Alejandro Mario Fonseca
Seguramente usted como yo se ha
preguntado por qué el coronavirus le está pegando tan fuerte a los italianos.
Me puse a investigar y me encontré con un artículo de Julio Algañaraz publicado
en la red de Internet (clarín.com;
10/3/2020). Y dice lo siguiente:
¿Como
se explica que Italia sea el país más contaminado por
el coronavirus en Europa, que en pocos días más llegará a diez
mil contagiados y a mil muertos por la rápida velocidad de expansión de la epidemia?
La respuesta es muy difícil porque
no hay ningún dato característico que justifique este primado, pese a que los
científicos han elaborado planos y curvas de todo tipo para trazar la evolución
de la peste que viene de China.
La primera
incógnita es el escenario
del brote. Italia tiene un norte próspero con un nivel de vida que se
compara con Alemania. Y un sur con todos los males del subdesarrollo. Sin
embargo repentinamente la epidemia estalló en el corazón productivo italiano,
donde se encuentra la gran metrópoli que muchos consideran la capital moral del
país: Milán, capital de Lombardía, la región más grande y rica de la itálica península, con los
más altos niveles culturales y económicos, el mejor sistema sanitario.
Son las
hipótesis contingentes las que brindan explicaciones de lo que está ocurriendo.
La primera es que el coronavirus había llegado en enero, no se sabe cómo
al sur de Lombardía, en la provincia de Lodi y nadie lo detectó. No se conoce hasta hoy el llamado Paciente Cero que los estudiosos
consideran esencial para seguir el origen y desarrollo de una epidemia.
Evoluciona la epidemia de Coronavirus. |
Una bomba viral
en una zona de adultos mayores
Se conoce,
eso sí, al Paciente Uno:
Matti. Es un manager de
la compañía Unilever, de 38 años, deportista, casado con una “ragazza” que está por tener su
primer hijo y que también ha sido contagiada.
Matti se
sintió enfermo y fue al hospital de Codogno, que visitó dos días contagiando a todos los
que visitaban el sector de Primeros Auxilios, hasta que le decretaron una
pulmonía. Después sospecharon algo más y descubrieron que era portador del
coronavirus. Pero era tarde:
el hospital de Codogno, provincia de Lodi, sur de Lombardía, se había
convertido en una bomba.
Desde allí
partió la contaminación a la carrera. El 21 de febrero se registraron tres
casos. A partir de entonces la epidemia se desparramó por la región, pero
también alcanzó la frontera sur con la Emilia Romana y al Este la región del
Véneto. Ambas se convirtieron en los focos secundarios de la emisión del
contagio hasta hoy.
Un sistema
muy bueno de hospitales sustenta el Sistema Sanitario Nacional, que en las
regiones del norte alcanza buenos niveles de eficacia. Pero la embestida de la
epidemia ha hecho
trastabillar la sanidad pública italiana y ha obligado a la sanidad
privada a ofrecer su colaboración.
Muy bien, ya vamos entendiendo, sin
embargo hace falta un dato muy importante y ese lo encontré en una entrevista
que le hacen al Dr. Alfredo Miroli en el sitio primerplano.com. En la cual nos explica la clave del fenómeno: el norte de Italia además de ser una de las
zonas más industrializadas de Europa, está también poblada por ancianos; es un
lugar donde la tasa de adultos mayores de 80 años es de las más altas del
mundo.
Calma
disciplina e información
El Dr. Miroli explica con sencillez
el fenómeno del corona virus y lo más importante, nos tranquiliza. En México
nos urge la calma ya que además del escándalo mundial aquí los agoreros de la
mafia, todavía en el poder, incrementan el pánico popular.
Muchos caen en la trampa, pero
también muchos otros entran de lleno en la negación y se auto consuelan
convenciéndose a sí mismos de que no pasa nada, de que todo es “un invento, una
cortina de humo para que los poderosos, ahora de Morena, sigan abusando”.
Le recomiendo además que vea el
programa Los virus de hoy y siempre,
una entrevista con Antonio Lazcano de la Revista
de la Universidad que difundió TV
UNAM, lo puede ver en youtube.com.
El Dr. Lazcano es contundente. En un
lenguaje accesible nos explica que en efecto sí hay culpables; y sorpréndase
usted: somos todos. Los virus al igual que todos los seres vivos estamos en
continua adaptación, evolución; en mayor o menor medida todos somos mutantes:
buscamos sobrevivir a las adversidades.
Entonces, ante la crisis ambiental y
el cambio climático, es decir ante la destrucción de múltiples hábitats
naturales, los virus desarrollan la capacidad de saltar de sus hospederos habituales, a otros: por ejemplo, de los
pollos, los cerdos y los murciélagos, a los humanos.
Así que los responsables somos todos
por no tomarnos en serio el desastre ambiental; pero lo son todavía más los
fascistas como Donald Trump que poderosos y a contracorriente siguen en la negación
total trabajando para las empresas de la muerte: financieras, petroquímicas,
armamentistas, inmobiliarias y demás.
¿Qué hacer?
Los virus de hoy y siempre se irán
comportando cada vez más agresivos y lo que todos tenemos que hacer es, en
principio conservar la calma, informarnos bien y seguir los protocolos que
marca la Organización Mundial de la Salud.
Los seres humanos somos muy
chismosos, o comunicativos, para decirlo con suavidad; también somos
supersticiosos. El problema es que la gente ignorante lo es todavía más y cae
fácilmente en la trampa de los oportunistas.
Debemos aprovechar la contingencia
para corregir esas actitudes perniciosas y cambiar hacia una convivencia más
armoniosa. Primero en familia, luego con los amigos y vecinos; y finalmente
tratar de influir en nuestras comunidades. Es difícil, pero hay que hacerlo.
También debemos aprovechar el tiempo
para realizar actividades culturales en casa. Ya los medios electrónicos nos
permiten el acceso a una amplia gama de actividades.
Por ejemplo los museos más
importantes del mundo, incluido México, están abriendo páginas gratuitas en las
que podemos visitarlos virtualmente y con información de expertos: tenemos la
oportunidad de entender el arte y disfrutarlo.
También podemos leer, hay que
perderle el miedo a los libros. O si usted prefiere vea buen cine desde casa: las
mejores películas de arte están gratis en Internet.
Y lo más importante, alejémonos de la
herencia judo cristiana de seguir buscando a quien culpar, asumamos nuestra
responsabilidad y con humildad empecemos a colaborar con el cuidado del medio
ambiente, desde nuestros hogares y comunidades podemos hacer mucho.
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