miércoles, 8 de mayo de 2019

Malitzin: la estratega, la consejera, la guerrera

Alejandro Mario Fonseca
Hace 500 años Hernán Cortés con un grupo de mercenarios castellanos conquistó México y en 1521 nacería el Reino de Nueva España.

Así que México sería pate de un gran Imperio, el de Carlos I de España y V de Alemania. En occidente le preceden, entre otros, los Imperios de Alejandro Magno (Macedonio),  y el Romano. Y le siguen destacadamente el Napoleónico y el Británico. Por no hablar de los grandes Imperios orientales.

El Imperio Macedonio fue un Estado griego de la antigüedad clásica. Y tiene su antecedente en las guerras entre las principales ciudades Estado griegas en el siglo V a. C.

La Guerra del Peloponeso es probablemente el mejor modelo (tipo ideal en los términos de Max Weber) que nos permite comprender los orígenes y la consolidación de todo Imperio.

Lienzo de Tlaxcala

La Guerra del Peloponeso
Tucídides (historiador y militar ateniense que vivió de 460 a 396 a. C.) comienza su relato sobre La Guerra del Peloponeso (431 a 404 a. C.) haciendo un breve recorrido por los orígenes del pueblo griego, mencionando incluso la guerra de Troya  y con especial detenimiento en la historia reciente de Atenas.

Para Tucídides la auténtica razón, el auténtico motivo para que se desencadenara la guerra, fue tan sencillo como este:
La causa más verdadera, aunque a la que menos se manifiesta en las declaraciones, pienso que la constituye el hecho de que los atenienses al hacerse poderosos e inspirar miedo a los lacedemonios les obligaron a luchar.

 «Este día será para los griegos el principio de grandes desgracias», es la frase que pronunció el último emisario que los espartanos enviaron a los atenienses al verse rechazado sin siquiera ser escuchado; tras esta frase dio comienzo la guerra.

El relato, la crónica de Tucídides está llena de discursos, entre los cuales destaca la arenga de Pericles  a los caídos tras el primer año de guerra. Obra maestra de la oratoria, que condensa en breves palabras el espíritu del pueblo ateniense:

Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia.


¿Cómo decide un pueblo ir a la guerra?
Los párrafos que acabo de reproducir, tomados de hislibris.com, resaltan las causas básicas de una guerra “clásica”. Por un lado la supuesta superioridad del pueblo que amedrenta a sus vecinos y los obliga a luchar; y por otro su justificación “ética” al ostentarse como un régimen, en este caso, basado en leyes, democrático y modelo a seguir.

Y sí, el pueblo ateniense era una democracia y originalmente contaba con supremacía naval. Pero al final la oligarquía espartana se impuso al contar con mejores guerreros; y sobretodo con mejores estrategas y diplomáticos: con la ayuda de Persia y de los sátrapas de Asia menor los atenienses fueron aplastados por Esparta.

Lo que me interesa destacar, no es el desenlace sino el origen de las guerras. En el caso de la Guerra del Peloponeso está claro que independientemente de la fuerza dramática de los oradores en las asambleas, la decisión última la tomaba el “pueblo”, es decir la asamblea de los hombres libres.

 Pero a pesar de la democracia de los griegos, la verdad  es que en el caso de una guerra, la decisión la toman unos cuantos individuos, pero las consecuencias son desmesuradas ya que no sólo afectan a los políticos, sino también a sus pueblos.

Y la razón por la que existe una relación paradójica entre la acción individual y las consecuencias desmesuradas, es que  el mundo político de hoy y de siempre es un mundo jerarquizado: los jefes de Estado dan órdenes a sus jefes de ejército y estos a su vez dan órdenes a sus subordinados.


La Conquista de México
Dicho esto, regreso al tema del Imperio de Carlos I de España y V de Alemania, que incluyó a nuestro país como la “Joya de la Corona”. Pero la conquista de México es un caso de enorme complejidad que los historiadores ven como el más dramático y violento de la historia de la humanidad.

¿Por qué? Porque se trató del choque de dos sociedades complejas  e ignorantes de la existencia una de la otra. En unos cuantos años los pueblos indígenas de Mesoamérica fueron dominados y obligados a aceptar una nueva religión y una nueva realidad política y económica.
Sin embargo, a pesar de las grandes diferencias con las guerras de dominación de los grandes Imperios que mencioné al principio, el caso de la Conquista de México, no escapa al modelo clásico descrito por Tucídides en la Guerra del Peloponeso.

En poco menos de tres años, un puñado de españoles comandados por Hernán Cortés después de cruentas batallas y de crueles matanzas, lograron someter a los aztecas, el pueblo dominante en la Mesoamérica de entonces.

La Matanza de Cholula es el acontecimiento más cruel de todos y probablemente sea, a pesar de las múltiples versiones históricas, o por ello mismo, la que más luces arroja sobre el modus operandi de la Conquista toda.


Malitzin: la clave
 Sobre la Matanza de Cholula existen por lo menos once descripciones en crónicas coloniales y tres referencias pictográficas de tlaculilos indígenas. Se trata de “creaciones históricas” que obedecen más que a la objetividad, a la condición política y cultural de los cronistas.

Mi interés en este comentario no es el de contrastar las diversas crónicas e interpretaciones, sino destacar que son el origen de los diversos mitos y resentimientos que los mexicanos aún padecemos sin darnos cuenta.

Por ejemplo, el término malinchismo es peyorativo y hace referencia a los mexicanos que venden su cuerpo y alma a ideales extranjeros. También el personaje central de la Conquista, Hernán Cortés, sigue siendo considerado por muchos como el villano desalmado capaz de las peores atrocidades. No como un personaje histórico.
 Sin embargo, Malitzin vino a jugar el papel central como diplomática, consejera, estratega y aún guerrera de la Conquista de México. Una Conquista que además contó con la alianza de los pueblos sometidos por los aztecas. Un esquema muy parecido al de la Guerra del Peloponeso.

Me atrevo a compartir esta interpretación basándome en el ensayo de Geoffrey G. McCafferty, La matanza de Cholula: crónicas de facciones y de arqueología sobre la conquista española, publicado en La Matanza de Cholula. Primer libro de divulgación editado por el Gobierno Municipal de San Andrés Cholula, hace unos días. Ya abundaré sobre él con mayores detalles en mi próximo artículo.

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