Alejandro Mario Fonseca
Tendría yo 22 o 23 años, cuando tuve la fortuna de conocer al
caifán (según la RAE, el Diccionario de la lengua española: Sujeto preeminente en un barrio de ciudad)
Oscar Chávez. Fue al llegar al Foro Isabelino, allá en Chapultepec, cuando
éramos entusiastas aficionados del teatro experimental latinoamericano.
Bueno, fuimos un poco más que aficionados, éramos impulsivos
y sin mayor consideración nos atrevimos a montar tres obritas de teatro que, entre
otras actividades, nos permitieron vivir plenamente la rebelión juvenil de los
años sesenta.
Pero esa es otra historia, hoy quiero recordar la grata
fortuna de haber, conocido a Oscar Chávez. Sí bien me acuerdo, en ese tiempo él
trabajaba para radio UNAM. Y si, fue una gran, gran fortuna, él estaba allí en
la entrada, platicando con los actores de Rajatabla.
En un ambiente totalmente juvenil, encajamos muy bien y
bromearon con nosotros, recuerdo que sobre todo las mujeres venezolanas eran
muy bellas y amables. Oscar Chávez era un tipo muy serio, de pocas palabras
pero con una enorme personalidad, un gran carisma.
Poco después lo volví a ver ya a la distancia en algunos
eventos en la misma ciudad d México (especialmente en Tlatelolco) y aquí en
Puebla, invitado por la Universidad Autónoma de Puebla.
A algunos amigos, que sabían de canto no les gustaba su voz,
no era una voz educada, de conservatorio. Su voz era grave, pesada y reverberante.
La reverberación es un fenómeno sonoro producido por la reflexión, que consiste
en una ligera permanencia del sonido una vez que la fuente original ha dejado
de emitirlo. A Oscar le ayudaba, ya que le salía natural y con mucho
sentimiento, muy ad hoc (apropiada)
para la música de protesta.
Oscar Chávez el caifán mayor |
El cantante del
sentimiento, de la protesta
Oscar Chávez Fernández, nació en la Ciudad de México
el 20 de marzo de 1935 y murió víctima del covid-29 hace
unos días, el 30 de abril. Después
de varios intentos laborales estudió teatro y trabajó en Radio UNAM.
Fue cantante, actor y compositor, y ha sido considerado
uno de los máximos exponentes del canto nuevo en México. En julio de
2019 fue reconocido, por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México,
como Patrimonio Cultural Vivo de la Ciudad de México, en la Fiesta de
Trova y Canción Urbana Cantares.
Dedicó su vida a componer, interpretar e investigar sobre
diversos géneros de música popular mexicana y latinoamericana. Asumido
políticamente como de izquierda, todos lo conocimos por sus canciones
de protesta, dirigidas principalmente contra el gobierno y la derecha.
También apoyó musicalmente el movimiento del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional. Se acompañaba habitualmente en sus
presentaciones del Trío “Los Morales”.
Curiosamente este hombre, de pocas palabras, empezó como
artista de teatro y de cine. Lo recordamos como el principal protagonista de la
película Los caifanes.
Los caifanes
Tras la repentina disolución de una fiesta de jóvenes de
clase alta, dos novios, Jaime y Paloma (Enrique Álvarez
Félix y Julissa), se separan del grupo y vagan por algunas calles de
la Ciudad de México.
La lluvia y la
búsqueda de un lugar más propicio para la intimidad los hacen recurrir a un
coche aparentemente abandonado. Tras un breve escarceo amoroso en el interior
del auto, la pareja se da cuenta de que en realidad el automóvil es propiedad
del capitán Gato y sus Caifanes.
El encuentro da inicio a una gira por la Ciudad de México,
alentada por la fascinación que Paloma muestra por las
costumbres, forma de hablar y maneras de la clase trabajadora y la amistad
espontánea—pero siempre sospechosa—que los Caifanes saben
brindar.
Durante el resto de la película se retrata la vida nocturna
de la capital mexicana en aquellos tumultuosos y psicodélicos años
sesenta. Mientras el grupo recorre cabarets, parques, funerarias, fondas y
plazas públicas, se muestran personajes y algunos usos y costumbres de la
época, alternados con una amplia gama de expresiones artísticas de aquel
tiempo.
Una de las escenas más características de la película es
cuando los caifanes asaltan la estatua de la Diana Cazadora, que entonces estaba en Paseo de la Reforma y en un
acto de extrema ironía moral le colocan un brasier.
Sí usted quiere conocer cómo era la Ciudad de México antes de
la hecatombe demográfica y ambiental, vea esta película, con toda seguridad le
va a gustar.
La rebelión cultural
juvenil
Desde el punto de vista cultural, los años de la presidencia represiva
de Díaz Ordaz contaron con algunas oportunidades para la juventud. Los caifanes introdujo a cuatro
desconocidos que serían célebres en el arte de nuestro país: el músico de
trova, compositor y actor Óscar Chávez (el Estilos), los
actores Sergio Jiménez (el capitán Gato), Eduardo López
Rojas (el Mazacote) y Ernesto Gómez Cruz (el Azteca).
(Cfr. Wikipedia).
Los concursos de cine experimental de 1965 y 1967, organizados
por la sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la
Producción Cinematográfica (STPC), abrieron la puerta a jóvenes
provenientes del teatro, la literatura y las artes plásticas interesados en
expresarse a través de un medio que se había convertido en el favorito de las
nuevas generaciones de artistas.
La creación de compañías productoras
como Cinematográfica Marte y Cinematográfica Marco
Polo también contribuyó a brindar oportunidades a nuevos directores,
gracias al "truco" de hacerlos filmar cortometrajes con apoyo del
STIC -el otro sindicato cinematográfico- para luego unirlos en un largometraje.
El siguiente comentario lo puede encontrar en la Wikipedia:
El argumento es de Carlos Fuentes, titulado originalmente Fuera del mundo, es uno de los textos
cinematográficos más bellos que se hayan escrito en México.
Con referencias
directas a la literatura de Santa Teresa de Jesús, a Octavio Paz y
a un sin fin de autores, en combinación con un verdadero mosaico de giros
populares del lenguaje, la prosa de Fuentes se fusionó con las estupendas
imágenes diseñadas por Ibáñez (el director de la película) en una amalgama rica en texturas visuales y sonoras.
Finalmente le recomiendo que no sólo vea la película, también
escuche sus canciones, la cuarentena invita a la nostalgia. Descanse en paz un
buen hombre el caifán mayor Oscar Chávez.
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