrando que si es posible lidiar con el volcán Trump. Hay que tenerle fe.

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