viernes, 22 de mayo de 2020

La doctrina del Shock recargada

Alejandro Mario Fonseca
En este revelador artículo la periodista canadiense Naomi Klein analiza el fichaje del ex Ceo de Google Eric Schmidt para encabezar una comisión para «reimaginar la realidad post-Covid» en Nueva York donde, dice, comienza a gestarse un futuro dominado por la asociación de los estados con los gigantes tecnológicos:

“Pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país”. Klein define una Doctrina del Shock pandémico, a la que llama el nuevo pacto o New Deal de las Pantallas (Screen New Deal).

Plantea el riesgo liso y llano de que esta política de las corporaciones amenace destruir al sistema educativo y de salud. El rastreo de datos, el comercio sin efectivo, la tele salud, la escuela virtual, y hasta los gimnasios y las cárceles, parte de una propuesta “sin contacto y altamente rentable”.

La cuarentena como laboratorio en vivo, un «Black Mirror», y la aceleración de esta distopía a partir del coronavirus: “Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia”.

En este resumen traducido por la Agencia Lavaca.org, la conclusión es estremecedora: Cuáles son las dudas (de siempre) y cómo, bajo el pretexto de la inteligencia artificial, las corporaciones vuelven a pelear por el poder de controlar las vidas.

Se trata del último ensayo de Naomi Klein Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus, publicado por The Intercept, una revista electrónica creada por Glenn Greenwald, Laura Poitras, y Jeremy Scahill.
Plan secreto de la élite tras la pandemia global.


La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre
Para entenderlo cabalmente, vale la pena recordar qué es la Doctrina del Shock a partir del texto original, un “best seller” publicado en el 2007 (en México editado por Paidós en el 2007).

En el argumenta que las políticas de libre mercado del laureado Nobel Milton Friedman y la Chicago School of Economics (Escuela Económica de Chicago) tuvieron apoyo en países como Chile bajo la dictadura de Pinochet, Polonia, Rusia, bajo Yeltsin, y los Estados Unidos (por ejemplo, la privatización de la New Orleans Public Schools después del desastre del Hurricane Katrina).

También sostiene que las políticas iniciales para favorecer, la privatización de la economía de Iraq bajo la Coalition Provisional Authority (Autoridad Provisional de la Coalición) fueron impuestas mientras los ciudadanos de países que estuvieron en shock por los desastres, convulsiones, o invasiones.

La tesis central del libro es que aquellos que tuvieron que implementar las impopulares políticas de libre mercado ahora lo hacen rutinariamente tomando ventaja de ciertas características de las secuelas de los más grandes desastres, sean estos económicos, políticos, militares o de la naturaleza.

Lo que sostiene Naomi Klein es que cuando una sociedad experimenta un gran “shock” hay un deseo generalizado por una rápida y decisiva respuesta para corregir la situación; este deseo, de grandes acciones e inmediatas, ofrece una oportunidad a los actores oportunistas para implementar políticas que van lejos, más allá de una legítima respuesta al desastre.


El capitalismo depredador
También sugiere que la rapidez con que se implementan las acciones de rescate, determina que sean indiscutibles; entonces las políticas impopulares y desconocidas serán intencionadamente llevadas a efecto. El libro sostiene que estos shocks son en algunos casos intencionalmente fomentados.

La doctrina del shock es la historia no oficial del libre mercado. Desde Chile hasta Rusia, desde Sudáfrica hasta Canadá, es la implantación del libre mercado que responde a un programa de ingeniería social y económica que Naomi Klein identifica como «capitalismo del desastre”. (Cfr. Wikipedia).

Y aquí viene lo más interesante. Klein identifica la abolición de la Unión Soviética, como un parteaguas histórico. “…el capitalismo se vio de pronto libre para degenerar en su forma más salvaje, el libre mercado había pasado a disfrutar de un monopolio mundial”.

Así, primero los polacos y después los rusos fueron engañados, se les hizo creer que después de la terapia del shock despertarían de pronto en un “país europeo normal”. Mientras que la realidad histórica era otra. Los países europeos normales, con sus sólidos sistemas laborales y de salud, habían surgido precisamente del compromiso entre el capitalismo y el comunismo.

Se trató de una especie de capitalismo suave, que los europeos habían ido construyendo a base de cruentas luchas en los que los sindicatos y los partidos de izquierda habían sido los principales protagonistas. Al caer la Unión Soviética el compromiso se perdió y dio paso paso al capitalismo salvaje.


Un shock global y el relanzamiento de la doctrina
“Es el capitalismo en su fase monopolística, un sistema que se ha soltado la melena, por así decirlo: que ya no tiene que esforzarse en cuidarnos como a clientes, que ya puede ser tan antisocial, antidemocrático y grosero como le plazca”. Neoliberalismo, valla.

La oportunidad es oro molido para los depredadores que rodean a Trump y los demócratas están cayendo en la trampa. Ahora el shock pandémico del covid-19 es global y casi nadie escapa al terror.

Son los halcones de Silicon Valley y sus empresas globales de punta los que están diseñando el regreso a una normalidad dominada por las tecnologías de la comunicación, son los que apuntalan el New Deal de la pantalla.

Se trata del mundo imaginario, en  que los celulares, las computadoras y demás, nos harán la vida feliz. Ya no serán necesarios los profesores, instructores, médicos, enfermeras. Todo podrá ser resuelto desde la dulce soledad del confinamiento.

Además las Smart Cities  proliferarán por todo el mundo. El pretexto, el argumento que sostiene el nuevo experimento global, son los chinos y si Occidente no toma cartas en el asunto, muy pronto, en menos de diez años, estaremos dominados por Alibaba, Baidu y Huawei.


La plataforma de lanzamiento es Nueva York, allí se cocina el ensayo de lo que será el mundo de zombis confinados (clientes seguros) que tanto anhelan Trump y sus corifeos. Está por verse si los europeos, que ya tiene callo en el asunto, y los demás habitantes del planeta, medianamente conscientes, fingimos otra vez como que la virgen nos habla.




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