Alejandro
Mario Fonseca
Estos últimos días hemos vivido en
Puebla y específicamente en Cholula, por lo menos dos escándalos. El primero es
el de la noticia publicada en el diario Central,
de que MORENA, el partido de López Obrador está infiltrada por más de
cincuenta ex priistas con fuertes ligas con el ex gobernador Mario Marín (el
famoso “gober precioso”).
La noticia se difundió rápidamente en
las redes sociales de internet y no se trata tan sólo de una lista, sino que se
dan datos de cada personaje, de los puestos que ocupaban y de su calidad como
operadores o candidatos ahora de MORENA.
La otra noticia es la del caso de
Alejandro Oaxaca que después de trabajar arduamente por la candidatura de
MORENA para la presidencia municipal de Cholula, al no obtenerla, optó por
buscar ser candidato por el PVEM y lo logró: era su plan B.
Pero ahora nos enteramos que
Alejandro Oaxaca también tenía un plan C, ya que muy pronto renunció a la
candidatura por el PVEM y al parecer ahora se sumará a la campaña de Julio Lorenzini,
el candidato del frente PAN-MC; y en consecuencia trabajará para apoyar la
candidatura de Martha Erika Alonso de Moreno Valle para gobernadora de Puebla.
Y en todo este desaguisado lo que yo
observo es una terrible contradicción entre lo que AMLO propone como núcleo
duro de su ideología, la de él, la de la “República Amorosa”; y la de los personajes con los que se está
nutriendo su partido MORENA. Por un lado la moral, la ética, la filosofía y
hasta los principios religiosos más fundamentales; y por el otro el
oportunismo, el mimetismo, la falta de escrúpulos y sobre todo la ausencia de solidez
ideológica.
AMLO atiborra plazas y compara a RMV con Marìn: son lo mismo |
La ideología
del PRI nos sigue dominando
Ya he comentado que los mexicanos necesitamos
contar con un concepto claro de ideología
sólo así podemos intentar comprender la ideología oficial, la del PRI
gobierno, que le ha permitido conservar el poder político y económico a una
pequeña élite de políticos y empresarios.
Y es que a pesar de la “modernidad
política” que hemos vivido en las dos últimas décadas, es decir, de la
incipiente democracia que ha obligado al PRI
a compartir el poder, la gran mayoría de los mexicanos estamos
marginados del mundo de la política.
Es más, hoy en día se ha vuelto un
lugar común hablar de la “clase política”, para referirnos a ese pequeño
porcentaje de mexicanos que no solamente viven de la política, sino que además
logran amasar grandes fortunas en muy poco tiempo.
La ideología del PRI está en el
núcleo duro de la cultura política de los mexicanos, esclarecerla nos puede
ayudar a entender cómo y porqué los principales protagonistas e instituciones
de nuestro país se influyen recíprocamente logrando mantener vivo un régimen caciquil
y patrimonialista, enmascarado por un falso presidencialismo.
Una nueva
estructura de poder, una vieja ideología
Cómo y porqué la élite del presidente, su
partido el PRI, las mafias sindicales y empresariales lograron mantener una
estabilidad política de larga duración.
Cómo y porqué hace dos décadas dicha
élite logró perpetuarse a pesar de la transición democrática, incorporando al
poder a nuevos protagonistas, tanto políticos de partidos viejos y nuevos; como
a los líderes de los grupos criminales, también
viejos y nuevos.
Y si, lo más novedoso de esta
estructura de poder ampliada, es que se transfiere parte del poder presidencial
a los gobernadores de los estados y a los capos de los grupos criminales.
También surgen las redes sociales de Internet como contrapeso a la prensa
escrita, a la radio y la televisión.
Y es que la nueva estructura de poder
se ha convertido en una maquinaria tan perfectamente bien lubricada por la
corrupción, que le ha permitido seguir siendo el principal obstáculo para el
desarrollo económico y social de México.
En otras palabas, el estudio
minucioso de la ideología nacionalista del PRI gobierno, puede ayudarnos a
comprender por qué la estructura de poder es la principal limitante de la modernización de nuestro
país.
Llegados a este punto, amable lector,
usted puede intuir que la ideología nacionalista a la que me estoy refiriendo,
es falsa conciencia, es un gran engaño. Pero ¿qué es eso?
¿Qué es una
ideología?
Ya he citado a Luis Villoro el
filósofo de la UNAM que nos heredó en su texto El concepto de ideología, editado por el Fondo de Cultura Económica
en 1985, una de las concepciones más acabadas de ideología como falsa
conciencia.
Villoro se pregunta ¿cuál es la
situación que hizo necesaria la introducción del concepto de ideología? Y
después de esto nos explica que la
ideología es “falsa conciencia”, idea original de Marx.
Marx entendió por “ideología” un tipo
especial de falsa conciencia determinada por las relaciones sociales: se trata
de una suerte de error socialmente condicionado.
Villoro desmenuza el concepto desde
dos ángulos: el de la teoría del conocimiento, en tanto que la referencia a
falsa conciencia no es otra cosa que enunciados insuficientemente justificados;
y el sociológico, ya que la aceptación de esa falsa conciencia (creencia
equivocada) puede estar determinada por condiciones sociales.
Así, concluye que las creencias compartidas por un grupo
social son ideológicas si y sólo si: a) no están suficientemente justificadas;
b) cumplen la función social de promover el poder político de ese grupo. En
suma, el poder basado en la mentira. Se trata de la ideología “nacionalista y
justiciera” del PRI gobierno.
Pero no toda
ideología es falsa conciencia
La ideología del PRI, el partido que
nos ha gobernado desde 1929, con el paréntesis panista de 12 años que fue más
de lo mismo, es desde sus orígenes falsa conciencia. Y esto puede constatarse,
haciendo una lectura cuidadosa de la convocatoria, el programa y los estatutos.
Villoro nos explica muy bien el caso
mexicano, específicamente el del PRI. Sin embargo no toda ideología tiene
necesariamente porqué ser falsa conciencia. Por ejemplo, otro filósofo de la
UNAM, Adolfo Sánchez Vázquez, nos propone un concepto más amplio y operativo:
Ideología es
un conjunto de ideas del mundo y de la sociedad (contenido teórico) que
responde a intereses, aspiraciones e ideales, de un grupo o de una clase
social, en un contexto social dado (génesis o raíz social) y que guía y
justifica un comportamiento práctico de los hombres, acorde con esos intereses,
aspiraciones o ideales (función práctica).
Así que insisto, una ideología no es necesariamente
mentiras manipuladoras. Y además comprende juicios de valor, recomendaciones,
exhortaciones, expresiones de deseo: incluye un código de principios, es un
mapa que nos guía.
Y es aquí donde encuentro la terrible
paradoja entre la gran propuesta
ideológica de AMLO, basada en los valores religiosos y filosóficos de su República Fraterna; y la falsa
ideología de los ex priistas que poco a poco han penetrado las filas del
partido MORENA, por lo menos aquí en Puebla.
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