Por Alejandro Mario Fonseca
El concepto de razón es uno de los más complejos y difíciles que me he encontrado.
Las enciclopedias serias le dedican mucho espacio. Por ejemplo la Lexipedia Barsa inicia con su
etimología latina ratio, onis, que
significa facultad de discutir. Y
apunta la razón debe imponerse a los
instintos; es sinónimo de inteligencia.
La misma Lexipedia después de ofrecernos muchos ejemplos de las distintas
acepciones del concepto en literatura, matemáticas, ciencias sociales, etc.
profundiza: la razón en el sentido
más estricto es la actividad intelectual superior, la función más elevada de la
inteligencia, la que establece una perfecta conexión entre el saber y el obrar.
Al mismo tiempo es la actividad más
elevada del hombre, la que lo diferencia radicalmente de los otros seres: su fundamento
es lo racional. Opuesta en la Edad Media a la fe, los partidarios del llamado
racionalismo teológico la conceptuaron superior a los sentidos, pero siempre
inferior a la fe.
Se trató luego de superar la primacía
de una sobre otra, conciliándolas en la inteligencia de que la fe trasciende de
la razón.
Qué alejado está Trump de la razón y de la racionalización |
La
Ilustración: el triunfo de la razón humana
A partir de Kant se diferencia la razón pura de la razón práctica; aquella es teórica, especulativa, y se ocupa de lo
trascendental (el alma, el mundo, Dios), ésta viene a ser la conciencia moral
del individuo, lo que le permite juzgar el bien y el mal.
La afirmación de la superioridad de
la razón es la característica
sobresaliente de la era del racionalismo europeo, tras el cual el romanticismo
emprende una lucha contra la razón,
oponiéndole vagamente lo histórico y tradicional; cosa que superó Hegel con su
teoría de la razón como “síntesis de
la oposición entre la conciencia y la conciencia de sí mismo”.
Ya en el siglo XX el filósofo español
Ortega y Gasset explica la razón vital
e intenta su unidad con el hombre y su historia: la razón es un elemento que funciona en la vida y que por ende no se
limita a la razón pura, llega a
comprender la vida misma.
Y ya para rematar este repaso sobre
un concepto tan duro de roer, tan solo apunto que el proyecto de la
Ilustración, el proyecto de hombre moderno, en su núcleo duro propone el
triunfo de la razón humana sobre la
base de un nuevo conocimiento científico, moral y estético.
Y es que la modernidad como proyecto
siempre fue, y sigue siendo, un esfuerzo sistemático de desacralización y de
laicización del pensamiento y de la vida. Lo novedoso no era la idea de la
primacía de la razón, sino de la
fuerza con que se proclamaba, consecuencia de la revolución científica del
siglo XVII.
¿Qué es la
racionalización?
Y aquí viene una de las claves que
nos permite entender por qué la sinrazón está tomando el lugar de la razón tan
fácilmente en estos tiempos tan aciagos de principios del siglo XXI que nos
tocó vivir. La ciencia moderna había traído consigo dos creencias, que a veces
flaquean: la creencia en el progreso infinito del saber; y la creencia en el
avance infinito hacia la mejoría social y moral. Flaquean porque tendemos a
racionalizar.
El concepto de racionalización se lo debemos a los psicólogos, se trata de un
hábito que consiste en consolarnos e
impresionar a otros mediante una estampa de nosotros mismos, de nuestros
motivos, amigos, vocación, religión, país, etc., que se parece más a lo que
querríamos que fueran que a lo que son.
Racionalizamos cuando pensamos que
nuestra competencia tiene más éxito que nosotros debido a engaños y trucos que
despreciamos. En el terreno de la política, el dirigente de un partido que no
es el nuestro, siempre va a ser un demagogo, un charlatán. El país enemigo es
el antro de los monstruos, mientras que el nuestro es el de héroes admirables a
toda prueba. La mujer a la que amamos es un ángel, excepto por lo que se
refiere a la fragilidad humana. La racionalización
con prudencia es necesaria, nos permite un equilibrio emocional.
Racionalizar
no es mentir
El concepto de racionalización llevado al terreno de la economía, de la sociología
y de la ciencia política, nos permite entender cabalmente porque hay tanta
confrontación de proyectos, de ideas, de valores, juicios y demás.
Y es que las ciencias sociales así
son, es muy difícil distanciarse del punto de vista propio. Siempre que
intentamos interpretar actitudes humanas, especialmente de hombres que están
alejados de nosotros, corremos el riesgo de interpretarlos mal.
Pero cuando en lugar de racionalizar,
mentimos y amenazamos para salirnos con la nuestra, el resultado es
catastrófico, sumamente conflictivo. Pero además sí el que lo hace cuenta con
poder, los resultados son impredecibles.
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