Alejandro Mario Fonseca
Llevo poco más de 40 años viviendo en
Puebla, 10 en la capital, 5 en Tonantzintla y 25 en Cholula. La primera noche
que en Tonantzintla fue terrible porque había no sé qué festividad religiosa y
la cohetería no me dejó dormir.
Al día siguiente un vecino me explicó
que en el valle de Cholula no hay fiesta sin cohetes. No me acuerdo tampoco
quién en la UAP me dijo que estaban asociados al trauma de la Conquista Española:
“el trueno que mata”.
El valle de Cholula es hermoso, lo
era todavía más hace 25 años. Poco a poco las zonas verdes han ido cediendo paso
al cemento, al asfalto y a todo tipo de edificaciones: a tal grado que las
contingencias ambientales ya nos pegan.
Donald Trump o el Volcan foto: |
Pero además de enfrentar una modernidad
mal entendida, Cholula también está amenazada por el volcán Popocatépetl; que
empezó a dar muestras de vida en 1994 y a fines de los años 90 iniciaría una
actividad persistente.
¿Qué tanto debe preocuparnos el
volcán a los cholultecas? La respuesta me la dio el vulcanólogo Alejandro
Rivera, físico de la UAP que había tenido la suerte de ser alumno del Ing. Luis
Rivera Terrazas y del mismísimo Dr. Haro, fundador del Instituto Nacional de Astrofísica
Óptica y Electrónica; además de realizar estudios en la Universidad de Tokio.
La
futurología es una ciencia sin futuro
Y fue Alejandro el que en alguna de
sus pláticas de café o de sus múltiples conferencias que dio sobre el volcán,
me hizo ver que sí la actividad del Popo se intensificaba, afectaría principalmente
a los pueblos cercanos al volcán.
Y que en todo caso el peligro para
Cholula sería que la gente que se vendría a refugiar aquí, estaría sin
ocupación, deambulando por las calles sin nada que hacer.
Y si la
contingencia fuera grave la situación empeoraría porque no había un plan a
futuro para los damnificados. Además de que sufriríamos enfermedades
respiratorias por las cenizas y gases. ¿Cuándo pasará? Nadie lo sabe.
Ahora, 20 años después, nos hemos
acostumbrado a vivir con un volcán activo. Y le cuento todo esto, porque la
metáfora del volcán se presta para intentar comprender las erupciones, las
constantes embestidas, del bully Trump contra nuestro país.
Y es que Trump, al igual que la
actividad del Popo, es impredecible. Con la aprobación del “nuevo TLC” (T-MEC)
todo iba bien, pero vinieron los twitazos y el chantaje: “si México no detiene
la migración habrá guerra comercial”.
La respuesta de AMLO fue prudente y
responsable. He leído muchos artículos sobre el tema y el desenlace en el que
claramente el gobierno mexicano tuvo que “ceder al chantaje” de Trump, a muchos
no les gustó. Por ejemplo a la politóloga Denisse Dresser y a Sergio Muñoz Bata
de Letras Libres, les pareció una
negociación vergonzosa.
Pero lo que poca gente sabe es que el
volcán Trump, está desatado. Prácticamente la comisión diplomática dirigida por
Marcelo Ebrard fue secuestrada y maltratada por Mike Pompeo y sus “porros”: los
tuvieron sin celulares, sin laptops y sin comer durante todo el evento; y aun
así, prácticamente salieron tablas. (Cfr. Sin
Embargo; 11/06/19).
La opinión
de José Ramón Cosío
Por su parte, en entrevista con Aristegui (11/06/19) José Ramón
Cossío, ex ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consideró que
México debió arriesgarse a litigar con Trump la aplicación unilateral de aranceles,
antes que aceptar un acuerdo que puede obligar al gobierno a hacer cosas
“de las que después nos avergoncemos” en materia de derechos humanos contra los
migrantes.
El ex ministro advirtió que México no puede reducir el tema
migratorio a un problema de seguridad pública y debe liberar recursos a los
estados fronterizos para evitar que, en unos años, enfrentemos una crisis
humanitaria.
Cosío también apuntó que a Trump
no le ha ido bien en la guerra comercial con China, por lo
que la administración de Andrés Manuel López Obrador pudo seguir el ejemplo de
ese país y explorar la posibilidad de aranceles espejo o de un litigio en instancias
internacionales.
En suma, lo que nos está advirtiendo
es que México debe prepararse para un litigio con Estados Unidos, ya que lo más
seguro es que Trump escalará sus demandas.
Y aunque México económicamente es muy
débil comparado con China, tiene razón, Trump continuará amenazando y
blasfemando contra México, sobre todo cuando más acosado se sienta por los
propios empresarios republicanos, por la red de la trama rusa y por los
demócratas.
Sin embargo, lo que a Dresser, Muñoz,
Cosío y otros, se les escapa, es que nuestro país está saliendo de una grave enfermedad.
México es un país débil, corroído por la corrupción, acosado por el crimen
organizado, en el que la pobreza, la violencia y el miedo son el pan de cada
día.
México en
país en rehabilitación
Esa es la herencia que recibió AMLO.
La corrupción desenfrenada, el abuso y el despilfarro iniciaron desde el
gobierno de López Portillo; y se profundizaron con el neoliberalismo del
salinato que desmanteló el raquítico “estado de bienestar” en que todavía vivíamos.
Después vendría el narcotráfico que
combinado con los malos gobiernos panistas de Fox y Calderón nos llevaría a una
de las etapas más escandalosas de nuestra historia: el gobierno de Peña Nieto,
caracterizado por la mega corrupción, la impunidad y el cinismo.
Las tareas que se ha impuesto el gobierno
de la Cuarta Transformación del Presidente López Obrador no son nada sencillas.
Menos ahora que también se ve obligado a lidiar con el volcán Trump, que día
con día se torna más desafiante.
Lo que a mí me anima a no perder el
optimismo, es que el politólogo AMLO se muestra calmado y confiado. Para mi
gusto está sacando a relucir los atributos más finos de la ciencia política
moderna: sus profundas raíces humanistas.
Más allá de su retórica que a veces
se torna machacona y aburrida, pero que le ha brindado un gran apoyo popular,
debemos atender a sus atributos humanistas: a sus virtudes.
Y la virtud primera es aquella que
incluye visión, cuidado y conocimiento. Con excepción de su plan energético
basado en el petróleo, la cumple a cabalidad. Aunque hay que agregar que ha
cometido errores en la elección de algunos de sus colaboradores y candidatos.
También ha demostrado templanza, que
abarca honradez, sobriedad y continencia. A lo que hay que agregar su vigor y
fortaleza, así como su constancia y paciencia ante la adversidad.
Y gracias a estas virtudes es como
nos está demostrando que si es posible lidiar con el volcán Trump. Hay que
tenerle fe.
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