Alejandro Mario Fonseca
Llevo ya varias semanas, o mejor
dicho meses, en los que veo a mis amigos del partido MORENA enojados. Hablo no
sólo de militantes, sino también de simpatizantes cómo yo, pero también y creo
que son mayoría, de la gente “buena” y “mala” que viene de otros partidos,
principalmente del PRI.
Me refiero a buenos amigos como
Alejando Oaxaca, y muchos otros que no menciono porque son demasiados. Es probable
que se molesten porque diga que los veo enojados y en la incertidumbre, pero es
la verdad.
Mi amistad con Alex Oaxaca, mi tocayo
es vieja. Lo conocí en un Seminario de Filosofía Política en el que coincidíamos
por allá a fines de los años 80. Él era un jovencito sencillo y humilde, que
cursaba sus últimas materias en la Facultad de Leyes de la BUAP. Era muy serio,
pero también sabía sonreír.
Fue un Seminario maravilloso
coordinado por el Doctor Luis Cervantes Jáuregui, de la Facultad de Filosofía y
Letras de la misma BUAP. Y digo que fue maravilloso porque fueron cuatro años
en los que leímos a los clásicos de la política, desde los griegos hasta los
actuales.
Aristóteles, Tito Livio, Maquiavelo,
Hobbes, Locke, Rousseau, Montesquieu, Pareto, Mosca, Max Weber, Lasalle,
Bobbio, Bovero, Sartori y muchos otros; leímos sus principales obras y lo más
importante, las discutimos, las analizamos.
Desde entonces he sido un fanático de
la filosofía política, de la sociología, la economía y en general de las
ciencias sociales. También he seguido estudiando y escribiendo sobre el
acontecer político de mí localidad, de México y del mundo.
Ricardo Monreal Avila |
La política
y la academia se complementan
Y algunos años después (casi 15) me
rencontré con Alex Oaxaca aquí en Cholula, él era el candidato del PRI para la
alcaldía, y yo el del Verde para una diputación. Desde luego que él ganó y yo
perdí, eran los últimos años dorados del PRI.
Cuándo me lo encontraba en campaña,
bromeábamos. Yo le decía que el merecía estar en un partido más decente; y él
contestaba sonriendo: "en el PRI hay de todo, hasta gente decente”.
Como los del Verde ganamos una
regiduría y yo quedé de diputado suplente, nos seguimos viendo y nuestra
amistad se profundizó. Sé, porque me consta, que Alex era una persona honrada y
que el poder no lo mareó: siguió siendo sencillo y humilde.
Oaxaca continuó en la política y yo
en la academia. Él fue también diputado tanto estatal como federal y ocupó
algunos cargos en el poder judicial. Yo me jubilé de la BUAP y ahora eventualmente doy cursos y asesorías;
mi principal ocupación es el Yoga. Ah, y también escribo, para El Quetzal y para algunos medios
electrónicos.
Alejandro Oaxaca y yo hemos seguido
siendo buenos amigos, regularmente nos tomamos un buen cafecito y conversamos
sobre el acontecer político y sobre nuestras viejas y nuevas lecturas. Cada
quien en lo suyo pero nos entendemos bien: la buena política y la academia se
complementan.
Y sucede que ahora me encuentro con
un Alejandro Oaxaca ya maduro (¿tendrá 50 años?) que dejó al PRI y que quiere
ser alcalde nuevamente de Cholula, pero ahora por el partido de López Obrador:
MORENA.
¿Carro
completo para el alcalde de Cholula?
Me consta, porque como ya dije lo
conocí desde jovencito, que Oaxaca no es ningún oportunista. Siempre ha sido
crítico de los abusos y de la corrupción de la clase política priista, ahora
ampliada con el PAN y el PRD. Él lo vivió en carne propia.
Tampoco es ningún chapulín que ante
la popularidad de AMLO quiera llevar agua a su molino como el actual alcalde J.
J. Espinosa y sus familiares y allegados. No, porque Oaxaca sí se ha ido
abriendo paso en la política por su propio esfuerzo. Picando piedra, desde su
origen humilde, desde abajo, esforzándose y estudiando.
Y regreso al tema con el que empecé
este escrito: veo a mis amigos del partido MORENA sufriendo. ¿Por qué? Porque
ya llevan meses esperando que el “Peje dedo” apunte hacia Alejandro Oaxaca.
Cosa que no sucede. Y es que el
alcalde Espinosa, no sé si por sus cuantiosos recursos, por sus padrinos, o por
algún extraño conjuro, parece tener “agarrado al toro por los cuernos”.
Ya colocó a su esposa priista como
candidata a senadora, a pesar del repudio popular en las asambleas; ya el mismo
es virtual candidato a diputado, a pesar de los abucheos y de su conflictiva
administración; y además presume que el candidato a la alcaldía de Cholula será
su más cercano colaborador, el Dr. Arriaga.
El “Peje
dedo” es una metáfora
Desde luego que lo del “Peje dedo” es
una metáfora. Lo que AMLO quiere es votos, ahora sí está decidido a ganar. Y
los famosos sondeos o encuestas son su mejor coartada.
De lo que se trata es de elegir
candidatos que cuenten con suficientes recursos económicos para que hagan una
buena campaña y le den muchos votos.
O también puede suceder que, como
dicen las malas lenguas, que el senador Barbosa, el operador de AMLO en Puebla,
esté haciendo negocio con las candidaturas de MORENA. No lo creo.
Por lo que sé, y porque conozco a
AMLO, debe estar al tanto de lo que sucede en Cholula y el resultado final será
la conciliación: sumando, no restando. Espero no equivocarme.
Y ya para finalizar quisiera hacer un breve
comentario sobre los famosos sondeos de opinión. Cuando Ricardo Monreal, el
padrino más evidente de J. J. Espinosa, quiso ser el candidato de MORENA para
gobernador de la Ciudad de México, perdió porque “en los sondeos le ganó”
Claudia Sheinbaum.
Monreal hizo su berrinche y estuvo a punto
de abandonar al Peje. Al final pactó y ahora es uno de sus principales
operadores. Nunca se aclaró cómo estuvo lo de los sondeos.
Los sondeos
son una tomada de pelo
Y claro que no se aclaró, porque como
decía el maestro Giovanni Sartori, los sondeos de opinión son una falsedad que
nos hace caer en una trampa y nos engaña al mismo tiempo.
Los sondeos no son un instrumento de
democracia –un instrumento que revela la vox
populi- sino sobre todo un instrumento que revela el poder de los medios de
comunicación sobre el pueblo.
Así que la influencia de los sondeos
bloquea frecuentemente decisiones útiles y necesarias, o bien lleva a tomar
decisiones equivocadas, sostenidas por simples rumores, por opiniones débiles,
deformadas, manipuladas, e incluso desinformadas. En definitiva por opiniones
ciegas.
Entonces lo que puede estar pasando es que el
pacto entre Monreal y el Peje incluyó que este último respetara las
candidaturas en aquellos lugares como Cholula, donde Monreal cuenta con
incondicionales.
Así, lo peor que le puede pasar a
Cholula es que no sea el “Peje dedo”, ni los sondeos de opinión los que están
decidiendo las candidaturas de MORENA, sino Ricardo Monreal. ¿Por qué? Porque
dividirían al partido.
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