Alejandro Mario Fonseca
Giovanni Boccaccio nació en Florencia,
el 21 de diciembre de 1375. Fue uno de los padres del Humanismo
italiano; y junto con Dante y Petrarca, de la literatura
italiana. Originalmente escribió en latín, pero tras la peste negra buscó un
público más amplio.
En latín, destacan Genealogia deorum gentilium y De casibus virorum illustrium. Todos
lo recordamos sobre todo por su Decamerón
escrito ya en italiano. No obstante de haber sido hijo ilegitimo, cuando era
adolescente su padre (un acaudalado comerciante) lo envió a Nápoles para
recibir una buena educación.
Entre sus amistades destacó la de Francesco
Petrarca, poeta, filósofo y filólogo, también considerado precursor del Humanismo,
pilar fundamental de la literatura italiana especialmente gracias a su obra Cancionero.
Así, la obra de Boccaccio se
encuentra en la corriente cultural conocida como Humanismo que surge en Italia
durante el siglo XIV y se extiende en los dos
siglos siguientes por toda Europa.
Junto a Boccaccio, Dante y Petrarca
figuran entre los precursores que anticipan en el siglo XIV una nueva
concepción del mundo centrada en el hombre y su creatividad. Los tres autores
sentaron las bases tanto del Humanismo como del Renacimiento.
El Decamerón de Boccaccio |
El Humanismo es la anticipación del
proyecto de la Ilustración que considera al hombre centro de la creación y, por
tanto, con derecho a controlar y dominar la naturaleza.
De los humanistas heredamos el estudio
de las letras humanas, y de los clásicos griegos y romanos: fundaron una
doctrina o actitud vital que concibe de forma integral
los valores humanos.
De la peste negra al humanismo
El 20/5/2014 Vargas Llosa escribió un
largo ensayo, Boccaccio en escena (Letras Libres) en el que destaca la
razón por la que un escritor de élite, que escribía en latín, da un giro
dramático y se interesa por narrar la vida de la gente común y en su lengua: el
resultado es el Decamerón.
El ensayo es la presentación de una
obra de teatro (Los cuentos de la peste)
en la que Vargas Llosa argumenta por qué los cuentos del Decamerón gozan de plena vigencia en nuestros días:
Desde la
primera vez que leí el Decamerón,
en mi juventud, pensé que la situación inicial que presenta el libro, antes de
que comiencen los cuentos, es esencialmente teatral: atrapados en una ciudad
atacada por la peste de la que no pueden huir, un grupo de jóvenes se las
arreglan sin embargo para fugar hacia lo imaginario, recluyéndose en una quinta
a contar cuentos.
Enfrentados
a una realidad intolerable, siete muchachas y tres varones consiguen escapar de
ella mediante la fantasía, transportándose a un mundo hecho de historias que se
cuentan unos a otros y que los llevan de esa lastimosa realidad a otra, de
palabras y sueños, donde quedan inmunizados contra la pestilencia.
El teatro nació en Atenas, Grecia, entre los siglos V y VI a de
C. Los atenienses celebraban los ritos en honor a Dionisio, dios del vino y de
la vegetación. Estas primitivas ceremonias rituales evolucionaron hacia
el teatro, constituyendo uno de los principales logros culturales
de los griegos.
Vargas Llosa nos regala en unas
cuantas palabras su concepto del Teatro: La
circunstancia que sirve de marco a los cuentos del Decamerón no
puede expresar mejor la naturaleza de lo teatral: representar en un escenario
algo que, mientras dura, es vida que reemplaza a la vida real, a la vez que la
refleja con sus carencias y añade lo que nuestras necesidades y urgencias
quisieran que tuviera para colmarnos y hacernos gozar de ella a plenitud.
Las
pandemias de hoy y de siempre
La peste negra se refiere a
la pandemia de peste más devastadora en la historia de
la humanidad que afectó a Europa y Asia en el siglo
XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353 (Cfr. Wikipedia).
Es difícil conocer el número de fallecidos,
pero en el siglo XXI la estimación es de 25 millones de personas solo en
Europa, aproximadamente un tercio de la población, cifra considerada muy
optimista.
De acuerdo con el conocimiento actual, la
pandemia irrumpió en primer lugar en Asia, para después llegar a Europa, a
través de las rutas comerciales. Introducida por marinos, la epidemia dio
comienzo en Mesina.
Mientras que algunas áreas quedaron
despobladas, otras estuvieron libres de la enfermedad o solo fueron ligeramente
afectadas. En Florencia, solamente un quinto de sus pobladores sobrevivió.
En el territorio actual de Alemania, se estima que uno de cada diez habitantes
perdió la vida a causa de la peste negra.
Las consecuencias sociales de la peste
negra llegaron muy lejos; rápidamente se acusó a los judíos como los
causantes de la epidemia por medio de la intoxicación y el envenenamiento
de pozos.
En consecuencia, en muchos lugares de
Europa se iniciaron pogromos (linchamientos multitudinarios, espontáneos o
premeditados, de un grupo particular, étnico) judíos.
La contingencia que vivimos en la
actualidad, la pandemia del corona virus en su fase 2, se parece mucho a la de
la peste negra. Los chivos expiatorios ahora no son los judíos, sino los
“gobiernos demagogos e irresponsables”.
Las
actividades culturales son la alternativa
Así que concomitante al Humanismo Renacentista
Europa vivió la maldición de la peste negra. Qué alivio para la historia de la
humanidad que una terrible desgracia que significó millones de muertes haya
sido acompañada de un gran movimiento cultural.
Hoy los seres humanos nos vemos
obligados a recluirnos en nuestras casas y seguir las medidas precautorias que
nos permitan sobrevivir a la pandemia del corona virus. Qué buena oportunidad
para emular a los jóvenes del Decamerón
y escapar mediante la fantasía, del miedo y hasta del pánico, realizando
actividades culturales en familia.
Por qué no, por ejemplo, leer el Decamerón, estoy seguro que lo va a
disfrutar. Pero si no le gusta leer, la alternativa es el cine: vea la
extraordinaria película de Pasolini que recrea con su brillante estilo nueve de
los cuentos de la obra universal de Boccaccio.
También puede leer, relacionado con
el tema, Muerte en Venecia de Thomas
Mann. Trata de una crisis amorosa prohibida, cuyo telón de fondo son los rasgos
de un entorno grotesco y decadente, que anticipan la fatalidad:
la epidemia de cólera que se cierne sigilosamente sobre la
ciudad de los canales. Y si no lo quiere leer, no se preocupe, también existe
una excelente versión cinematográfica, dirigida nada menos que por Luchino
Visconte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario