lunes, 27 de agosto de 2018

Para comprender a AMLO

Alejandro Mario Fonseca
Nuestro país se perfila hacia una experiencia inédita: la “izquierda” llegará al máximo poder político el próximo 1 de diciembre. Casi todo México estará gobernado mayoritariamente por MORENA.
Los tres órdenes de gobierno, el municipal, el estatal y el federal; así como los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial (con este último tengo mis dudas) cambiaran de orientación política.
Si la Cuarta Transformación Histórica de México que propone AMLO va en serio, lo más seguro es que los cambios se vayan dando de manera gradual y cuidadosa: con prudencia y responsabilidad.
Así que los que esperan cambios radicales inmediatos, tendrán que esperar, conservar la calma y sobre todo no perder la fe. Los cambios abruptos en sociedades complejas generalmente fracasan, todos debemos ser pacientes.
Sin embargo, el hecho de que se inicie un cambio de modelo tan divergente, después de casi 30 años de neoliberalismo, por lo menos a mí me inquieta y me lleva a profundizar en las ideas básicas del “izquierdismo” que AMLO parece haber ya superado.
Él es licenciado en Ciencias Políticas por la UNAM y estudió en los años setentas. Una época en la que el marxismo dominaba la academia universitaria, la “moda” venía de Francia. Y como para muchos sigue siendo una “amenaza”, hay que desmenuzarla.

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La doctrina marxista
Quién mejor que Lenin para explicarnos qué es el marxismo. Con toda claridad en su librito titulado Carlos Marx nos explica qué es el sistema de ideas y concepciones de Marx, quien continúa y lleva a la cima de las tres principales corrientes ideológicas de la Europa del siglo XIX:
-         La filosofía clásica alemana
-         La economía política clásica inglesa
-         El socialismo francés
El materialismo filosófico está en la base de las ideas de Marx y el que más claramente lo expresa es su amigo Federico Engels, quien en su obra sobre Feuerbach nos dice que el problema fundamental de toda filosofía en el siglo XIX era el conflicto frontal entre materialismo e idealismo:
Idealismo
Ideas           à         Cosas
Espíritu             Naturaleza
Pensar        <--           Ser

Materialismo
El materialismo y la dialéctica
El materialismo de Marx va directamente contra el máximo exponente de la filosofía alemana del momento, Hegel: Para Hegel, el proceso del pensamiento, el cual, bajo el nombre de idea, él hasta transforma en sujeto independiente, es el demiurgo (hacedor, creador) de lo real. Para mí, por el contrario, lo ideal no es más que lo material trasladado a la cabeza del hombre y transformado en ella. (Cfr. El Capital I).
Según Marx el viejo materialismo pecaba de tres grandes defectos:
1.     Era predominantemente “mecanicista”, no tomaba en cuenta los últimos progresos de la química, la física y la biología.
2.     Era no histórico, no dialéctico y no aplicaba consecuentemente y exhaustivamente la idea de desarrollo.
3.     Concebía la “esencia del hombre” en forma abstracta, no como el conjunto de relaciones sociales” (concreta e históricamente determinadas) por lo que se limitaba a “explicar” el mundo en lugar de “transformarlo”.
Y para explicar el concepto de dialéctica nada mejor que Engels: La gran idea fundamental de Hegel, de que el mundo se compone de un conjunto de objetos terminados y acabados, sino que representa un conjunto de procesos, en que los objetos que parecen inmutables, al igual que sus imágenes mentales en nuestra cabeza, los conceptos están en continuo cambio, ya surgen, ya desaparecen.

La concepción materialista de la historia
Y de todo esto, que intenté poner lo más esquemáticamente posible, hay que destacar la idea de las contradicciones (conflictos, lucha de clases, etc.) como motor de la historia.
La importancia del marxismo original para la ciencia política y en general para las ciencias sociales, radica en que,  “en contra de las teorías demasiado deseosas de encontrar armonía entre las diversas actividades jurídica, política y otras, Marx puso en evidencia, más que cualquier otro teórico, el papel fundamental de las contradicciones, incluso si en virtud de su presupuesto filosófico tendía a juntarlas exclusivamente en una fuente económica”. (Cfr. Freund, Julien; Las teorías de las ciencias humanas).
Desde este punto de vista, la aportación de Marx fue capital para la toma de conciencia de los  conflictos, cuya teoría, desde entonces y en algunos casos a regañadientes, ha tenido que tomarse en cuenta en las ciencias sociales.
En suma, la dialéctica es la ciencia de  las leyes generales del movimiento tanto del mundo exterior como del pensamiento humano. Y estos conceptos llevados a la comprensión de la historia se traducen en la concepción materialista de la historia:
Relaciones de producción    VS     Fuerzas productivas
(Conciencia social)              VS     (Ciencia y técnica)
Lo que tendríamos de este esquema es una superestructura jurídica y política “obsoleta” enfrentada con los avances en maquinaria, equipo y sobre todo con el trabajo humano.

Un liberalismo acotado por la socialdemocracia
Y así nos lleva Marx al concepto de modos de producción: el asiático en el que se enfrentan hombres vs esclavos; en el antiguo, patricios vs esclavos; en el feudal, señores vs siervos; y en el burgués, capitalistas vs obreros.
Así la lucha de clases sería el motor de la historia: opresores vs oprimidos. El desenlace sería la revolución del proletariado que llevaría al socialismo científico.
Como todos sabemos, la utopía, el ensayo socialista impulsado por Lenin, Mao, Tito, Fidel Castro, etc. fracasó. Y lo que hoy tenemos es, en el mejor de los casos, un liberalismo acotado por la socialdemocracia.
El “izquierdismo” de AMLO parece inscribirse en ésta última corriente política y de una amenaza mal entendida se ha convertido en esperanza.
El problema es que con el famoso neoliberalismo, se está dando un reflujo mundial tanto de izquierda como de derecha (v. gr. Maduro y Trump). Y esto último sí que es una enorme amenaza. Ya veremos qué pasa.

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