Alejandro Mario Fonseca
Según la politóloga española Belén
Rosa de Gea, el lenguaje metafórico de
la política como pacto con el diablo desempeña un importante papel en la obra
de Max Weber y tiene que ver con la larga tradición alemana del Fausto,
particularmente con la versión de Goethe.
“El
sociólogo alemán se referirá a él en muchos lugares de su obra de manera más o
menos directa, tomando prestados conceptos, temas, metáforas y citas. Para
Weber, el problema de las conflictivas relaciones entre el bien y el mal se
platea con especial vehemencia en los campos de la religión y la política, en
donde Dios y el diablo se entremezclan”.
Para los que me han seguido en esta
columna, no es ninguna novedad que me apoye en Max Weber en algunas de mis
críticas. Tampoco lo es que utilice metáforas tomadas de la Biblia o de obras
literarias que hablan del bien y del mal, de Dios y del diablo.
Y es que la metáfora, como dice la
Dra. Rosa de Gea, es muy seductora, sobre todo para los que estamos educados en
el catolicismo. Así que discúlpeme usted amable lector, pero para escribir
sobre Don Manuel Bartlett el “director”, hablar del diablo resulta inevitable.
Manuel Bartlett: El diablo se viste a la moda |
La famosa
“caída del sistema”
Desde el pasado viernes (27/07/18),
cuando López Obrador propuso a Bartlett para dirigir la Comisión Federal de
Electricidad, es el tema de todas las críticas en los diferentes medios
informativos
Por ejemplo, Gael García en su
Twitter publicado por El Universal escribe:
“Repudio su nombramiento y su ser político”. En el mismo diario, el columnista
Mario Maldonado afirma que el nombramiento no es más que una clara señal de que
AMLO está dispuesto a cancelar la reforma energética de Peña Nieto.
Mientras que Gael lo repudia,
Maldonado nos explica el porqué del nombramiento. Pero si Bartlett es famoso,
se debe a que “se robó las elecciones de 1988”. Y esto último es verdad aunque
nadie lo pueda probar. Sergio Sarmiento lo aclara muy bien en su columna del Reforma (30/7/18).
El hecho quedó en la memoria
colectiva mexicana, como el “primer fraude cibernético mexicano”. Sin embargo,
no fue un fraude electrónico, si se apagaron las computadoras a la media noche
de aquel 6 de julio de 1988, pero fue para darle tiempo a que el fraude
tradicional llegara.
Y es muy probable que la decisión
haya sido de Bartlett. A lo largo de la noche el fraude de siempre tuvo lugar:
padrón electoral manipulado, voto corporativo, pueblos enteros obligados por
los caciques a votar por el PRI, compra del voto, etcétera.
Sarmiento pone el ejemplo de Puebla,
donde simplemente le agregaron un cero a los resultados de Carlos Salinas de
Gortari, con lo que multiplicaban por diez la votación. La burda falsificación
de los resultados lo demostraban las actas del FDN y del PAN, sin embargo la
mayoría absoluta de la autoridad electoral desechó las impugnaciones.
El diablo
modernizador
El “director”, como le decían los
funcionarios de la BUAP cuando fue gobernador de Puebla, cumplió 82 años el
pasado 23 de febrero. Fue Secretario de Gobernación con De la Madrid, de
Educación con Salinas y Gobernador de Puebla con Zedillo.
Ha sido un político muy controvertido,
odiado por muchos pero también admirado por muchos otros. Aquí en Puebla lo
conocimos muy bien y es que ya se trataba de un “viejo diablo” con el colmillo
retorcido: simplemente modernizó Puebla. Bueno, no toda pero sí la ciudad
capital y muchas de sus instituciones.
Con el llegaron las grandes obras
urbanas, el periférico (que yo nunca supe porque le llamaron “ecológico”), centros
comerciales modernos como Angelópolis, grandes edificios empresariales, pasos a
desnivel, colonias para millonarios (La Vista, Lomas de Angelópolis), se
profundizó el rescate del Centro Histórico, etcétera.
También la educación superior se
modernizo. Se crearon las Universidades Tecnológicas siguiendo el modelo
francés y la BUAP dejó de ser aquella de Terrazas y de Vélez Pliego
"democrática crítica y popular”, se retabularon las plazas académicas y
los salarios de funcionarios y administrativos se elevaron sustancialmente.
El diablo se viste a la moda
Los primos Doger, José y Enrique, llegaron
a ser rectores y se alinearon con Bartlett. Supieron aprovechar los enormes
recursos con los que la BUAP transformó sus instalaciones, equipó sus
laboratorios y bibliotecas y cambió radicalmente su imagen.
También se invirtió en la industria y
el comercio, hábilmente el “director”, utilizó sus excelentes relaciones con
funcionarios públicos federales y con empresarios para atraer recursos cuantiosos
y frescos. Puebla cambió, aumentaron los ricos pero también aumentaron los
pobres: el neoliberalismo sentaba sus reales en Puebla.
Pero sucedió que llegarían a la
presidencia los panistas Fox y Calderón. Entonces el “director”, Don Manuel se
“radicalizó”. Ya había sido de todo, en 2000 fue postulado por el PRI como
candidato por el principio de representación proporcional al cargo de senador
de la República, resultando electo.
Así que en 2006, se distanció del
candidato de su entonces partido, Roberto Madrazo, y llamó a los priistas
a dar un "voto útil" a favor del candidato AMLO.
En 2012, fue elegido nuevamente
Senador de la Republica plurinominal, se integró a la Junta de Coordinación
Política del Senado y coordina el grupo parlamentario del Partido del
Trabajo. Para muchos el verdadero dueño del PT es Bartlett.
Y así fue como el “director”, el
“diablo” “se vistió a la moda”. Y si vemos la “pejemanía” como una moda, pues
la de Bartlett es, si una moda pero muy retro. Tan sólo hay que echarle un
vistazo a los estatutos del PT, todavía hablan de lucha de clases y de
socialismo, para ellos todavía no ha caído el muro de Berlín.
La contrarreforma
energética
Y ahora, el 27 de julio, AMLO anunció
que al asumir la presidencia de México el próximo 1 de diciembre, lo
nombrará director general de la Comisión Federal de Electricidad: como
buen “diablo” la política energética es una de sus especialidades, sus
publicaciones así lo demuestran.
Sin duda Bartlett será el encargado
de revertir la política energética neoliberal. En suma, el famoso “pacto del
político con el diablo”, no es una resignación, mucho menos una invitación. Es
una oportunidad que AMLO está dispuesto a aprovechar, a pesar de los peligros
que ello pueda significar.
¿Lo logrará a sus 82 años? ¡Sin duda,
se trata del “diablo”!
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